miércoles, 21 de octubre de 2009

La energía de la solidaridad

Por Oscar García
Para LA NACION de Buenos Aires, Argentina
Suplemento Comunidad. Sábado 17 de octubre de 2009

El voluntariado como fenómeno es universal y decididamente contracultural: fructífico cuando se hace de a muchos, y debe luchar día a día por ganarse un lugar en un mundo que a la vez lo declama como práctica valiosa y útil, pero lo ignora como organizador o valor prevaleciente cuando sólo mira eficientismos, productividades y ganancias. A contracorriente de los agoreros que vocean que todo está perdido, el voluntariado se las ingenia para colocar siempre (a veces esforzadamente) un no al principio de la frase.

El voluntario, como sujeto, es una persona a la vez idealista y práctica: huye de los vanos discursos para ocuparse de las más difíciles y concretas realidades. Lo hace desde la proximidad, el crecimiento mutuo y la escala humana.

Eso, la escala de uno a uno es la fórmula del voluntariado para estar cerca de los problemas; conocerles el rostro, regalarles sonrisas y muecas a los más necesitados, y ayudarlos en el hoy sin cálculo político.

Aunque no sean cientos ni miles, muchos voluntarios juntos como los que hubo en Buenos Aires en estos días hablando de sus sueños, visitando proyectos comunitarios, capacitándose y especialmente creando la Red a Favor del Intercambio -iniciativa internacional para promover el intercambio solidario y de voluntarios entre países latinoamericanos- generan una energía vibrante, capaz de sacudir una ciudad.

Portadores de pesimismos imperecederos y cultores de egoísmos antisísmicos, ¡a cuidarse!: el temblor solidario les puede mover las estructuras.

El autor es profesor de Voluntariado de la Universidad Nacional de San Martín

No hay comentarios: