sábado, 12 de diciembre de 2009

Taxodium. Primer barrio ecológico de la Provincia de Buenos Aires

El concepto de sustentabilidad en edificios implica balancear los costos constructivos y operativos, el cuidado del medio ambiente y el confort de sus ocupantes. La idea es también rescatar aquel concepto de Mies Van der Rohe de ‘menos es más’ y de hacer más con menos.

En este sentido, el estudio Vacarezza Tenesini Angelone, en conjunto con los arquitectos GGYA Veronica Gerszkowicz y Soledad Salas, presentamos en octubre el primer barrio ecológico de la Provincia de Buenos Aires.


Taxodium estará formado por 250 viviendas de alta gama, ubicado en la zona de Pilar, en medio de un bosque maravilloso. Tendrá 227 viviendas en planta baja con jardín propio, 434 en primera planta tipo duplex y otras 45 viviendas de 60m2 tipo duplex.

La nueva urbanización ha sido diseñada siguiendo diversas premisas de arquitectura sostenible.


Las viviendas incorporarán las últimas tecnologías en eficiencia energética. Por ejemplo, tendrán calefacción y aire acondicionado centralizados con sistemas de VRV en los equipos de aire: éstos permiten un volumen de refrigeración variable según la necesidad, evitando el derroche y optimizando el uso. Los sistemas de calefacción estarán distribuidos en forma inteligente a cada unidad con un manejo racional, lo cual evitará una instalación costosa y el gasto de miles de metros de caños, además de bajar en un 30% los costos de instalación y el costo final para el consumidor.

Los servicios comunes del complejo estarán manejados por un sistema domótico, a fin de optimizar al máximo los consumos y brindar un nivel de confort con mínimo gasto de energía. El sistema de riego, la iluminación de parques y áreas comunes serán volcados al sistema, y, a su vez, la central meteorológica del mismo permitirá la utilización de parámetros externos para adecuar las instalaciones del complejo (es decir, el nivel de iluminación natural, la temperatura, el viento y la lluvia exteriores serán tomados en cuenta para ajustar el uso de agua, energía, etc.).

Además, la iluminación se realizará mediante lámparas de LEDs de última generacion.

Por el lado del manejo hídrico, el agua para el riego del parque provendrá de un lago artificial que recibirá los aportes de lluvia y del desagote de la piletas de las unidades, disminuyendo notablemente el consumo.

También se prevé la recolección de residuos en forma discriminada (orgánicos, vidrio y papel) en recipientes especiales, a fin de simplficar su disposición final y reciclado.

Finalmente, en relación al transporte, no se circulará con automóvil por el predio, sino solo en el subsuelo. De esta forma la planta cero estará libre de gases y el complejo incluirá un estacionamiento subterráneo de 593 plazas diseñado con el fin de no invadir supercies verdes aprovechando al máximo su superficie.

Más allá de sus propiedades verdes, por supuesto este barrio no es tanto una alternativa para aquellos que trabajan en la Ciudad de Buenos Aires, ya que las emisiones diarias del transporte hasta la capital anularían todo beneficio ecológico del complejo.

Sin embargo, Taxodium se presenta como una interesante alternativa para aquellas personas que trabajan en la localidad de Pilar y que buscan modelos diferentes al tradicional barrio cerrado de grandes casas aisladas que es la norma en esta zona y que es tan poco sustentable como algunos suburbios de Estados Unidos.

Para más información sobre el complejo ver el sitio web oficial.

Links:
Taxodium.com.ar
tuverde.com.ar

lunes, 30 de noviembre de 2009

Por $ 50 diarios, el cartonero sostiene un gran negocio

En la ciudad de Buenos Aires trabajan 4900 recolectores que levantan 600 toneladas de papel, que luego son reindustrializadas

Suplemento de Economía del diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina. Domingo 29 de noviembre de

Diego Cabot y
Alejandro Rebossio
LA NACION


Falta una hora para la medianoche del miércoles y Ortiz, como lo conocen sus compañeros de rutina, pecha su carro lleno de papeles y cartones por la avenida Córdoba. "Acá tendré más o menos 40 pesos", se ilusiona. Explica que la calle le dio unos 120 kilos de una mezcla de papel y cartones. Y que lo puede llegar a vender a $ 0,35 por cada kilo. Según las cifras más ajustadas, entre todos sus colegas recolectan 600 toneladas de papel por día (unos $ 5,6 millones por mes).

Faltan 15 minutos para las siete de la mañana del jueves. En Palermo, a pocos metros del Río de la Plata, baja de una camioneta blanca Cristina Lescano. Es la mandamás de la Cooperativa El Ceibo, una empresa social, como ella la describe, que vende al por mayor distintos productos reciclables. "Conseguimos muy buenos precios porque vendemos mercadería de primera y en grandes volúmenes. Por cada kilo de cartón nos pagan 57 centavos (por kilo), por el blanco (el papel en resma que se utiliza en las oficinas) conseguimos 1,20 pesos y por los envases pet, un 1,10 por kilo. Pero es porque acopiamos, clasificamos y vendemos. Si andás solo en la calle, te dan menos de un tercio", cuenta mientras da órdenes, reta a los recuperadores impuntuales, zamarrea a gritos a los remolones y se toma un té.

Falta una hora para que llegue el mediodía del jueves en la Capital Federal. En Nueva York y en Londres, los mercados están calmos. El precio del petróleo -materia prima del plástico- baja un 1,17% en el mercado estadounidense y un 0,77% en Londres. Los metales están estables y el papel aumenta bastante.

Los cartoneros porteños no están pendientes de lo que sucede en las grandes plazas globales. Y muchos menos los operadores financieros de lo poco que ganan los recolectores de Buenos Aires. Pero cada decisión o anuncio que hagan allá repercutirá directamente en el bolsillo de estos miles de argentinos que realizan un trabajo de subsistencia.

Lescano explica que no mira todo el tiempo los precios internacionales, pero le cuentan cómo andan las cotizaciones de las commodities . De memoria recita los precios que transa. Siempre por kilo, el vidrio vale $ 0,24; el aluminio, 3,50 y el film de nylon, 1,10. "Cobre y plomo no trabajamos. Llega muy poco acá."

Pablo Schamber es investigador de la Universidad de Lanús y autor del libro De los desechos a las mercancías. Etnografía de los cartoneros de Buenos Aires . "Respecto de la relación con precios internacionales, diría que es tan directa como con cualquier otra commoditie . A principio del año pasado, se derrumbaron los plásticos en el mundo. Acá también", relata.

Ortiz descansa a la espera del camión que todas las noches los lleva y los trae del conurbano bonaerense. Confiesa que no puede creer las cosas que tiran en la Capital y se sorprende de los vaivenes del precio de lo que con esfuerzo junta. "Un día me dan una cosa, y otro día, otra. No hay un precio fijo para la mercadería. No se por qué, pero cambia todos los días", dice, cigarrillo en mano. Ni siquiera por haber visto de reojo el titular de alguno de los miles de diarios ya leídos que todos los días pasan por sus manos sabe de la crisis que afectó al mundo desde mediados de 2008. "Ni idea -confiesa-. Lo que le digo es que el año pasado no se podía vivir con lo que ganábamos."

Suben y bajan
En El Ceibo, que emplea a 63 personas, tampoco la pasaron bien. "Los precios cambian mucho. Le digo más -se anima Lescano-, el segundo semestre del año pasado cayeron a la mitad. Tuvimos que pedir prestado para pagar los sueldos. Además, no sólo nos pagaban poco sino que nadie nos compraba."

Schamber cuenta que lo que se gana depende de varios aspectos: tipo de ciudad, si se usa caballo, carro o bicicleta, la dedicación exclusiva o parcial y la colaboración o no familiares. También hay que tener en cuenta que no todos los materiales que se recolectan se venden inmediatamente. Algunos, como el cobre, aluminio o bronce, se suelen acumular y guardar como ahorro, para vender en casos de necesidad o fiestas.

En 2001 había 20.000 cartoneros. En 2002, la devaluación -que triplicó el precio de las materias primas en pesos- y la crisis hicieron que la cifra se duplicara. En 2003 se registraban 14.500 y en 2005, 8700. Actualmente hay 4900 cartoneros. Los vaivenes tienen que ver con dos factores: la falta de trabajo y el precio de las commodities . "En 2002 laburábamos por hambre. Había una miseria enorme y esto alcanzaba para comer", recuerda Lescano. Las cifras de desempleo, que bajaron hasta fines de 2008, parecen darle la razón a quienes sostienen que la actividad sólo tiene que ver con la falta de otro trabajo.

Juan Grabois es miembro del Movimiento de Trabajadores Excluidos, una de las agrupaciones que firmó un acuerdo con el gobierno porteño para recolectar puerta a puerta. Cuenta con 2000 cartoneros. "Hay dos funciones principales de estos trabajadores. La primera es servicio público porque ayudan a la reducción del enterramiento de basura. La segunda, la de proveedores de materia prima para la industria", explica. Para la primera de las funciones, desde 2008, el gobierno porteño empezó a pagar una suerte de subsidio de $ 370 por mes a cada uno, más la obra social -que corre por cuenta del gobierno nacional- y los traslados. Dice Grabois que cada cartonero que anda en la calle puede hacerse de entre $ 40 y 50 por día. "El precio varía todo el tiempo. Depende de otras variables", dice. Razón no le falta.

Precio por kilo
Aluminio
$ 3,50
Envases PET
$ 1,10
Cartón
$ 0,57
Papel Blanco
$ 1,20

El poder de la autocuración

Lo que pensamos y sentimos impacta sobre las células. Desde hace 15 años, la psicóloga Eloísa Abello coordina un grupo gratuito con pacientes oncológicos. Y asegura que atravesar la dolencia acompañados es parte crucial del proceso de recuperación

Revista del diario La Nación de Buenos Aires, Argentina. Domingo 22 de noviembre de 2009

Norman Cousins era un norteamericano atípico para el promedio. Sus cartas de presentación decían: "Periodista, graduado en Columbia, crítico literario, editor de The Saturday Review". También: "Militante contra las tropas en Vietnam en particular y la carrera armamentista en general". En sus artículos no se cansó de señalar la paz como la principal herramienta en la lucha contra la enfermedad. Ya era una celebridad cuando le diagnosticaron una espondilitis anquilosante. Cousins rechazó internarse en un hospital. Auxiliado por un médico amigo, investigó. Inventó su tratamiento: hotel con pileta en medio del campo. En una casona de tejado azul se dedicó a proyectar películas de los hermanos Marx, a rodearse de sus seres queridos, a cambiar su dieta. La crónica de su recuperación fue más que un best seller. El libro Anatomía de la enfermedad (1979) decía cosas como: "Diez minutos de risa tuvieron efecto anestésico, dos horas de sueño sin dolor". O: "La energía vital quizá sea la fuerza menos comprendida del planeta".

En esos tiempos en que el señor Cousins usaba su cuerpo como laboratorio, Eloísa Abello supo que a una tía muy querida le habían diagnosticado cáncer de mama. Fue testigo de la fe con que ella abordó el diagnóstico -su tía era muy creyente-. De cómo, a partir de la noticia, esa mujer encaró nuevos gestos: empezó a pintar, a desenterrar del fondo de sí misma una veta creativa. La tía también comenzó a evitar conversaciones y temas que la entristecieran, a disfrutar al máximo de su entorno amoroso. "A pesar de que los médicos le daban muy mal pronóstico, mi tía vivió casi dieciocho años más. Vivió muy bien. Creo que esa situación familiar me impactó tanto que terminé dedicándome a esto", cuenta Eloísa Abello, psicóloga, una mañana en el consultorio. Por la ventana se ven las cúpulas del Congreso de la Nación. Norman Cousins creía que la enfermedad y el estado de bienestar se relacionaban con la política; también, con la manera en que las emociones inciden en la salud. ¿Hasta qué punto el cerebro puede influir sobre la curación?, se preguntaba Cousins, y se sigue preguntando ella frente a cada caso. Lleva la mitad de su vida profesional trabajando con pacientes oncológicos. "Ninguno de nosotros estará aquí hasta la eternidad. Pero quienes viven con alguna enfermedad tienen, en cierta manera, un recordatorio más potente."

El recordatorio del señor Cousins se reactivó en 1980. Un ataque al corazón lo llevó al hospital. Apenas logró sentarse en la camilla, miró a los médicos y advirtió: "Están frente a una de las maquinarias más complejas y asombrosas que hayan entrado a este hospital". Otra vez, encaró una investigación con ayuda de su médico amigo. Otra vez escribió un libro. Jubilado, se incorporó a la Escuela de Medicina de la Universidad de California, donde enseñó y estudió la relación entre emociones y salud. Cousins afirmaba que la creencia era parte integral de la curación. Escribió: "Los estudios están volviendo obsoleta la noción científica de que el sistema nervioso central y los sistemas que controlan las funciones endocrina e inmunológica están separados. Las fuerzas positivas -amor, fe, voluntad de vivir, propósito, festividad- son poderosos antagonistas de la depresión. Ayudan a crear un ambiente que hace del cuidado médico algo más efectivo. Es una tontería debatir la utilidad de las fuerzas curativas del cuerpo comparadas con la ciencia médica. Con enfermedad, el objetivo es movilizar toda la ayuda que se pueda obtener. El sistema de sanación del cuerpo en conjunto con el tratamiento médico adecuado y una dieta, es el camino para maximizar las posibilidades de éxito". Falleció en 1990, a los 75 años. Un área de la Universidad de California lleva su nombre: Centro Cousins para la Psiconeuroinmunología. Su objetivo es entender las interacciones entre el cerebro y el cuerpo, junto con la importancia del bienestar psicológico para la salud y la recuperación de la enfermedad.

Eloísa cree en eso:

-Cousins decía que así como el dolor y la tristeza pueden enfermar, la alegría y la voluntad de vivir pueden ser parte del tratamiento. Está científicamente comprobado que hay una química de lo que pensamos y sentimos, y que influye sobre las células. Si experimentamos bienestar, el sistema inmunológico mejora y nos podemos manejar mejor con la situación de enfermedad. "Todos tenemos un poder de autocuración", decía Cousins. Ahora sabemos que existen técnicas para que el sistema curativo se ponga en funcionamiento.

-¿Cómo se relacionan con la medicina tradicional?

-Como un complemento. A los pacientes les digo: "Si tenés que hacer quimioterapia, hacela". Mientras, tratá de investigar qué otras cosas te hacen sentir bien. He visto gente a la que los médicos le daban dos meses de vida y sigue viviendo. Conozco el caso de una mujer increíble. Tuvo linfoma de Hodgkin y cáncer de mama. Me dijo: "Acordate; yo de esto no me muero". Tenía unas tremendas ganas de vivir; cambió su mente. Era empresaria. Internada, recibía quimioterapia y manejaba su empresa con celular y computadora. Los clientes creían que estaba en un viaje de placer. Hay afirmaciones con tal convencimiento que funcionan como una orden.

A veces, la "orden" puede ir en otra dirección. Una vez, Abello le preguntó a un hombre al que le habían diagnosticado un cáncer con muchas posibilidades de recuperación:

-¿Usted quiere vivir?

-No, yo no quiero vivir. Quiero que se termine lo antes posible. Mi hija tiene 15 años, ya no me necesita.

El hombre falleció mucho más rápido de lo que podía sospecharse por su enfermedad.

-Después de años acompañando a personas con cáncer, ¿hay algo que le llama la atención?

-En muchos de los casos se da que uno o dos años antes de un diagnóstico de cáncer esa persona ha atravesado una situación emocional severa que la dañó mucho. Una paciente decía: "Mi cáncer tiene nombre y apellido: el Corralito". Me impacta cómo la gente que asiste a grupos o atraviesa el tratamiento acompañada por amigos o familiares, tiene una mejor recuperación que la que está sola. Participar de un grupo de apoyo genera una energía sanadora, que también tiene que ver con los vínculos que se establecen entre las personas. Un diagnóstico de cáncer cambia la vida. Los controles generan un estado de vulnerabilidad. Llega gente aterrada por la quimio, con muchos fantasmas. Encontrarse con otros que ya lo pasaron puede aliviar.

Desde hace quince años Abello es la coordinadora del Grupo Esperanza, dirigido a quienes viven con cáncer. La actividad es gratuita, y una gran mayoría de las participantes son mujeres con cáncer de mama. Todos los jueves al mediodía, al menos unas quince personas están sentadas en el primer piso del Instituto Cerim.

Este jueves son una docena de mujeres de diferentes edades, reunidas en un salón. Una de ellas cuenta:

-Esta semana me crucé con una conocida de 42 años con cáncer y decía que para ella era un castigo.

Rápida, Eloísa corrige:

-No es un castigo. No es algo que ocurra porque alguien se portó mal.

-Para mí no es un castigo -dice una señora-. Pero me lo quiero sacar de encima lo más rápido posible. Estoy ansiosa. Preocupada por un lunar que apareció en mi cuerpo. La semana pasada fue fatal. Consulté de médico en médico. Me tengo que apurar, hacer todo lo que puedo ahora que estoy acá; en unos días me voy al Sur a visitar a mi nieto.

-Uno siempre puede hacer algo por uno, no importa donde uno esté -la tranquiliza Eloísa-. Hay que aprender a contenerse. Las palabras pueden dar órdenes a nuestras células. La vas a pasar bien con tus nietos. No hay nada más sanador.

Dice una de las mujeres más jóvenes, con una bandana sobre su melena rubia:

-Hoy prefiero escuchar, estoy bajoneada.

Cada una va contando cómo se siente. Se arma un debate sobre la angustia que produce la muerte, si el intelecto es o no capaz de controlar esa angustia.

-La angustia de muerte -interviene Eloísa- la tenemos todos, quizás ustedes más presente. Estamos mal educados con el tema de la muerte. Si uno busca en lo espiritual, ya no es tan importante el cuerpo.

Ana María Capristo es cosmetóloga, maquilladora, humor y energía. "Cuando tenía 45 años tuve cáncer, me sacaron la teta y estoy viva. No me angustié demasiado. Me replanteé mis valores religiosos. Estudié. Me hice una teta y al tiempo la usaba de alfiletero." Habla con tanto entusiasmo que se sacuden sus aros, su collar y su peinado impecable. Capristo viene el tercer jueves de cada mes al grupo. "Oriento a las personas para verse bien y sentirse mejor." En otros tiempos llegó a estos encuentros hecha un ovillo: "Andreíta, mi hija, también tuvo cáncer. Eso me movilizó mucho. Me preguntaba «por qué a mí». Empecé a preguntarme «por qué no a mí». Fue duro el tema de la quimio, pero también fue una comunión total con mi hija; hoy está bien."

Entra un señor, se sienta y permanecerá así, en silencio. Detrás de él, una mujer muy joven. Las otras la abrazan, sonríen, preguntan. "Estoy muy bien; ya hace dos semanas que me operé. Les quiero agradecer. Me sirvió tanto la charla que tuvimos sobre la mastectomía. Sobre todo cuando una de ustedes dijo que a los 15 días de la operación estaba en bikini en las playas de Gesell."

-¿Cómo se llama tu prótesis?

-Fiona.

Todas ríen. Las que vienen hace poco y las de hace años. El encuentro termina con una meditación. "En la carrera de Psicología de la Universidad Maimónides se estudian los aportes de las técnicas de visualización. Es muy interesante ver cómo en estado de relajación profunda, el cuerpo reproduce la sensación de agrado", dice Abello al fin del encuentro.

-Habló de la importancia de un camino espiritual.

-Es muy importante el cambio de creencias. El inicio de un camino espiritual no necesariamente quiere decir religioso, sino darse cuenta: no somos sólo materia. Desarrollar actividades vinculadas con el espíritu: música, por ejemplo. Replicar la experiencia del grupo en otra ciudad también puede ser un ejercicio espiritual. Tengo dos pacientes que armaron grupos: una en Tartagal y otra en la provincia de Buenos Aires.

-¿Qué hacer para prevenir la enfermedad?

-El yoga o la meditación pueden ayudar, pero, básicamente, hacer cosas que nos gustan. El terapeuta Lawrence LeShan, que trabaja desde hace 40 años con pacientes con cáncer, acuñó una frase: "Te enfermás cuando dejás de cantar tu canción". Hay sistemas de creencias que enferman. Y hay pasiones que salvan.

Por María Eugenia Ludueña
revista@lanacion.com.ar


Más datos: Grupo Esperanza Funciona en el Centro de Estudios, RadiologIa e Investigaciones Mamarias (Cerim), AzcuEnaga 970, Ciudad de Buenos Aires, los Jueves, de 12 a 14

¿Qué es la psiconeuroinmulogía?
La psiconeuroinmunología (PNI) es una disciplina científica que investiga la relación entre el cerebro, el sistema inmunológico y sus consecuencias clínicas. El término que la designa surgió del psicólogo Robert Ader a fines de los años 70. Este campo interdisciplnario busca entender los mecanismos biológicos y psicosociales que operan sobre el sistema inmunológico a fin de preservar la salud y mejorar los tratamientos de las enfermedades. Funciona como un puente entre la psiquiatría, la psicología, la neurología, la endocrinología, la inmunología, las neurociencias y la medicina interna. Integra también disciplinas orientales, meditación y ejercicios para recuperar la armonía entre el cuerpo y el espíritu.

La tercera revolución de la medicina
En El laboratorio del alma: historias para sanar que merecen ser contadas (Ediciones B), Stella Maris Maruso cuenta historias de personas que viven con enfermedades severas, desde el punto de vista de la psiconeuroinmunoendocrinología. Tanatóloga y discípula de la Dra. Elizabeth Kübler Ross, invitada a la escuela de Salud de Harvard, en 30 años de tarea ha acompañado a más de 20.000 pacientes con cáncer. Maruso considera que las emociones influyen sobre la inmunidad y considera que la psiconeuroinmunoendocrinología es la tercera revolución de la medicina. "La mente y el cuerpo están intrínsecamente ligados. Su interacción ejerce profunda influencia sobre la salud y la enfermedad, la vida y la muerte. Actitudes, hábitos y estados emocionales, desde el amor hasta la compasión, y desde el miedo hasta el resentimiento y la rabia, pueden desencadenar reacciones que afectan la química interna optimizando o debilitando nuestro estado funcional. Todos disponemos de un potencial bioquímico para crear salud. Está en nuestras manos poner en funcionamiento esta capacidad autocurativa", asegura Maruso, al mismo tiempo que descarta cualquier receta mágica. "La sanación es un proceso que va más allá de la curación del cuerpo físico. Es un proceso emocional, mental y espiritual sorprendentemente poderoso que nos acerca a quienes realmente somos y a nuestro propósito en este mundo. Sanar es regresar a nuestro estado de integridad."

La Villa 19 se convierte en un barrio

Obras en un asentamiento de Lugano

La apertura de calles y la infraestructura social brindan oportunidades a sus habitantes, que ya pueden escriturar

Lunes 30 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa del diario La Nación de Buenos Aires, Argentina
Paula Markous
LA NACION


En la villa 19, conocida como barrio INTA, en Lugano, varias mejoras prometidas por el gobierno de la ciudad comenzaron a concretarse: las calles están pavimentadas y tienen nombre, hay un nuevo centro de salud, un comedor comunitario, una guardería materno infantil y un centro cultural. Y, fundamentalmente, sus vecinos ya pueden escriturar sus viviendas.

En una recorrida, LA NACION pudo comprobar que los vecinos del asentamiento están conformes con las obras, aunque aún reclaman mejores servicios de agua potable y de alumbrado.

El gobierno porteño, mediante la Corporación del Sur -empresa estatal que se ocupa del desarrollo de infraestructura en esa zona de la ciudad y, entre otras cosas, tiene a cargo la urbanización de las villas-, invirtió 4,3 millones de pesos en las tareas de urbanización. "El barrio INTA pasó de ser un una villa a un barrio formal de la ciudad y es un modelo que estamos replicando en otros asentamientos", explicó Humberto Schiavoni, presidente de la Corporación.

Las obras forman parte del programa Prosur Hábitat, cuyo objetivo es urbanizar integralmente las villas de la zona sur de la ciudad, donde viven alrededor de 180.000 personas. Según adelantó Schiavoni, "se tardará entre ocho y diez años para cumplir esa meta". La iniciativa pretende que las familias sean dueñas de las tierras, asegurar el acceso a los servicios básicos (cloacas, agua, red eléctrica y desagües) e integrar las villas a la ciudad mediante la apertura de calles.

La semana pasada, el jefe de gobierno, Mauricio Macri, anunció el comienzo del proceso de normalización dominial para que, precisamente, los pobladores de la villa 19 puedan escriturar sus viviendas. Lo hizo al dejar inaugurado formalmente el centro de primera infancia (CPI) Ositos Cariñosos, que brindará asistencia alimentaria y sanitaria a alrededor de 120 niños.

El barrio INTA es considerado una villa mediana. Viven 3800 habitantes, en alrededor de 915 hogares. Está delimitado por la avenida General Paz, las calles Dellepiane Norte y Antonio Bermejo; las vías del ferrocarril Belgrano y la fábrica INTA.

Schiavoni anticipó que en el primer trimestre de 2010 se entregarán los títulos de propiedad de las dos primeras manzanas del barrio.

Cuando se ingresa en la villa 19 por la calle Los Alamos, lo primero que se ve es el centro de salud que contrasta con algunas casillas situadas a su lado. El centro cuenta con consultorios generales, pediátricos, ginecológicos y odontológicos, sala de vacunación y enfermería.

Una queja de los vecinos, sin embargo, se repite: los médicos no son suficientes y muchos deben acudir a los hospitales centrales de otros barrios. "Me gusta la salita nueva, pero es difícil conseguir que a uno lo atiendan. Hay una sola médica clínica que no da abasto y falta una guardia permanente", señaló Hilda Paredes, habitante del barrio.

Elogios
La apertura de calles y de pasajes fue una de las obras más elogiadas por los vecinos, ya que facilita la búsqueda de empleo, la inscripción de los niños a la educación formal y la recepción de correo.

Susana Gómez, una vecina, sostuvo: "El barrio cambió mucho. Las calles se pavimentaron y podaron los árboles, que eran peligrosos porque algunos se estaban metiendo en las casas". Berta Santillán, otra vecina, opinó: "Estoy contenta porque las entradas se mejoraron, y esto ya no es un barrial. Pero todavía no se animan a entrar los remises ni las ambulancias".

A pesar de que las obras incluyeron la instalación del tendido eléctrico primario, los habitantes del asentamiento se quejan de que la luz se corta permanentemente. "Hay veces que no tenemos luz por dos días enteros. Es primordial que se resuelva esta situación", dijo Roberto Ponce, dueño de un almacén.

Schiavoni recalcó que esa responsabilidad no le corresponde a la Corporación del Sur. "Hemos comprado el transformador y reformamos la línea. La provisión de luz la hace Edesur", dijo.

En las villas más populosas, como la 1-11-14, en el Bajo Flores, todavía no ha habido grandes mejoras. El gobierno porteño se encuentra en la etapa de licitación del asfaltado de las calles. En cambio, se observan avances en la construcción de viviendas en las villas 3, 19 y en las conocidas, como Calaza, Calesita y Los Piletones. También en la villa 17, donde se han hecho 144 departamentos.

La voluntad, estímulo para la inclusión

Historias Solidarias / En Barracas, Ciudad de Buenos Aires

El Parador Arte y Vida busca la reinserción social de adolescentes y jóvenes vulnerables por medio del arte y la educación
Lunes 30 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa del diario La Nación de Buenos Aires, Argentina

Cynthia Palacios
LA NACION


Desde la entrada, la música se oye lejana. Y a medida que se avanza por el pasillo las guitarras eléctricas se escuchan con toda su potencia. No hace falta pensar mucho para descubrir que el taller de rock está en marcha.

Es uno de los espacios que lleva adelante la Fundación "Por el Arte hacia la Vida" que, a través de actividades relacionadas con el arte , el deporte y la educación, apunta a la prevención, asistencia y reinserción social de adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Hoy participan 250 jóvenes en sus talleres de música, cine, teatro, plástica, diseño gráfico, computación y reciclado de computadoras, además de historieta y cine, así como actividades formativas como clases de computación, reparación de PC, diseño gráfico, cocina, talabartería y tapiz.

Todo ocurre en el "Parador Arte y vida", un predio de 2000 metros cuadrados que les cedió el Onabe, en Barracas. Debajo de las vías del ferrocarril, cuenta con ocho enormes arcos, dos de los cuales fueron acondicionados mediante la construcción de salones de usos múltiples, la cocina y los baños.

Los chicos llegan de los lugares con más carencias de la ciudad. Muchos de la villa 21-24, de Barracas; de la 1-11-14 del Bajo Flores, de Lugano.

La historia de "Por el Arte hacia la Vida" comenzó en 1994, cuando Malagoli y otros profesionales trabajaban en un centro de día para adictos, en San Telmo. "Nos desalojaron porque no teníamos apoyo del gobierno nacional ni del de la ciudad y buscamos la responsabilidad del Estado para no volver a sufrir esos avatares", recuerda la presidenta, María Celestina Malagoli.

Con el cambio de lugar llegó el cambio de concepción. "Empezamos a trabajar en prevención inespecífica, atacamos al problema indirectamente, desde el deseo de los chicos. Ellos vienen a los talleres y nadie les pregunta si son de la villa o si se drogan ?cuenta Malagoli?. Ellos vienen porque quieren hacer estas actividades que en otro lugar son pagas y para nosotros es un gran paso que estén acá y no en la villa corriendo riesgos."

Malagoli recorre el lugar con La Nacion y muestra: "Acá queremos hacer un escenario y presentar lo que los chicos hacen", se ilusiona. La cocina es grande y las mesadas están despejadas. "Al no tener financiamiento, no podemos poner en funcionamiento el taller de cocina", lamenta.

"Nos dimos cuenta que somos un puente. La villa es un ghetto... Cuando llegaron, los chicos no sabían viajar. No salen de la villa porque tienen tienen todo ahí adentro y eso es excluyente, es lo opuesto a la exclusión social. Nosotros trabajamos con el afuera de los chicos... los vamos incluyendo con el afuera", explica.

La idea es hacer del lugar un centro de capacitación y que los chicos vayan creciendo en su formación y en los valores que rodean al trabajo. Durante el verano, la Fundación Uocra dictará talleres de albañilería y colocación de cerámicas.

A pesar de trabajar con 250 chicos que en promedio tienen 16 o 17 años y vienen de lugares difíciles, en la fundación nunca tuvieron problemas de conducta. "Hay una estigmatización con los chicos de la villa, que matan, que se drogan. Nosotros podemos decir que la mayoría no son eso. Son esto: el 80% de nuestros chicos estudia y quiere salir adelante", asegura Malagoli.

Por eso es tan importante el apoyo escolar. Tienen un principio de acuerdo con extensión universitaria de la UBA para que estudiantes egresados puedan dictar clases de apoyo escolar. "En las villas no hay Internet, queremos que acá tengan un lugar para estudiar y hacer los trabajos de la escuela", señala la directora. Y agrega que tienen un convenio con el Instituto Universitario Nacional del Arte para que se dicten todas las carreras artísticas en el parador.

Como se trata de un proyecto a largo plazo, que intenta generar cambios profundos en los chicos, Malagoli quiere conseguir apoyo de empresas y donantes que le permitan asegurar la continuidad de la fundación. Para comunicarse con ellos: www.fundacionarteyvida.org.ar y 5290-6989.

En el patio, Cinthia, de 16 años, Adriana, de 19, y Matías, de 21, tocaban la guitarra. "Aprendía sola en casa, con libritos pero acá aprendí mucho más. Además, hice buenos amigos", cuenta.

Adentro del salón las guitarras eléctricas sonaban bien fuerte. Christian pidió un minuto de tregua para contar: "Hace un año que vengo y todo lo que sé lo aprendí acá. Nos dan una base completa". Con Iván, formó el grupo "Retórica".

Desde sus objetivos, la fundación se propone promover la inclusión social con el fortalecimiento de la personalidad de los jóvenes a través del desarrollo de las capacidades artísticas y las herramientas que les permitan desempeñarse en la sociedad. "Este es un lugar de referencia para estos chicos. Un lugar sano", dice la presidenta con orgullo.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Se puede estar a la moda y ser solidario

Distintas organizaciones ofrecen artículos de calidad y dan trabajo a grupos excluidos

Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina. Sábado 21 de noviembre de 2009

En un mundo que genera nuevas demandas constantemente, estar a la moda es casi un mandato obligatorio para pertenecer. Los diseñadores del momento marcan el rumbo de las tendencias, y cada vez más los patrones de consumo se acercan al deseo y se alejan de la necesidad.

Mientras los salarios reales y los ingresos bajan, seguir esta corriente se vuelve complicado y, en medio de la vorágine, pocos se detienen a pensar en aquello que se consume.

Sin embargo, en un país que echó raíces en la falta de oportunidades, organizaciones no gubernamentales pensaron en ambos lados del mostrador. En distintos rincones del país crearon proyectos que además de mejorar las condiciones de vida de quienes más lo necesitan, ofrecen productos competitivos en un mercado cada vez más exigente. Sólo resta conocerlos, probarlos y ponerlos de moda.

Teleras santiagueñas
Revitalizar el arte textil de Santiago del Estero es el camino que eligió la Asociación Adobe para convertir un saber ancestral en un oficio que permita hacer frente a la pobreza rural y a la falta de oportunidades.

El proyecto Huarmis Sachamanta, que en voz quichua significa mujer del monte, nació en 2004 y se convirtió en un emprendimiento que transformó a alumnas de la Escuela de Telar en trabajadoras, erradicando así la emigración de las jóvenes hacia centros urbanos como única alternativa para generar ingresos para sus familias.

En la actualidad, 50 artesanas, 20 tejedoras y 30 hilanderas desarrollan alfombras, géneros, chales y tapices artesanales de alta calidad, confeccionados con lana de oveja hilada a mano, tejidos en telas y teñidos con tintes naturales.

Según Sofía Folatelli, coordinadora del programa, el objetivo central es convertir el proyecto "en una fuente de ingresos estable y suficiente para el grupo de artesanas involucradas, que mejore la calidad de vida y brinde como resultado la existencia de una organización de hilanderas y teleras independiente y sustentable".

Hasta el momento, los resultados son sorprendentes, tanto en la Argentina como en el resto del mundo. Aquí se creó la galería de arte textil Spazio Sumampa para difundir y vender los productos, mientras que Milán, Italia, también tiene sus puntos de venta a través de la Associazione Civile/Spazio Culturale Sumampa.

"Queremos que crezca el número de artesanas para que el impacto social sea cada vez mayor. Por eso, desde Adobe vamos a generar nuevos proyectos sustentables, que sean fuentes de trabajo y fomenten la permanencia de los pobladores rurales en sus lugares de origen, con mejores condiciones de vida", compartió Folatelli.

Mediapila es una fundación sin fines de lucro que, por medio de un modelo innovador, busca insertar a la sociedad a madres que viven en situación de indigencia.

El modelo consiste en fomentar la cultura del trabajo por medio de capacitación textil en barrios necesitados. Para que los talleres de corte, estampado y confección puedan mejorar la calidad y aumentar la capacidad productiva, la institución creó una marca de ropa solidaria que confecciona remeras y buzos para todas las edades e indumentaria corporativa.

En este contexto se encarga de identificar a aquellas madres que por falta de educación y capacitación se encuentran en situación de pobreza, y las capacita en el oficio de costureras.

En la actualidad, seis talleres agrupan a 32 mujeres en Capital y Gran Buenos Aires. "Esperamos cambiarle la vida a estas señoras y a sus hijos, logrando que tengan un sueldo digno y que los pequeños no mendiguen en la calle y puedan asistir a la escuela", aseguró José María Sarasola, creador del proyecto.

Ropa para chicos
La Asociación Civil Otro Mercado al Sur también ofrece una amplia gama de productos confeccionados en base a los criterios del comercio justo. Tienen a la venta remeras clásicas para empresas responsables, eventos, organizaciones culturales y educativas. También fabrican remeras para chicos y ropa para bebés.

"Hace un tiempo decidimos enfocarnos en el mercado mayorista. Hoy exportamos a Chile, Costa Rica, Colombia y España. A nilve interno, coordinamos con la gente de Arte y Esperanza, con algunos colegios y fundaciones", comenta Máximo Scatolini, responsable de la administración de la asociación.

Toda su cadena textil busca ser justa y solidaria. Comienza con la producción de algodón de fibra agroecológica de pequeños productores aborígenes tobas del Chaco; el tejido del algodón, los teñidos y el corte se realizan en la Cooperativa Textiles Pigüé, ubicada al sur de la Provincia de Buenos Aires y las prendas se confeccionan en una red de talleres textiles de la provincia de Buenos Aires en concordancia con los principios del comercio justo.

"A los productores les pagamos un 30% más de lo que paga el mercado y nuestras líneas propias siempre transmiten mensajes con contenido social", agrega Scatolini.

Difundiendo el consumo responsable, identificando a quienes están detrás del producto y mostrando en qué condiciones fue realizado, estos tres emprendimientos intentan ser parte de las tendencias actuales y, por sobre todas las cosas, generar nuevas fuentes de trabajo e integración social.

Soledad Avaca
Para LA NACION


CONTACTOS

Asociación Adobe: www.asociacionadobe.com
Otro Mercado Al Sur: www.otromercado.org.ar
Mediapila: www.mediapilapais.com.ar

Reducción de las emisiones de CO2

Reducir las emisiones
Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina. Sábado 21 de noviembre de 2009 |

La mayoría de las compañías está reduciendo las emisiones contaminantes y los consumos de agua y energía.

Kimberly-Clark Argentina, por ejemplo, redujo en un 14% el consumo de energía en los últimos tres años. A partir de la implementación del Programa Visión 2010, redujo tres veces el consumo de agua en la fabricación de papel y logró reciclar el 95% de los residuos generados en sus procesos productivos.

Por su parte, Cervecería y Maltería Quilmes aplica nuevas tecnologías que contribuyen a la disminución de las emisiones de CO2. En los últimos años logró disminuir el 7% del consumo de agua para la producción de bebidas, reducir el 4,5% la necesidad de CO2 mediante la recuperación de mayor porcentaje de CO2 obtenido en los procesos de fermentación de cerveza, y disminuir el 11% de energía térmica y el 8% de energía eléctrica.

Carrefour, a su vez, se comprometió a reducir el consumo de electricidad en tiendas por metro cuadrado un 30% para 2020 (en comparación con 2004).

Para llegar a esta meta, desde la apertura de la tienda hasta la asociación de la cadena de suministros, desde el surtido de productos ambientalmente apropiados hasta las cajeras con bolsas reutilizables, ha introducido numerosas medidas para mejorar el uso eficiente de la energía de sus tiendas y reducir las emisiones de CO2 desde la producción hasta el consumo.

Negocios sustentables. Empresas que cuidan el medio ambiente

Ejemplos que empresas que adaptan su producción en pos del medio ambiente

Sábado 21 de noviembre de 2009 | Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina

El Prius de Toyota
En los últimos años, el tema del cambio climático ha ido ganando terreno en las agendas de las empresas. Así lo confirma el Informe The Carbon Disclosure Project 2009, que sostiene que el 83% de las principales compañías del mundo comunica en la actualidad sus emisiones contaminantes y el 51% de ellas especifica objetivos de reducción de emisiones para los próximos ejercicios.

En la Argentina, las compañías han acompañado esta tendencia adaptando sus negocios y modelos de producción al cuidado del medio ambiente, mitigando su impacto en el cambio climático.

Este es el caso de Natura, empresa cosmética de origen brasileño que en 1983 introdujo los repuestos en el ramo de los cosméticos en Brasil; en 1997 su flota de distribución de la Región de la Gran San Pablo pasó a ser a gas natural vehicular y en 2000 lanzó la Línea Ekos, comprometida con el uso sustentable de la biodiversidad. También crearon una tabla con informaciones ambientales sobre los productos, impresas en los embalajes. Desde 2007 implementan el Programa Carbono Neutro, que tiene como meta disminuir 33% las emisiones de la compañía en 5 años, para 2012.

En la Argentina, Natura puso el foco en las actividades que generan la mayor cantidad de emisiones: el transporte y la comunicación. "Al producir aquí bases, maquillajes y desodorantes nos ahorramos el transporte desde Brasil. También tenemos una revista Natura que funciona como el catálogo de productos. Hasta ahora se hacía en papel reciclado que le compramos a Dinamarca e Italia, y estamos revisando esta estrategia porque capaz sea mejor utilizar un papel local y evitar el transporte", explica Karina Stocovaz, coordinadora de Asuntos Corporativos de Natura.

Transporte
Alan Gegenschatz, presidente de TNT, es muy consciente de las emisiones de CO2 que genera la industria del transporte a la que pertenece su empresa y por eso asume su compromiso para reducirlas.

En la Argentina, TNT ha transformado el 36% de su flota de camiones a GNC y el otro 64% a diésel. "Tenemos un cuadrito con las emisiones de CO2 por mes que genera la flota para ir viendo si mejoramos o no", dice Gegenschatz.

A su vez implementan un servicio de lavado ecológico por medio de un acuerdo que hicieron con ProntoWash. "Esta empresa utiliza un producto de limpieza biodegradable y sólo 3 litros de agua por camioneta lavada", agrega.

En Holanda TNT cuenta con una enorme flota de camiones eléctricos. "Estoy evaluando seriamente poner el primer camión eléctrico en la Argentina, pero todavía nos falta trabajar en la mejora de los combustibles y en la infraestructura para poder atender este tipo de camiones", expresa.

Educar a los más chicos
Las compañías también están haciendo enormes esfuerzos de concientización y educación en los más pequeños, que son los que mañana estarán al frente de las compañías tomando las decisiones relativas al cuidado del medio ambiente.

Phillips Argentina, a través de su programa Cuidemos el medio ambiente ahorrando energía, involucra a los niños, sus familias y a la comunidad educativa fomentando hábitos de consumo responsable para el cuidado del planeta.

"Esta idea se había realizado en Australia e Inglaterra y nos pareció espectacular. Empezamos a ver con qué escuelas podíamos trabajar e hicimos un acuerdo con la organización Foro21", cuenta Alejandra Grignani, gerente de Relaciones Institucionales de Phillips.

De la iniciativa participan alumnos de 4 y 5 grado de 100 escuelas públicas y privadas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, y de la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego. Estos reciben charlas sobre el cuidado de los recursos naturales, el agua, más allá del ahorro de energía y las lámparas de bajo consumo.

"Este año en vez de elegir nosotros las escuelas, les dijimos a los empleados que propusieran la escuela a la que habían ido ellos o a la que van sus hijos, y fue muy emocionante", dice Grignani.

Tecnologías limpias
Toyota Argentina está dando un salto importante en la introducción de tecnología limpia en el país, anunciando su modelo híbrido Prius 3ª Generación en la Argentina. "Entendemos que el desarrollo sustentable se logra sobre la base de tres pilares fundamentales: los aspectos ambientales, la contribución social y la innovación tecnológica, con el fin de alcanzar el equilibrio entre el hombre y el medio ambiente. Por eso aplicamos la mejora continua e innovación al desarrollo de vehículos, su ciclo de vida y formas de energías renovables en los procesos de producción", sostiene Aníbal Borderes, presidente de Toyota Argentina.

Este nuevo modelo combina las ventajas de un motor eléctrico y un motor naftero en un mismo vehículo y reduce hasta un 40% las emisiones de CO2 comparado con un motor naftero. Ambos motores funcionan de manera combinada, sinergia que da como resultado una efectiva performance y un eficiente consumo de combustible.

Consumidores responsables
"Cada vez hay una mayor conciencia del consumidor respecto de los productos que desea consumir", afirma Paula Córdoba, gerente de Relaciones de Gobierno para Cono Sur de Nokia.

Por eso, la compañía está haciendo un esfuerzo importante en educar al consumidor y brindar productos que cuiden el medio ambiente. Por ejemplo, los cargadores y teléfonos tienen avisos que les recuerdan que tienen que desconectarlos cuando no los están usando. "En la ciudad de Buenos Aires tenemos 10 puntos de recolección de equipos en desuso y notamos un altísimo interés de las localidades para poder replicarlo", dice Córdoba.

En cuanto a sus productos, las baterías de sus teléfonos son de ion litio. Los teléfonos, cargadores y auriculares están libres de PVC, y están trabajando fuertemente en el recupero y el reciclado de materiales.

Al igual que Nokia, Starbucks Coffee Argentina también se inclina por la concientización. Invita a todos los clientes a proteger el ambiente trayendo su propio tumbler o taza para disfrutar su bebida con un descuento de $ 0,30 en su pedido, o a tomarlos en vajilla blanca en vez de los tradicionales vasos de plástico.

Además buscan para 2015 que el 100% de los vasos que utilizan sean reutilizables o reciclables.

"Starbucks se propuso un compromiso que se llama Shared Planet, que tiene tres objetivos para 2015: que el 100% de su café esté éticamente certificado, aumentar el compromiso con las comunidades para contribuir con más de un millón de horas anuales y minimizar su impacto ambiental", explica Marcela Bonomo, gerente de Marketing de Starbucks Coffee Argentina.

Cuidado del Medio ambiente. Consejos útiles para todos los días

Sábado 21 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa del diario La Nación de Buenos Aires, Argentina


Al comprar un electrodoméstico elija el de menor consumo en agua y electricidad.


Sustituya las lámparas normales (incandescentes) por otras de bajo consumo.


Aproveche la luz natural. Emplee colores claros para decorar su casa, ya que absorben menos luz.


Mantenga sus lámparas limpias. El polvo reduce su capacidad de iluminación.


Planche la mayor cantidad de ropa posible de una vez. No olvide la plancha enchufada.


Utilice el lavarropas tratando siempre de ocupar la capacidad máxima indicada por el fabricante. Use los programas cortos y de lavado frío.


No guarde comida caliente dentro de la heladera. Espere a que se enfríe.

Vivienda

Mejore el aislamiento de su casa instalando aislantes autoadhesivos en los marcos de puertas y ventanas.


Construya su casa con una orientación hacia el Nordeste, para aprovechar al máximo las horas de sol.


Utilice los residuos orgánicos para producir fertilizantes que se usan en las huertas orgánicas del jardín.


Cierre la canilla mientras se lava los dientes y procure ducharse en el menor tiempo posible.


Ponga pisos de laja negra, que absorben el calor y hacen que la casa esté calefaccionada en pleno invierno.


Cubra las piscinas para que el agua no se evapore. Límpiela una vez por semana y evitará recambiar el agua.

Trabajo

Apague el monitor de su computadora si no la usa.


Configure su computadora para que después de 30 minutos de inactividad se duerma automáticamente.


Desenchufe todos los cargadores de elementos electrónicos cuando no se están utilizando.


Procure imprimir la menor cantidad de páginas posibles. Si debe hacerlo, trate de utilizar ambas carillas.


Recargue los cartuchos de tinta en los centros habilitados: ahorrará dinero y evitará residuos peligrosos.


Utilice papel reciclado


Separe la basura que produce (vidrio, papel, metales, etcétera).


No apague los tubos fluorescentes si los debe volver a prender en menos de cinco horas: su mayor consumo se da en el encendido.


Coloque una papelera en el baño: si se arrojan papeles al inodoro se consume de 6 a 12 litros más de agua.


Apague o disminuya la luz en las salas que no se están utilizando y cuando salga a almorzar.

Compras


Utilice bolsas biodegradables en vez de bolsas de polietileno (plástico): estas últimas tardan cerca de 200 años en degradarse. Las bolsas biodegradables son totalmente reciclables y reutilizables.


Trate de consumir alimentos frescos, así evita congelarlos y gastar energía.


Elija comprar productos cuyos envases sean reciclables: los más fáciles son el vidrio, el cartón y el papel.


Intente no utilizar pilas. En el caso de hacerlo, compre pilas recargables.


Busque productos con etiquetas o certificados ecológicos que garanticen su baja incidencia medioambiental.

Automóvil


Planifique la ruta y escoja el camino menos congestionado.


Evite la sobrecarga del vehículo ocasionada por el exceso de peso y de objetos.


El uso del aire acondicionado aumenta hasta un 20% el consumo de carburante/nafta. Mantenga la temperatura interior entre los 23-24ºC.


No lleve las ventanillas totalmente abiertas cuando conduzca.


No utilice el auto para trayectos muy cortos.


Utilice el transporte público, la bicicleta o camine.


El encendido del coche de forma periódica, consume mucha energía.


Mantenga la presión correcta de los neumáticos.


Conduzca en lo posible a revoluciones menores a 2500 rpm, de manera suave y no abuse de la velocidad.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Certificación LEED. Edificios más amigables con el medio ambiente

Construcción
Certificación LEED: construcciónes mejores para los usuarios y el medio ambiente
El Green Building Council difunde y certifica en la Argentina que los edificios sean sustentables. El caso de las oficinas de Armstrong en EE.UU. y lo que se viene en nuestro país
Miércoles 25 de noviembre de 2009 | Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina


Hace algunos meses el australiano Glenn Murcutt (ganador del premio Pritzker y reconocido por sus edificios sustentables) dijo en este suplemento que "la arquitectura sustentable es una frase hecha", ante el avance de cantidad de edificios que se venden como tales y que en la práctica no lo son.
Sin embargo en todo el mundo hay más de veinte organizaciones no gubernamentales que establecen ciertos parámetros para certificar como verdes a edificios nuevos y existentes, teniendo en cuenta por ejemplo su relación con el sitio, el aprovechamiento del agua y la energía, la calidad del aire y los materiales empleados.
En nuestro país, el consultor ingeniero Carlos Grinberg, es presidente del Green Building Council Argentina, entidad que difunde y otorga la certificación LEED a los edificios que cumplen con ciertas características de sustentabilidad.
-¿Por qué un edificio debe ser sustentable?
- Porque es necesario un cambio. La construcción junto con el transporte y la industria en general son los mayores responsables de la contaminación ambiental con Co2. Nosotros apoyamos la política de las 5 R: Reducir el consumo, la generación de desechos, la demanda de recursos no renovables; Reutilizar estructuras existentes y materiales previamente utilizados; Reciclar lo que no puede ser reutilizado; Recuperar residuos y productos secundarios, y revitalizar barrios y ciudades.
-¿Cómo impacta la arquitectura en el medio ambiente?
-Actualmente los edificios representan el 33 por ciento de las emisiones de Co2, el 17 por ciento de aguas frescas, el 40 por ciento de energía y materiales, y el 25 por ciento de uso de maderas.
-¿Cómo definiría a un edificio sustentable?
-Es una construcción diseñada y construida de forma que reduce o elimina el impacto negativo sobre el medio ambiente y sus habitantes, destacándose cinco áreas: la planificación del sitio, el consumo racional del agua, el uso eficiente de la energía, la conservación de materiales y recursos, y el cuidado de la calidad ambiental interior.
-¿Qué beneficios se consiguen con estas características?
-Reducción en costos operativos, aumento en el valor de la propiedad, aumento en la ocupación y aumento de los precios en alquileres.
-Pero hay muchos edificios que dicen ser verdes y no lo son...
-Hay empresas que se publicitan como amigables con el medio ambiente mediante el marketing ecológico, denominado greenwashing. Esto ocurre cuando emplean artefactos que conservan energía pero contienen materiales nocivos para la salud; cuando dicen utilizar productos orgánicos pero no pueden demostrarlo o bien no lo son; o cuando los certificados son falsos.
-¿Cuál es la función del Green Building Council en nuestro país?
-Buscamos liderar la transformación del mercado de la construcción proporcionando las herramientas y la experiencia necesaria, generando una comunidad más conciente del impacto que tiene la cosntrucción en el medio ambiente, fomentando el diálogo y educando a la industria y al público. -¿Por qué es un ejemplo el edificio de oficinas de Armstrong World Industries en Pensilvania?
-Obtuvo la mayor certificación, LEED Platino en 2007. Entre otras características, cuenta con DVH de máxima efectividad; aspira reducir un 10 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de aguas frescas antes de 2015; la iluminación exterior es solo la necesaria por seguridad; se colocó vegetación nativa que no demanda riego y es de bajo mantenimiento; cuenta con estacionamiento preferencial para vehículos eficientes y bicicletas; tiene mingitorios sin uso de agua, inodoros de doble descarga y aireadores en grifos.
-¿Cuál es la experiencia en la Argentina?
-Hay 18 proyectos de edificios que están tramitando la certificación LEED. Actualmente se están construyendo tres: la torre de oficinas Madero Office (proyecto de Mario Roberto Alvarez y desarrollo de Raghsa, en Dique 4), y las fábrica de Carrier y Johnson. Además, en el mundo hay 5000 profesionales capacitados para liderar procesos de certificación LEED, y 14 están en nuestro país.


Tags: Green Building Council, LEED

viernes, 13 de noviembre de 2009

Para terminar con el scrap o basura tecnológica. Reciclaje en la Ciudad

Ciudad de Buenos Aires: nueva campaña para la recolección de residuos electrónicos

Será en cinco plazas, durante este viernes 13 y sábado 14. En la primera edición de este año se recolectaron 5.600 kilos y en todo 2008 unas 20 toneladas de equipos en desuso. Qué se puede llevar y qué no

Los contenedores especiales de la Agencia de Protección Ambiental comunal estarán habilitados este viernes y sábado, entre las 10 y las 18, en Parque Chacabuco, Plaza Teniente Gral. Mitre, Plaza Colombia, Plaza Noruega y Parque Presidente Nicolás Avellaneda.

La Agencia informó que la recolección se suspenderá en caso de lluvia.

Los aparatos eléctricos y electrónicos que no se usan necesitan un tratamiento especial porque pueden contener sustancias potencialmente peligrosas para el ambiente y la salud de las personas.

Con el reciclado de este tipo de residuos se ayuda a reducir la cantidad de desechos que se disponen en los rellenos sanitarios.

Se reciben equipos informáticos y de impresión (computadoras, notebooks, monitores, teclados, mouse, impresoras, fotocopiadoras); de conectividad (decodificadores, módems, hubs, switches, posnets); de telefonía fija y celular (teléfonos celulares, centrales telefónicas, faxes, telex); y de audio y video, como videocasseteras, DVDs, equipos de música y TV.

No se reciben transformadores, pilas y baterías sueltas; cartuchos de impresión y tonners; electrodomésticos de cocina y limpieza; y lámparas de ningún tipo.

Durante 2008 la Agencia de Protección Ambiental realizó dos campañas similares en las que se recolectaron 20 toneladas de aparatos de los cuales se pudieron recuperar 4.600 kilos de metales ferrosos, 3.400 kilos de metales no ferrosos, 6.500 kilos de plásticos, 1.500 kilos de vidrio y 550 kilos de componentes peligrosos.

En la primera campaña de 2009 realizada en abril se recolectaron 5.600 kilos.


Fuente. Infobae

domingo, 25 de octubre de 2009

Cura colombiano que rescata adictos con meditación

Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina. Domingo 25 de octubre de 2009. Suplemento Enfoques

Gabriel Mejía, el cura colombiano que rescata adictos con meditación
En un país atravesado por la violencia ligada al narcotráfico, este sacerdote fundó los Hogares Claret, una red de centros que ya ha recuperado de la droga, la prostitución y la guerrilla a unos 45.000 jóvenes. Pero su gran hallazgo fue incorporar la meditación trascendental como uno de los ejes del tratamiento

El sacerdote colombiano Gabriel Mejía es uno de esos héroes silenciosos que suelen encontrarse en las sociedades violentas y conflictivas, sociedades en las que, como ocurre en su país, se entretejen de manera compleja flagelos como el narcotráfico y el sicariato. En 25 años de trabajo al frente de la Fundación de los Hogares Claret, creados por él, ha logrado recuperar de las garras de la drogadicción, el abuso y la violencia armada a unos 45.000 chicos.

Formado en la Congregación de los Misioneros Claretianos, este religioso ha impulsado ya la apertura de 54 centros a lo largo y a lo ancho de Colombia, que aplican desde hace diez años un recurso "revolucionario" para favorecer la reinserción de los adictos, jóvenes que, en Colombia, incursionan en un camino de violencia atroz desde una edad muy temprana: aplica la meditación trascendental como parte de la labor en las comunidades terapéuticas.

Días atrás, el padre Gabriel Mejía estuvo brevemente en Buenos Aires y Córdoba. Invitado por el Instituto Latinoamericano de Ciencia, Tecnología y Políticas Públicas, que preside el doctor Germán Martina, brindó una conferencia sobre "Comunidades terapéuticas" en Campana y en Córdoba hizo lo propio invitado por la Organización Cambio.

Un dato curioso en relación con los Hogares Claret es su calificación con las normas ISO 9000, que fija la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) y que califica tanto la gestión continua de calidad como la calidad en sí. En este caso, de los programas que llevan adelante los Hogares Claret.

A sus 66 años, Mejía está dotado de una pasión contagiosa por su tarea, ardua y no siempre reconocida. Entre los videos sobre su obra que circulan por Internet hay varios que son conmovedores. En uno de ellos, toca el corazón de todos cuando dice: "Un niño jamás es un problema, sino una oportunidad". Y completa su reflexión con una expresión conmovedora: "Estoy convencido desde mi propia experiencia de que un niño es un potencial infinito. Las cosas en un niño son inéditas. En relación con ellos no podemos hablar de reeducación. Se los educa y se los habilita para la vida a través del amor. El amor es el medicamento contra toda enfermedad y contra toda violencia".

Luego de una vida dedicada a esta tarea, Mejía es una voz autorizada para hablar sobre lo que habla: las adicciones perniciosas de la sociedad actual, la falta de derechos de los adictos que son enfermos sin cobertura adecuada, el preocupante asunto del narcotráfico extendido ya a la Argentina, la falta de políticas adecuadas para combatirlo y de políticas sanitarias para atender las consecuencias de la drogadicción.

Pero lo relevante de la obra de este religioso colombiano es que, desde hace una década, ha consolidado su labor terapéutica con el potencial probado de la meditación trascendental, un recurso creado por el maestro indio Maharishi, a quien los Beatles hicieron mundialmente célebre. Según Mejía, la meditación trascendental tiene como uno de sus beneficios el desarrollo de la conciencia, lo que permite descubrir en cada individuo nuevas potencialidades.

El padre Mejía tiene un cuadro de situación muy claro. Y conoce rotundamente el punto de partida: "Vivimos en un mundo de adictos -afirma-. Están los adictos al poder, los adictos a la violencia, los adictos al consumo, a las drogas, al sexo, a la comida...Estamos en una sociedad adicta en todos los niveles. Estamos dentro de una sociedad de doble moral, que señala y estigmatiza a un adolescente por consumir drogas, ignorando deliberadamente que ese chico es una víctima que quizá, en el futuro, se convierte en un victimario".

Millones de adictos

Dice el sacerdote que, "en la actualidad, el fenómeno de las adicciones es un problema grave porque en el contexto social tiene casi las características de una pandemia. Si hacemos un análisis de la realidad latinoamericana, casi el 7 por ciento de la población total es consumidora de drogas. Si tienes en un país 40 millones de habitantes, eso te da 3,5 millones de drogadictos. Es un grave riesgo para la salud pública".

El padre Mejía es rotundo al afirmar que "básicamente, el adicto es un enfermo de amor", y pone en la mira a los narcotraficantes cuando señala que "el narcotráfico no sólo está generando una desestabilización en las economías de nuestros países", sino que "las cosas son más graves cuando comprendes que el patrimonio de un narcotraficante puede representar el gasto de la deuda externa de un país".

La realidad de tan espinoso asunto, que parece tener una escalada imparable en países como México o, en menor medida, la Argentina, es que "se ha visto proliferar el problema con apatía por parte de los Estados, y el problema sigue allí, sin resolverse". Así, un tema que debería ser materia de políticas públicas es tomado por las ONG que, según el sacerdote, son la estructura de una sociedad civil que responde "arañando los recursos".

Con 54 centros terapéuticos en Colombia, Hogares Claret tiene actualmente en recuperación a unos 3500 chicos cuyas edades son tan cortas que espantan: desde los 8 años se hacen adictos y la saga de degradaciones se encadena: los adultos los prostituyen, los violan, los maltratan y la violencia parece un camino irremediable, que los más pequeños aprenden a recorrer como una forma de autodefensa.

Cuando conoció a Deepak Chopra, el padre Mejía no pensó que aprendería una de las herramientas que más alegrías le traería en la recuperación de adultos: la meditación trascendental. Al principio tuvo que superar muchos prejuicios porque, formado en el catolicismo, no le resultaba sencillo asimilar un método desconocido de desarrollo de la conciencia. Pero vivió su propia experiencia meditativa y, al final, los resultados fueron extraordinarios. No se trata de religiosidad, dice, sino de espiritualidad en sentido profundo.

Mejía debió sortear prejuicios y obstáculos, incluso en su propia congregación. Además, con el trabajo en comunidades terapéuticas en su bagaje, sabía sobradamente que el éxito depende de una sucesión de pasos en un largo proceso: "Si no hay un buen diagnóstico, no hay un buen tratamiento. Y sin un buen tratamiento no hay una rehabilitación", señala.

El primer ladrillo de los Hogares Claret se puso en 1984. Mejía vivía entonces en un edificio en cuyo portal dormían niños de la calle, sucios y drogados noche tras noche. En una reunión de vecinos en la que la mayoría de ellos propuso poner rejas para evitar que los chicos los asaltaran, el sacerdote propuso aplicar un lema claretiano que dice que hay que mirar lo más urgente, oportuno y eficaz. "Fui conociendo a muchos adultos con más entusiasmo que recursos. Cuando las obras son buenas y obedecen a las necesidades de los hijos de Dios, el Universo se ocupa de los detalles", cuenta. Así, agrega, llegaron el voluntariado, la solidaridad "y la bendición para todos esos chicos".

El mayor porcentaje de los adictos que llegan a los Hogares Claret son menores de 14 años. Pero hay también adultos, de ambos sexos. "La mayoría consume pasta base. Lo que ustedes llaman paco, que allá se llama basuco", afirma Mejía. En dos décadas el esfuerzo muestra sus frutos: 45.000 personas recuperadas. En un estudio estadístico realizado por la Fundación Hogares Claret consta que, en la última década, desde que se aplica en la comunidad terapéutica la meditación trascendental, el 76,9 por ciento de los recuperados "se ha mantenido sobrio, vale decir que no ha reincidido".

Y no sólo eso, porque la meditación muestra también otros resultados: "Los chicos muestran más coherencia y recuperan la alegría. Se les nota por lo que expresan en sus rostros", concluye Mejía. Y añade: "El amor logra que estas personas encuentren un sentido a sus vidas, una razón para ser y estar en la Tierra".

© LA NACION


Nombre y apellido: Gabriel Mejia
Edad: 66 años
Vocación sacerdotal: Nacido en Colombia, a los 14 años ingresó al seminario en la Congregación de los Misioneros Claretianos, se ordenó sacerdote y fundó, 25 años atrás, la Fundación de los Hogares Claret.
Logros y premios: Por su tarea, que a lo largo de los años logró la rehabilitación de 45.000 jóvenes, recibió importantes premios internacionales e incluso fue nominado al Premio Nobel de la Paz.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cartonero campeón del mundo

Diario La Razón de Buenos Aires, Argentina

EL FUNDADOR DE LA RADIO FM LA MILAGROSA

Por su proyecto solidario en Ciudad Oculta, Juan Ramón Núñez recibió en Londres el premio al "Emprendedor del Año".

."El cambio que hubo entre salir a juntar cartones y caminar por las históricas calles de Londres fue cumplir hasta el sueño no soñado. Es como ganar un Mundial". Como no podía ser de otra forma, la referencia futbolera apareció cuando Juan Ramón Núñez, el ex cartonero que fundó la radio FM La Milagrosa en Ciudad Oculta, recibió de manos del príncipe Carlos de Inglaterra el premio al "Emprendedor del Año", dotado de u$s 5.000. La distinción que entrega la ONG Youth Business International fue recibida por el correntino de 34 años en el Palacio de Saint James, en Londres.

La historia de Núñez trascendió fronteras por su ejemplo de esfuerzo y compromiso. Y por no rendirse: quedó huérfano con apenas un año y enviudó a los 23 años. En ese momento, Juan Ramón conducía un programa de radio en Misiones y empezaba a soñar con una radio propia.

Llegó a Buenos Aires con su segunda mujer, Carmen, y trabajó de seguridad en un supermercado chino hasta que una bala hirió a un compañero. Empezó a cartonear con un carro prestado y así pagó el terrenito de Ciudad Oculta en el que vive con sus 8 hijos, su nieta, el yerno, su hermana y su mujer.

La radio comunitaria Fm La Milagrosa funciona en una parte de su casa desde 2004. Ese fue también el trampolín para que Juan Ramón abriera, con el apoyo de la Fundación Impulsar, The Light of Sound, que presta servicios de sonido e iluminación para eventos.

"Pudimos romper muchas barreras y demostrar que se puede salir adelante", dijo Juan Ramón en Londres tras cumplir "el sueño del pibe".

Contra la soledad y el sufrimiento

Revista diario La Nación, Buenos Aires, Argentina. Domingo 15 de noviembre de 2009

Menos camas psiquiátricas, y más salud mental comunitaria es el concepto que impulsa la OMS para enfrentar la enfermedad mental. Un grupo de profesionales gestó un modelo de atención psíquica que sigue esa premisa y apunta a la integración social

UNA BUENA IDEA. El psiquiatra Gustavo Lipovetzky, autor del proyecto

La cajera del supermercado pasa el fin de semana llorando. Su hija quedó con la abuela en Corrientes, la dejó para venir trabajar. Llora sábado y domingo. La extraña mucho. El lunes la cajera va a un hospital, busca ayuda. Es muy probable que le prescriban un antidepresivo para que esté mejor y no llore. Tal vez le sugieran una terapia. Una mañana, en el salón que parece recién estrenado, Gustavo Lipovetzky, psiquiatra, cita el hipotético ejemplo de la cajera. Quiere señalar que también existen otros recursos a utilizar. Dice: Pensamos que la soledad y el sufrimiento mental se pueden aliviar integrando recursos comunitarios a los tradicionales de la psicoterapia y la medicación.

Cuando habla con orgullo de "nosotros", habla de Proyecto Suma, la asociación que dirige. La integran psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, enfermeros, nutricionistas, neuropsicólogos y talleristas. Abrió sus puertas en mayo en la ciudad de Buenos Aires -donde muchos ven con preocupación las políticas de desinversión en salud-. No tiene fines de lucro, sí un objetivo ambicioso: ofrecer tratamientos y dispositivos para la integración social y laboral de quienes viven con alguna variante de sufrimiento psíquico. Trastornos afectivos, de pareja, crisis de pánico o dificultades severas como la esquizofrenia. Lipovetzky explica que la farmacología "ha sido determinante para aliviar el sufrimiento y, en muchos casos, mejorar la calidad de vida. Pacientes maníacos, con delirios o alucinaciones, pueden estabilizarse; los psicofármacos y la psicoterapia son muy importantes". Pero en muchos de estos casos los que logran la anhelada estabilización terminan en el sillón de su casa. Hacen zapping frente a la tele.

A fines de agosto estuvo en el país Benedetto Saraceno, Director del Departamento de Salud Mental y Substancias Abusivas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No se cansó de repetir la palabra "comunidad". Habló de invertir menos en camas psiquiátricas y más en salud mental comunitaria. "Salud mental comunitaria es entrar dentro de la comunidad, utilizar la riqueza de la comunidad", remarcó Saraceno. Lipovetzky retoma: "La deuda que tenemos en Salud Mental es integrar a esos pacientes con patologías severas en la red social y laboral. La enfermedad mental, por el nivel de estigma que hay en la sociedad y a veces en la propia familia, ensimisma y excluye al sujeto de los vínculos y trayectos del tejido social. Mucho más del laboral. No podemos hablar de curación hasta que alguien no tenga algún nivel de integración en la red social. Ahí radica la importancia del trabajo con la comunidad".

La OMS define la salud mental como un estado de bienestar en el que cada individuo puede desarrollar su potencial, manejar el estrés de la vida cotidiana, trabajar productiva y prolíficamente, y hacer una contribución a su comunidad. Proyecto Suma propone una estructura de cruces múltiples para albergar a quien no se sienta parte de esa definición. Consultorios externos, hospital de día, talleres -donde por ejemplo se aprende cómo armar un curriculum- , espacios de reflexión, club de fin de semana, un área de acción comunitaria, otra de docencia e investigación. Daniel Abadi -uno de los fundadores y coordinador junto a Gustavo Guardo, del Hospital de Día- explica que "muchas veces los pacientes vienen por consultorios externos con dificultades de inserción social o laboral. Al disponer de otras herramientas, un taller o el club de fin de semana, esa consulta ambulatoria no termina en un buen consejo o en una receta". Retomando el caso de la cajera del supermercado: "trataríamos también de ver cómo integrarla a algún taller o la contactaríamos con un grupo para que el sábado y el domingo tenga un espacio de encuentro". ¿Podría la cajera del súper costear un servicio así? Los integrantes de Proyecto Suma responden "sí", hablan de honorarios accesibles y becas.

La idea suena bien, recién está empezando a materializarse. Comenzó a gestarse hace más de dos años, entre colegas y amigos ?Gustavo Guardo, Martín Nemirovsky, Daniel Abadi, Luis Herbst y Martín Agrest? que se reunían a correr por Palermo. Al trote dieron forma a este proyecto. Invitaron a otros profesionales. Eduardo Leiderman, Silvia Wikinski, Carlos Lamela, Carmen Cáceres, Adriana Honig, Myriam Monczor, Sergio Giordano, Bemi Fiszbein, Silvina Schapira. "El grupo fundador está integrado en su mayoría por personas que trabajan en salud mental desde hace más de 20 años. Algunos nos recibimos hace 30. Nos conocemos de hospitales, congresos y jornadas. Muchos teníamos experiencia institucional previa. Una de las dificultades para concretar el proyecto era el financiamiento", cuenta Luis Herbst. A fin de 2007 consiguieron el aporte económico de un grupo de filántropos.

Romper el estigma
Proyecto Suma funciona en una casa en Belgrano. Bajo los techos vidriados de la galería, pacientes del Hospital de Día -los primeros quince- están reunidos a la mesa.

-¿Dónde es la presentación de tu muestra?-pregunta uno de los comensales frente a un humeante pastel de pollo.

-En el Teatro San Martín -responde alguien cuyas obras de arte se exhiben por estos días. Alguien es una de los 450 millones de personas que padecen trastornos metales y del comportamiento, según estima la OMS. Los problemas de salud mental constituyen cinco de las diez causas principales de invalidez a escala mundial. Y estos trastornos, entre los que se cuentan depresión, adicciones, esquizofrenia, trastorno bipolar, son tan importantes en los países en desarrollo como en los industrializados. No es un problema de ricos o pobres, sí de exclusión social.

Sentado a la mesa hay un joven con una de esas caras nacidas para galanes de cine. Tiene menos de 30, pantalones y camisa de marca, se excusa de no participar en la nota: "Disculpáme, estoy medio frágil. No quiero hablar por la vergüenza de mis familiares", dice con voz angelical. Más tarde se acercará: "No sé cómo definirlo, como el sufrimiento es inexplicable, el amor es inexplicable. Hay una frase de Shakespeare que dice que cuando la enfermedad alcanza la desesperación, se necesitan recursos desesperados o nunca más. Acá encontré esos recursos" dice, y sale al jardín.

El Día de la Primavera los pacientes del Hospital de Día repartieron esos plantines de aromáticas entre los vecinos. La idea fue trabajar dos ideas vinculadas a la reinserción. Por un lado el barrio. Por otro, el estigma de vivir con alguna dificultad de salud mental.

-Tené cuidado con estos. Están locos.

-De entrada nos preguntamos cómo abordar el barrio -dice Lipovetzky-. Queríamos evitar la estigmatización de nuestra institución. Tomamos el método de la vieja usanza de la Psiquiatría Comunitaria. Hicimos una lista de "potenciales agentes de salud". Panaderos, porteros, almaceneros. Los invitamos a una charla de inauguración y a comer empanadas.

"Encontré a mi hijo con un porro. ¿Qué debo hacer?". "Mi hijo está todo el día en la compu". Con charlas que convocan a hablar de estas cosas, Suma invita a la gente del barrio a algo más que conocer la casa. Y busca que quienes estén en las fases finales de sus tratamientos sean mejor recibidos por la comunidad.

Tejer redes saludables
-Hay otra actividad preventiva -agrega Abadi-: que la gente se encuentre y hable entre ella. Generar un punto de encuentro y de intercambio, porque suponemos que ir tejiendo redes también genera condiciones de salud mental, aunque no sea específicamente una charla sobre drogas o esquizofrenia.

-¿Cómo se promueve la salud mental?

-Evitar que la gente esté sola forma parte de promover salud. La gente sola se enferma más que la que está, de alguna manera, agrupada, o en familia, o en pareja, o teje redes con la sociedad-asegura Lipovetzky-. El que no tiene la posibilidad de estar en conexión con el otro, de decir o escuchar, se enferma más. Es mejor estar en red que solo. Y si alguien viene a una charla y se va pensando eso, ya hay una parte de la tarea cumplida.

Un jueves a la tarde, más de veinte profesionales de reunidos en Suma, se sirven gaseosas sin azúcar, se pasan la fuente de empanadas y discuten con vehemencia acerca de la actividades en el barrio. Afuera, los pacientes trabajan en la huerta. Acomodan plantines de aromáticas. Regalaron cientos el Día de la Primavera, que hoy embellecen terrazas y balcones de los vecinos. Regalarlos fue un modo de erosionar la barrera del estigma. Como muestra de su tamaño, Ivana Druetta, coordinadora del área de Acción Comunitaria, siguió de cerca el modo en que operan los prejuicios hacia la gente que vive con algún problema de salud mental. Analizó cómo es tratado el término "Esquizofrenia" en los diarios. "El paciente no es peligroso pero los medios generan la aparición del término en dos secciones puntuales: las de las noticias de Espectáculos y Policiales", concluyó Druetta.

En la pequeña huerta, Pedro Ulloa, ingeniero agrónomo, junto con terapeutas ocupacionales, enseña cómo cuidar de esos brotes frágiles. Los pacientes trabajan la tierra en silencio. El maestro explica que un tutor no debe apretar las habas ni demasiado mucho ni demasiado poco. Uno de los integrantes del taller comenta: "Lo más importante de la huerta son los frutos de la conversación. Las metáforas de las plantas".

Adentro, los colegas discuten acerca de cómo relacionarse con la comunidad. Más allá de las buenas intenciones, Suma necesita tiempo para ver si puede cumplir sus metas y también, atravesar escollos y críticas. "Otros modelos prescriben la medicación, atienden psicoterapéuticamente, y una vez que el paciente está bien empiezan a espaciar las consultas. Llegan hasta ahí. La reinserción es un aspecto de la psiquiatría que no está siendo tenido en cuenta. Vale la pena intentarlo", comenta Martín Nemirovsky, coordinador del área de Rehabilitación y Acción Comunitaria. ¿Qué aborda este tema el sistema público de salud mental? "Los dispositivos de rehabilitación del sistema público son insuficientes. A pesar del enorme esfuerzo de los profesionales de la salud, no dan abasto,", señala Lipovetzky. En la huerta alguien fantasea: "Quizás el día de mañana podamos salir a vender los tomates de nuestra huerta en la puerta de esta casa". Y alguien responde: "Estás del tomate".

Por Maria Eugenia Ludueña


El club de fin de semana
Uno de los espacios más distintivos de Proyecto Suma es el Club de Fin de Semana, orientado a personas con dificultades de integración, para quienes sábado y domingo son días difíciles. "Proponemos un espacio donde atravesar y dignificar el tiempo de ocio. Los pacientes tienen un carnet de socios cuando vienen al club. Coordinan sus actividades, como salir a correr, juntarse a ver una película, ir a un museo", explica Sergio Giordano, el coordinador.

Experiencia modelo en un hospital
Un exitosa experiencia de reinserción funciona desde hace nueve años en

el Hospital Estéves de Temperley. En este neuropsiquiátrico de mujeres el Programa de Rehabilitación y Externación Asistida (PREA) se inscribe en la corriente que promueve la desinstitucionalización de los pacientes psiquiátricos y su reinserción comunitaria. Las pacientes conviven en grupos de tres a cinco personas en casas que el hospital alquila en el barrio. "Implica un posicionamiento ético y clínico respecto de los derechos de los ciudadanos en situación de internados. Esta, junto con otras experiencias en nuestro país y en el mundo, demuestra que existen alternativas a la manicomialización en el padecimiento mental severo. Y que es posible en las condiciones de nuestra provincia y nuestro sistema público de salud", escribieron para la revista de psiquiatría Vertex algunas de las profesionales que trabajan en PREA: María Rosa Riva Roure e Ivana Druetta, psiquiatras; Carmen Cáceres, psicóloga, Marisel Hartfiel, socióloga. Julio Ainstein es el director del programa- y del Hospital-, y Patricia Esmerado la coodinadora de esta iniciativa que trabaja con 84 mujeres, de las cuales 55 se encuentran externadas y 29 internadas participando de los Talleres para la externación.

Más sobre la casa que se autoabastece de energía

El consumo doméstico de energía se reducirá a cero en 2015
20/07/2009
Un sistema tecnológico desarrollado por GE hará innecesario el recurso a la red eléctrica

La compañía norteamericana General Electric prepara un sistema tecnológico puntero para hacer que los hogares gasten cero energía eléctrica de la red general. El sistema combina paneles solares, turbinas eólicas, control de electrodomésticos, y sistemas de almacenaje energético in-situ, abarcando todos los factores de consumo energético de las casas, incluido el de la recarga de las baterías del coche. Este año se realizarán las pruebas del sistema. Según GE, si éste funciona y supone un verdadero ahorro para el usuario, su expansión podría beneficiarnos a todos. Por Yaiza Martínez.

La compañía General Electric (GE) ha anunciado que está desarrollando un sistema que permitirá que tanto las constructoras como los propietarios de las casas conviertan sus edificios en auténticas fuentes de ahorro energético.

Combinando paneles solares, turbinas eólicas, control de aparatos y sistemas de almacenaje energético in-situ, GE espera conseguir que los hogares no consuman al año prácticamente nada de energía eléctrica de la red general, o al menos que reduzcan el gasto casi por completo.

Este año, el sistema será puesto a prueba por la compañía, y se espera que pueda ser comercializado en 2015.

En la revista Technology Review se explica que los ingenieros de GE creen que es posible crear hogares que produzcan la misma cantidad de energía que consumen, y que la tecnología necesaria para conseguirlo sólo supondría un coste añadido del 10% al precio total de la casa.

Por otro lado, si la casa está conectada a la red eléctrica general, cualquier excedente de energía solar que produzca podría ser vendido a dicha red, lo que permitiría recuperar la inversión inicial.

Todo esto será posible gracias a que, en realidad, la demanda energética de los hogares unifamiliares es pequeña –en comparación con la de los edificios comerciales, por ejemplo-.

Eso, sumado a que se pueden tomar otras medidas como un buen aislamiento o una buena orientación de las ventanas, hace que resulte relativamente sencillo fabricar una casa energéticamente auto-suficiente.

Tres grupos principales

GE afronta el reto de desarrollar este tipo de sistemas porque la compañía, según palabras de su jefe oficial ejecutivo, James Campbell, mantiene una larga relación de confianza con los consumidores, tiene una fuerte presencia en el sector de la construcción, cuenta con la tecnología necesaria; y además es líder en la tecnología smart grid, que consiste en dotar de inteligencia a las redes de distribución eléctrica para permitir un mejor aprovechamiento y una mayor eficiencia en la distribución de la energía eléctrica, y para evitar los efectos negativos de cambios bruscos en el consumo o deficiencias puntuales en la generación.

El proyecto propuesto por la empresa norteamericana, que ha sido bautizado como “GE Net-Zero Home Project”, abarcará tres grupos principales: productos de eficiencia energética, productos de gestión de la energía y productos de generación/almacenaje de energía.

La parte más cara del proyecto será la de éste último grupo: la instalación de turbinas eólicas o paneles solares en las casas.

Según publica Physorg.com, en un reciente simposio en el Centro de Investigación Global de la compañía, situado en Niskayuna (Nueva York), los ejecutivos de GE explicaron que para instalar un panel solar de 3.000 vatios en una casa –suficiente como para suministrar la energía necesaria para todo el consumo de ésta- la inversión sería de unos 21.000 euros.

Por otro lado, GE ofrecerá a los usuarios un dispositivo controlador de energía denominado Home Energy Manager, cuyo coste será de alrededor de 200 euros.

Diseñado para controlar y optimizar in-situ el consumo y la generación energética, este aparato se encargará –por ejemplo- de poner en marcha el lavavajillas o la secadora en los momentos en que los paneles solares estén funcionando, y no durante los momentos de máximo consumo en la red eléctrica general.

Beneficios para todos

En lo referente al calentamiento del agua, por ejemplo, la compañia GE ofrecerá un calentador, el Hybrid Electric Heat Pump Water Heater, diseñado para usar alrededor de 2.300 kWh por año, que es la menos de la mitad de la energía que utiliza un calentador de agua eléctrico de 190 litros (que anualmente gasta alrededor de 4.800 kWh). Este calentador supondría un ahorro económico anual de alrededor de 180 euros.

Según los números publicados por la compañía, sólo en los hogares de Estados Unidos hay 60 millones de calentadores eléctricos del agua. Si el 10% de estos hogares utilizaran el Hybrid Electric Heat Pump Water Heater se ahorrarían cada año 15 mil millones de kWh de energía eléctrica.

En el GE Net-Zero Home Project también participarán los coches. Como parte de él, los ingenieros planean que las baterías de vehículos eléctricos plug-in puedan recargarse durante la noche, conectadas a las fuentes energéticas de cada hogar.

Si todo el sistema resulta de fácil uso y realmente ofrece beneficios económicos para los usuarios, GE espera que la gente se anime a aplicarlo en sus casas, en su propio beneficio y en el de todos.

Para hacernos una idea de la ventaja ecológica del sistema: si 250.000 secadoras funcionaran dependiendo de una señal “inteligente” de uno de los aparatos propuestos por GE, se contrarrestaría toda la energía generada por una central eléctrica de carbón.

Autor: Y. Martínez

Etiquetas:consumo
Sitio Arquitectura Bioclimática de España. Julio de 2009

La casa que se autoabastece de electricidad

Un desarrollo de General Electric


Un sistema tecnológico desarrollado por GE (General Electric) promete volver innecesaria la energía eléctrica para el año 2015.
Mediante una combinación de paneles solares, turbinas eólicas, control de aparatos y sistemas de almacenaje energético, GE aspira a lograr que los hogares prácticamente consuman cero energía eléctrica de la red general, o al menos que reduzcan el gasto casi por completo.
Este año harán una prueba piloto del sistema y la idea es poder estar en condiciones de comercializarlo en 2015.
Los desarrolladores creen que es posible crear hogares que produzcan la misma cantidad de energía que consumen, y que la tecnología necesaria para conseguirlo solo supondría un costo de 10% del precio total de la casa.
Pero además, si la casa está conectada a la red eléctrica general, cualquier excedente de energía solar que produzca podría ser vendido a dicha red, lo que permitiría recuperar la inversión inicial.
Si a eso se le suman medidas auxiliares, como un buen aislamiento o una buena orientación de las ventanas, el resultado es que sería relativamente sencillo fabricar una casa energéticamente auto-suficiente.

Revista Mercado, Buenos Aires, Argentina. Octubre 2009

Un puñado de chicos que ahora pueden soñar...

Una escuela rancho salteña, a 2900 m de altura y con Internes t
Tres maestros les enseñan a 35 alumnos; no hay luz, agua potable ni señal de celular
Diario La Nación, Buenos Aires. Argentina. Miércoles 4 de noviembre de 2009

La novedosa experiencia de los chicos de hacer un blog en el que muestran al mundo ese rincón de Salta

Clara Bianco
LA NACION

PARAJE SALA ESCULLA, Salta.? Esta es una historia de las que abundan en la Argentina postergada, que no siempre alcanza las primeras páginas de los diarios, pues atañen a una pequeña comunidad en un remoto punto de la vasta geografía de nuestro país.

Cuando el helicóptero de la gobernación salteña se aproximó a la Escuela N° 4236, del paraje Sala Esculla, en el departamento de Iruya, Salta, la escena fue estremecedora.

El piloto, Alejandro Sagristá, se emocionó durante el vuelo cuando se enteró del propósito del viaje y disfrutó tanto o más que todos ese momento, mezcla de ansiedad y alegría. Ese grupo de chicos y maestros esperaba, desde hace años, entrar en el mundo y también en el futuro: iban a conectarse a Internet.

Desde la altura, los cerros son de color marrón muy claro y desnudos de vegetación. Por los ríos, con sus cauces de piedras grises, sólo corren pequeños hilos de agua. De repente brota la emoción, cuando en lo más alto de un cerro pelado se divisan dos pequeños puntos: era la escuelita rancho de Sala Esculla.

Al acercarse, una pequeña bandera argentina flameaba desteñida y deshilachada de tanto sol y tanto viento. Desde la altura se observaba un apretado grupo de personas. Allí estaban, a 2900 metros de altura sobre el nivel del mar, con sus guardapolvos blancos y manos en alto que se agitaban sin cesar, como si agradecieran la llegada de la computadora, esa máquina que cumpliría sus sueños.

Una pequeña bandada de niños puros como pájaros corrieron con los brazos abiertos para dar abrazos interminables. Con las manitos despejaban la tierra que levantaban las palas del helicóptero, ese otro pájaro de acero que muchos de ellos veían por primera vez.

Acuña, ante la adversidad
Junto con ellos estaba el director de escuela, un hombre de 41 años que desde hace 16 años no se rinde ante la adversidad y entrega todo por los chicos. Se acercó silencioso y en un abrazo apretó a los visitantes casi sin palabras, esos abrazos fuertes donde se unen los corazones. Alejo Tadeo Acuña es un grande, por su enorme humildad y dedicación. No le quedaría holgado el traje de héroe civil.

La Fundación Aprendiendo Bajo la Cruz del Sur, presidida por Claudia Gómez Costa, volvió a reunir la voluntad del sector privado y público, y conectó a la escuela rancho en la que viven tres maestros y 35 alumnos.

La jornada de su entrada en el futuro tecnológico fue conmovedora. Hubo gestos de asombro, alegría, lágrimas, cantos y coplas. Los chicos enseguida compusieron una canción para subir a su blog en la Red. Ninguno de ellos había visto jamás una computadora.

La igualdad de oportunidades y el acceso a los nuevos medios fueron las premisas que se cumplieron en esta primera conexión realizada a tanta altura y en tanta soledad.

A Sala Esculla se llega en helicóptero, como en esta única ocasión. Desde allí hasta Iruya, la población más cercana, se debe caminar 12 horas.

Las condiciones de vida son precarias: una letrina para todos, carecen de agua corriente y energía eléctrica y no llega la señal de la telefonía celular. Tres burros son los fletes de la escuela; las varillas, escasas, son la leña para cocinar; el abono animal es el combustible para quemar y calentar agua para higienizarse.

A ese escenario llegaron la antena satelital y el servicio de Internet donados por la empresa Servicios Satelitales. También hizo lo propio la empresa Dell con una computadora, además del asesoramiento de los técnicos y la capacitadora de los docentes. La PC funcionará con la energía producida por dos paneles solares.

El helicóptero trasladó también juguetes, medicamentos, libros y golosinas y una bandera argentina traída especialmente desde el Monumento a la Bandera, en Rosario. Para los chicos fue un verdadero día de fiesta. Comieron torta, algo inusual, y la aprovecharon, pues ese día una niña cumplía sus 15 años y nunca había tenido un festejo de cumpleaños.

Ahora Internet les abrió una ventana al mundo y al futuro. Con la avidez de quienes han esperado largo tiempo para alcanzar un sueño, los maestros y alumnos de Sala Esculla ya abrieron un blog y están aprendiendo rápidamente a familiarizarse con la tecnología para mostrar al mundo el patrimonio natural y cultural de una región remota y casi olvidada, allá arriba en el techo salteño de la Argentina.

Para recibir ayuda
Conectados ya al presente reciben ahora correos electrónicos de todas partes y hasta puede accederse al blog que, en menos de un mes, han logrado sacar adelante: escuelasalaesculla@gmail.com es el correo electrónico. El blog: http://escuelasalaesculla.blogspot.com. Todos coincidieron con la primera frase que colocaron los chicos en el blog: "Ya no estamos aislados".

Allí reciben saludos y también ayuda. Será bienvenido todo aquello útil que puede necesitar una pequeña escuela rancho con 35 alumnos y tres maestros. Por la noche, después de la comida y de una jornada imborrable, la mayoría de los niños se durmió con los libros nuevos sobre el pecho.


Hasta el médico curó por medio de la Red

PARAJE SALA ESCULLA, Salta.- La llegada de la computadora les permitió a los chicos recibir otro regalo inesperado, pero muy necesario. Por primera vez, los atendería un médico en la escuela.

El médico pediatra Alejandro Besteiro realizó una conmovedora atención a los niños con el apoyo de la denominada telemedicina.

Días después, ya en su hogar, Besteiro entabló una comunicación con la maestra de grado Yudith López, quien lo consultó por un problema epidemiológico: surgieron síntomas de gastroenteritis en la mayoría de los 35 alumnos.

Sobre la base del interrogatorio por cada uno de los casos surgidos, el médico pudo diagnosticar, con un alto margen de probabilidad, que todo se debía a un cuadro de origen viral.

Se indicaron medidas terapéuticas de manejo de la hidratación, dieta y cuidados con medidas de higiene y recuperación alimentaria.

En un caso en particular, el de una niña que no se reintegró a la escuela luego del fin de semana -los sábados y domingos los alumnos retornan a sus hogares-, se le indicaron medidas de recuperación con sales de rehidratación oral, que la maestra preparó en la escuela y le llevaría a la niña a su hogar, que estaba a dos horas de caminata o de mula por camino de cornisa.

Hoy, los nuevos beneficiarios son estos chicos que viven casi aislados a 2900 metros de altura. Aunque lejos de la medicina robótica y las nuevas tecnologías aplicadas, también desde el corazón y del compromiso vocacional, los médicos hoy pueden aplicar este recurso por Internet, a la hora de dar más humanidad y más igualdad de oportunidades, en especial en aquellos rincones olvidados de la Argentina, como Sala Esculla.

Por un techo digno

Revista Tercer Sector. Buenos Aires. Argentina. Septiembre/Octubre 2009

En diez años, la población de las villas porteñas casi se duplicó y en el conurbano bonaerense sigue creciendo. La pobreza, desocupación y falta de acceso al crédito, alejan a millones de personas de una vivienda digna. Desde el sector social y académico impulsan alternativas para atender a quienes habitan en condiciones de hacinamiento, carecen de los servicios más básicos y padecen la estigmatización social de no tener dónde vivir.

Textos AILÍN BULLENTINI y ROSALÍA COSTANTINO

Llovió toda la semana. Se nota por los charcos que, uno tras otro, aún resisten en la calle de entrada a la Villa 3, en Villa Soldati, que se angosta en el horizonte hasta convertirse en pasillo. El suelo de tierra no logra absorber el agua caída, y el olor a cloaca lo invade todo, hasta las habitaciones donde la gente sobrevive. Ese olor inunda los dos ambientes que Nadia y Daniel comparten desde hace diez años. El mismo tiempo que entre 1991 y 2001 tardó la población de las villas de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires en crecer un 77 por ciento, hasta rasguñar los cien mil habitantes, según los censos llevados a cabo durante esos años. A poco de cumplirse una nueva década, las proyecciones de los organismos oficiales vaticinan una duplicación de esa cifra. Nadia siempre vivió en la Villa. Allí conoció a Daniel, con quien intentó armar una historia compartida en una pieza de la casa materna. “Imposible.
Demasiado chico el espacio para todos”, recordó ella. Tuvieron suerte de encontrar una casa un poco más amplia “con luz y dirección. Acá no existe el domicilio”. Así, con la suerte que significa en la actualidad no formar parte de la masa de argentinos desocupados, lograron esquivar por poco el hacinamiento. Pero no tuvieron el mismo éxito en escapar de las deficitarias condiciones de hábitat.
Mientras una realidad de chapa y cartón los envuelve y minimiza al apelativo de “villeros”, desde la ilegalidad, la pareja intenta legitimar la ocupación de suelo ajeno y deshabitado con la fuerza de la necesidad de un techo bajo el cual vivir. Ellos forman parte de las miles de familias que “viven de prestado”, que a duras penas logran generar recursos para alquilar una habitación en un hotel o pensión. Si bien no existen número oficiales que abarquen la problemática y la reflejen en su etapa más actual, las estimaciones permiten asomar las narices al análisis del déficit habitacional. La proyección a 2006 del último censo realizado en el país advierte que son 16 millones los argentinos sumidos en esta condición.
De los hogares encuestados en aquel entonces en el Área Metropolitana de Buenos Aires, poco más de 712 mil presentaban algún inconveniente en su construcción o en las condiciones de habitabilidad. El 57 por ciento directamente fueron considerados irrecuperables.
El aumento no sólo se explica por la superpoblación de los espacios ya creados, sino que además desde 2001 a la actualidad se conformaron lo que los expertos llaman, a distancia, “nuevos asentamientos urbanos”.
En un trabajo realizado en 2007, la Defensoría del Pueblo detectó 30 nuevos espacios a los que
caracterizó como “asentamientos intersticiales que se implantan en espacios vacantes dispersos en distintos puntos de la trama urbana: a la vera de las vías del ferrocarril, debajo de las autopistas, en terrenos baldíos y plazas” y que “presentan una precariedad extrema en sus construcciones, carecen de los servicios más elementales y se encuentran sobre terrenos inadecuados, peligrosos e insalubres para las familias que los habitan”.

De transitorio a permanente

Hasta mediados de la década del ’70, la villa era un lugar de paso, un espacio donde se establecía transitoriamente la gente que llegaba desde el interior del país a la Ciudad en busca de trabajo, mientras accedía a un lote en el Gran Buenos Aires y, con mucho esfuerzo, comenzaba a construir allí su casa poco a poco.
Hoy la posibilidad de generar ese traspaso “es prácticamente imposible –opinó el presidente de Fundación Provivienda Social, Raúl Zavalía Lagos–. Ahora, la villa es el lugar donde la gente del conurbano se muda para que su tiempo y el poco dinero con el que cuentan rinda, ya que las fuentes de trabajo, en su mayoría construcción y el cartoneo, están en el centro.”
La inexistencia de políticas estatales de loteo con servicio en la provincia se suma al interés que despiertan los grandes espacios de tierra libre del conurbano entre las clases de mayor poder adquisitivo, lo que complica aún más la situación de los que están peor que la mayoría. “El conurbano no es más de los pobres.
Ahora, ellos tienen que disputárselo con los barrios privados y countries”, analizó María Cristina Cravino, antropóloga e investigadora de la Universidad Nacional de General Sarmiento (Ungs). Es que en la actualidad, basta aplicar nuevas tecnologías para mejorar un terreno que antes era rechazado por inundable.
Por otro lado, la última dictadura dispuso por decreto que el Estado debía ofrecer lotes con infraestructura –conexión de agua, luz y caminos–.
Entonces, lotear dejó de ser negocio y la gente quedó en manos del mercado, que le ofrece oportunidades cada vez más inalcanzables.

Tablones y chapas

Nancy y Natividad alquilan una pieza en el barrio de Pompeya, donde se acurrucan con sus cuatro hijos. Que el piso de la cocina-comedor se convierta en cama todas las noches no es el problema más grave.
De hecho, la casilla que lograron levantar con algunos tablones de madera y chapas en el barrio 17 de Noviembre, a 10 cuadras de Puente La Noria y de la Ciudad de Buenos Aires, es más pequeña aún. “No podemos sostener más el alquiler. Hace tres meses que no llegamos a pagarlo”, justificó Nancy en susurros.

“Las posibilidades de saltar de una villa al mercado formal de vivienda son nulas. Se necesitan por lo menos 20 mil pesos en efectivo para comprar un lote en una zona muy mal ubicada del conurbano, casi sin servicios.” María Cristina Cravino

Sobre un extenso predio que durante décadas permaneció deshabitado, cerca de 3.600 familias levantaron el barrio nacido de una de las tomas de tierras más grandes de la historia del conurbano bonaerense.
El proceso de construcción comenzó apoyándose en la organización de los vecinos, que poco a poco se fue perdiendo hasta llegar a lo que es hoy: una lucha de supervivencia, donde el más apto logra asomar a la superficie, y el menos termina hundiéndose entre escombros y agua estancada. La aprobación de la ley de expropiación –primer paso para que el Estado adquiera las tierras y arme los planes de pago para vendérselas a la gente– fue el único gesto estatal concreto. El resto, diseño de calles, extensión de redes de agua y luz e instalación de cloacas, recae a diario sobre la espalda de los vecinos.
“En las personas que toman tierras en el conurbano hay una búsqueda de estabilidad, de sueño concretado.
No hay que analizarlo como un lugar de donde quieren irse, sino como un lugar que puede ser propio con un proceso de lucha para mejorarlo muy grande”, opinó Cravino.

Soluciones al déficit

Varias aristas se combinan, enredándose, para arrojar a la gente a las villas; los asentamientos precarios; las casas sin revoque, sin agua potable, ni gas natural: desocupación, falta de educación, quiebre de lazos sociales, discriminación. Pobreza.
“Son cuestiones de fondo que es necesario atender en el momento de pensar una solución. Nada de esto se resuelve sólo con la construcción de casas”, sostiene con énfasis Fernando Ojeda, uno de los creadores de la Cooperativa El Ceibo, que trabaja desde 1989 con personas
que viven en casas tomadas del barrio porteño de Palermo, y uno de los coordinadores de la Red Hábitat Argentina, un espacio interinstitucional conformado por organizaciones de todo el país que trabaja en la temática.
Para Cravino, en tanto, “las posibilidades de saltar de una villa al mercado formal de vivienda son nulas. Se necesitan por lo menos 20 mil pesos en efectivo para comprar un lote en una zona muy mal ubicada del conurbano, casi sin servicios.Y a eso hay que sumarle el costo de construcción. La capacidad de ahorro de las personas que están en ese rango de situación, cuando tienen la suerte de tener un trabajo, no da abasto para generar esa cantidad de dinero.Y para alquilar no se puede pensar en tener menos de mil pesos, más una propiedad en la Ciudad como garantía”.
Frente a la imposibilidad de contar con los recursos necesarios para adquirir un techo propio, la unificación del esfuerzo entre las personas que se encuentran en la misma situación se convierte en la única salida. “La gente que está sumergida en la problemática tiene una visión solidaria que no tiene el resto. Son voluntarios en la mejora de otras casas porque saben que eso es ayudarse a ellos mismos”, sostuvo Zavalía Lagos.
En la solidaridad se apoya, desde hace más de 15 años, el programa de mejoramiento de viviendas de Provivienda Social, un proyecto que consiste en la adquisición de créditos solidarios entre pequeños grupos de familias de cara a la puesta a punto de sus casas. Para ello, adquieren un monto de hasta 5 mil pesos a una tasa de interés mínima, y cada una se convierte en garante del pago.

“Se toma a la obra de construcción como herramienta para trabajar otras cuestiones que tienen que ver con los lazos sociales.” Gabriel Nosetto

Hábitat para la Humanidad se aboca a “apoyar la producción social de hábitat para facilitar el proceso natural que la propia gente lleva a cabo en la construcción de su entorno”.
Desde la entidad ofrecen servicios de créditos a las personas de bajos recursos, pero también capacitación técnica respecto de los procesos de construcción y conformación de barrios y a la provisión de recursos humanos que den una mano en las tareas.
La representante de la OSC en Argentina asegura que “no hay un programa igual a otro ya que tratamos de adaptarnos a las necesidades de la gente”. A diferencia de Provivienda Social, los créditos de esta organización son individuales: “El monto que recibe cada familia no está ligado a un grupo, por lo tanto cada uno se hace cargo de su crédito y no se ve afectado si otra familia dejó de abonar”. El destino del dinero puede ser desde la construcción y mejoramiento de la casa hasta la puesta a punto del barrio en sí.
Otro caso es el que existe en la provincia de Buenos Aires, donde una veintena de organizaciones sociales y de base unieron fuerzas para pensar e intentar soluciones al déficit habitacional. Conforman el Foro de Organizaciones de Tierra, Infraestructura y Vivienda de Buenos Aires (Fotivba), en el que se articulan dos tipos de entidades: las de corte técnico- instrumental y las de base. Las primeras, integradas por técnicos, arquitectos y trabajadores sociales, entre otros profesionales, se orientan a la promoción y desarrollo, a nivel organizativo. “Se toma a la obra de construcción como herramienta para trabajar otras cuestiones que tienen
que ver con los lazos sociales. Es la llave que permite abrir el campo social de la falta de un techo”, apuntó Gabriel Nosetto, integrante de Madre Tierra, una de ellas.
Muchas de estas organizaciones ofrecen lotes a personas de bajos recursos: compran parcelas de tierra, las dividen y las nutren de servicios de infraestructura para luego iniciar planes crediticios. Otras colaboran en la construcción propiamente dicha de las casas, junto con las agrupaciones de vecinos en los barrios, donde se roza la piel de la problemática.
“Nosotros participamos en la creación del barrio entero.Yo sé cómo se hizo mi casa, cuántos ladrillos me llevó. Conozco el sacrificio.
Muchos nos preguntan por qué decidimos quedarnos acá, si vivimos en malas condiciones. Les contestamos que nos quedamos porque esto es nuestro”, remarcó Osvaldo Francés, miembro de la comisión directiva del barrio San Cayetano, en Rafael Calzada, que también integra el Fotivba.

La acción del Estado

Si se sondea en los espacios gubernamentales porteños, provinciales y nacionales, se encuentra más de un programa dedicado a la atención del déficit habitacional y al mejoramiento de las condiciones de hábitat de las personas que así lo requieran. Sin embargo, cuando la lupa se acerca, las fallas salen a la luz: falta de presupuesto, nula participación de los vecinos en las propuestas, pero principalmente una mala definición del problema, lo que deriva en soluciones ineficientes.
Desde que comenzó la gestión de Mauricio Macri al mando de la Jefatura de Gobierno porteño, las funciones que cumplía el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) se redujeron a sólo una: atender las necesidades de las personas de más bajos recursos, que no logran ingresar siquiera en los planes crediticios que hasta hace unos meses otorgaba el organismo.
Es que en un traspaso que aún es de hecho, ya que debe aprobarlo la Legislatura, las nuevas construcciones para habitantes de villas quedan bajo el amparo de la Corporación del Sur, una sociedad del Estado conformada en un 50 por ciento por capitales privados, y la atención de problemas de infraestructura en los barrios precarios en manos de las Unidades de Gestión e Intervención Social (Ugis). Los vecinos de la Villa 3, junto con los de otros siete barrios similares, conformaron el Frente de Villas Unidas por la Urbanización Participativa, cuyo principal objetivo es “luchar por la vivienda”.
“Es todo una mentira. Acá construyeron algunas casas pero no tuvieron en cuenta las necesidades de la gente y quieren instalar en una casa de dos ambientes a una familia de ocho o nueve integrantes”, sostuvo Nadia. “Lo que buscan es hacer pocas acciones de alto impacto, pero soluciones de verdad no dan”, agregó Daniel.
La situación es un tanto diferente en la provincia de Buenos Aires, donde además de las estrategias de escrituración social que impulsa la Escribanía General de Gobierno, se aplican programas de vivienda nacionales. “Ciudad y Provincia son el día y la noche en este tema. El programa de Urbanización de Villas y Asentamientos precarios, si bien no es suficiente todavía, es un buen avance.Hay entre 50 y 60 proyectos en funcionamiento”, aportó Cravino.
No obstante, algunas de esas iniciativas evidencian las mismas fallas que los porteños en cuanto a la indiferencia hacia la opinión de la gente. “Tenemos un Estado ciego, sordo y mudo en lo referente a política habitacional. En vez de ayudar a los que construyeron con su propio esfuerzo, construye casas nuevas. Lo que hay que hacer es mejorar el espacio en el que la gente ya está habitando”, opinó Zavalía Lagos.
Cravino, por su parte, optó por dejar en claro: “El Estado no regala nada. Cuando regulariza, otorgando escritura, luego viene el momento en que la gente empieza a pagar por esa tierra”.

La emergencia en números

167.500 personas habitan en 25 villas y asentamientos precarios de la ciudad de Buenos Aires, según el cálculo de la Defensora del Pueblo porteña.
891 villas de emergencia existen en el gran Buenos Aires, según las estimaciones de la organización Infohabitat.
26 mil son las personas que viven en la villa 31 y 31 Bis, de acuerdo al censo realizado por el gobierno porteño. Y 60 mil serían, aproximadamente, según estiman los vecinos.
50 mil personas viven en la 1-11-14 del Bajo Flores.
50 mil habitantes tiene villa Itatí, en Bernal y Wilde, según la organización Etis.
40 mil vecinos viven en La Cava, San Isidro, según estimaciones de OSC de la zona.
100 mil personas viven en 200 villas del Partido de La Matanza, según la Federación de Tierras y Viviendas.

Una lupa sobre el barrio

El 42 por ciento de los vecinos de cinco barrios de la localidad Cuartel V, en el partido bonaerense de Moreno, sufría enfermedades respiratorias como tos, asma y bronquitis.
Hoy, ya no. Fueron determinantes las mejoras en las condiciones habitaciones que llegaron de la mano del tendido de gas natural promovido por la Fundación Pro Vivienda Social (Fpvs).
Luis Basualdo, responsable del área de Relaciones Institucionales de Fpvs, afirmó que al acceder a ese beneficio, la cocción de los alimentos es diferente y ello repercute en la salud de la población: los vecinos dejaron de presentar problemas respiratorios y gastrointestinales, ejemplificó.
Con el fin de medir el impacto de las mejoras impulsadas en la zona y contar con información que permita diseñar políticas públicas, la entidad, junto con la Universidad Di Tella,
llevó adelante el Observatorio de Desarrollo Barrial, un trabajo de campo que involucró a 400 familias en 2006 y a otras 800 en 2007, sobre un total de 4 mil, que habitan en la zona.
Entre otros datos, el estudio reveló que la mitad de los habitantes trabaja como obrero o empleado y el 13 por ciento vive de changas. En tanto, el 54 por ciento no realiza aportes jubilatorios y cerca de tres de cada diez personas no completaron la primaria.
El relevamiento también sacó a la luz que sólo seis de cada diez viviendas (en la actualidad ascendió a siete de cada diez) tienen paredes con revoque, los baños no cuentan con cañería de agua caliente, mientras que los servicios básicos como gas, cloacas y asfalto
brillan por su ausencia. Existe una red precaria de agua, a la cual accede el 70 por ciento de la población, las calles son de tierra y la recolección de los residuos es deficiente.
“Las cifras buscan monitorear la llegada de los programas de la fundación pero muy especialmente contribuir con información precisa a la definición de políticas públicas hacia los sectores más desfavorecidos”, explicó Basualdo, para quien los datos analizan también los procesos de la economía informal y dan a las empresas un panorama de situación a la hora de evaluar posibles inversiones.

Viviendas más económicas

Desde la Escuela Técnica Nº 34 Ingeniero Hermitte, en la Ciudad de Buenos Aires, el coordinador del área de Construcciones, Jorge Lema, creó junto con sus alumnos una nueva alternativa de vivienda social de fácil construcción y bajo costo, sin descuidar la calidad del inmueble. Al proyecto lo bautizaron Prototipo de Vivienda Bioclimática de Interés Social (Provibis). Esta experiencia pedagógica se puso en marcha en 2003 y se inscribe dentro de los procesos de enseñanza de ese secundario. Su edificación supone un 30 por ciento de ahorro del costo de las viviendas económicas tradicionales.
“Los estudiantes realizaron distintos proyectos de viviendas para vecinos humildes llegando a pautas constructivas muy simples. En la planta baja idearon un espacio social único (comedor, cocina, lavadero) con baño y cocina más un ambiente para que duerma la abuela o una persona con discapacidad. La planta alta está compuesta por dos dormitorios que conforman también un espacio único dividido con placard o cortina. Todo en 5 metros x 5 x 5 metros de altura”, precisó Lema.
Lo novedoso de la técnica radica también en que las unidades se ensamblan entre sí minimizando la cantidad de medianeras, al tiempo que contempla la bioarquitectura y la sustentabilidad; genera recuperación de agua de lluvia para tirar en el inodoro y riego; responde
a los conceptos de autoconstrucción –porque se busca que los propios beneficiarios ayuden en la edificación de la que será su casa– y se puede realizar por etapas, permitiendo ampliar los espacios una vez que se hizo la estructura externa. Tampoco necesita luz durante todo el día ya que tiene un novedoso sistema de iluminación central. “Buscamos poner a disposición del sector social y las cooperativas de trabajo todo el conocimiento académico necesario para mejorar las condiciones de vida y habitabilidad de los vecinos que viven en riesgo social. Los planos están a disposición de quienes deseen aplicarlos”, sentenció Lema, quien además preside el Instituto para el Desarrollo de la Vivienda (Indevi).

La toma que se convirtió en barrio

familia Rojas conquistó su espacio. Ése que hoy es “digno de habitar” pero que hace no más de un cuarto de siglo era apenas “un rancho, con cuatro paredes de cartón, chapa y plástico, en medio de una laguna, y la nada”. Allí, las velas fueron las que iluminaron durante mucho tiempo, mientras que al agua accedían a través de un vecino generoso que no escatimó en prestar el servicio, cuando el resto miraba desconfiado y con malos ojos a los “ocupas” que venían a “crear una villa en el barrio”. Se trata de la primera gran toma del partido de Avellaneda pero con una meta clara: “Trazar calles y lotear el terreno para construir un barrio convencional, no una villa”. A sólo 10 minutos de la Ciudad de Buenos Aires, Elsa y Ramón Rojas constituyen un ejemplo de cómo con organización vecinal, participación, persistencia y perseverancia el déficit habitacional puede cambiar su cara.
En la localidad de Villa Domínico, partido de Avellaneda, al sur del Gran Buenos Aires, hace 25 años las inmediaciones de las vías del ferrocarril, en el tramo este, eran un abismo.
“Terrenos muy bajos, que se inundaban cada vez que llovía. Sin luz, agua ni gas. Pero decidimos tomarlo porque era eso o nada. Sólo podíamos pagar un alquiler mientras que acceder a créditos bancarios era imposible. Pero nosotros siempre lo tuvimos bien en claro: construir nuestra propia casa, no usurpar propiedades de los demás a costa de los otros”, recordó Elsa sobre el inicio
de una extensa lucha y sacrificio.
Con dos pequeños hijos, y junto a otras 70 familias, en enero de 1984 tomaron el predio. Luego llegó el arreglo con la propietaria, quien le facilitó la compra del terreno –difícil de comercializar
por las condiciones en las que estaba– en 48 cuotas “a un valor que representaba una tercera parte del alquiler que pagábamos por aquel entonces”, calculó Ramón, de 67 años.
La conexión energética fue el primer servicio que encararon los vecinos recién a unos tres años de la toma, tras intensas gestiones con la comuna. Para el tendido de agua y el alumbrado, agrupados en una Junta Vecinal le pidieron ayuda a la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Avellaneda para que los estudiantes del último año aportaran los conocimientos técnicos en concepto de pasantía. Hoy, uno de los alumnos que participó de esa experiencia es el intendente del partido.
“A través de kermeses, festivales, bingos y venta de comida juntábamos los fondos para los materiales, como cables, lámparas, caños, mientras hacíamos el zanjeo para la red de agua potable y el desagüe pluvial”, recordó Ramón. Lo último en llegar fue el asfalto, hace unos meses nada más, “aunque a los siete años de ocupar el predio ya habíamos terminado nuestra propia casa de material, que con el tiempo seguimos ampliando y mejorando”, subrayó eufórico en un gesto por alentar a aquellas personas que no se animan a vivir en un lugar “a primera vista inhabitable” porque temen no poder revertir esa condición.
Actualmente, alrededor de 74 son las familias que residen en el barrio San Jorge y todas tienen el título de propiedad. En sus alrededores, sobresalen otras barriadas, algunas mucho más pobladas, que son también el resultado de tomas que se sucedieron años después con la misma bandera: “Desde el pie, organizados y participando podremos lograr la calidad de vida que merecemos”.