lunes, 30 de noviembre de 2009

La voluntad, estímulo para la inclusión

Historias Solidarias / En Barracas, Ciudad de Buenos Aires

El Parador Arte y Vida busca la reinserción social de adolescentes y jóvenes vulnerables por medio del arte y la educación
Lunes 30 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa del diario La Nación de Buenos Aires, Argentina

Cynthia Palacios
LA NACION


Desde la entrada, la música se oye lejana. Y a medida que se avanza por el pasillo las guitarras eléctricas se escuchan con toda su potencia. No hace falta pensar mucho para descubrir que el taller de rock está en marcha.

Es uno de los espacios que lleva adelante la Fundación "Por el Arte hacia la Vida" que, a través de actividades relacionadas con el arte , el deporte y la educación, apunta a la prevención, asistencia y reinserción social de adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Hoy participan 250 jóvenes en sus talleres de música, cine, teatro, plástica, diseño gráfico, computación y reciclado de computadoras, además de historieta y cine, así como actividades formativas como clases de computación, reparación de PC, diseño gráfico, cocina, talabartería y tapiz.

Todo ocurre en el "Parador Arte y vida", un predio de 2000 metros cuadrados que les cedió el Onabe, en Barracas. Debajo de las vías del ferrocarril, cuenta con ocho enormes arcos, dos de los cuales fueron acondicionados mediante la construcción de salones de usos múltiples, la cocina y los baños.

Los chicos llegan de los lugares con más carencias de la ciudad. Muchos de la villa 21-24, de Barracas; de la 1-11-14 del Bajo Flores, de Lugano.

La historia de "Por el Arte hacia la Vida" comenzó en 1994, cuando Malagoli y otros profesionales trabajaban en un centro de día para adictos, en San Telmo. "Nos desalojaron porque no teníamos apoyo del gobierno nacional ni del de la ciudad y buscamos la responsabilidad del Estado para no volver a sufrir esos avatares", recuerda la presidenta, María Celestina Malagoli.

Con el cambio de lugar llegó el cambio de concepción. "Empezamos a trabajar en prevención inespecífica, atacamos al problema indirectamente, desde el deseo de los chicos. Ellos vienen a los talleres y nadie les pregunta si son de la villa o si se drogan ?cuenta Malagoli?. Ellos vienen porque quieren hacer estas actividades que en otro lugar son pagas y para nosotros es un gran paso que estén acá y no en la villa corriendo riesgos."

Malagoli recorre el lugar con La Nacion y muestra: "Acá queremos hacer un escenario y presentar lo que los chicos hacen", se ilusiona. La cocina es grande y las mesadas están despejadas. "Al no tener financiamiento, no podemos poner en funcionamiento el taller de cocina", lamenta.

"Nos dimos cuenta que somos un puente. La villa es un ghetto... Cuando llegaron, los chicos no sabían viajar. No salen de la villa porque tienen tienen todo ahí adentro y eso es excluyente, es lo opuesto a la exclusión social. Nosotros trabajamos con el afuera de los chicos... los vamos incluyendo con el afuera", explica.

La idea es hacer del lugar un centro de capacitación y que los chicos vayan creciendo en su formación y en los valores que rodean al trabajo. Durante el verano, la Fundación Uocra dictará talleres de albañilería y colocación de cerámicas.

A pesar de trabajar con 250 chicos que en promedio tienen 16 o 17 años y vienen de lugares difíciles, en la fundación nunca tuvieron problemas de conducta. "Hay una estigmatización con los chicos de la villa, que matan, que se drogan. Nosotros podemos decir que la mayoría no son eso. Son esto: el 80% de nuestros chicos estudia y quiere salir adelante", asegura Malagoli.

Por eso es tan importante el apoyo escolar. Tienen un principio de acuerdo con extensión universitaria de la UBA para que estudiantes egresados puedan dictar clases de apoyo escolar. "En las villas no hay Internet, queremos que acá tengan un lugar para estudiar y hacer los trabajos de la escuela", señala la directora. Y agrega que tienen un convenio con el Instituto Universitario Nacional del Arte para que se dicten todas las carreras artísticas en el parador.

Como se trata de un proyecto a largo plazo, que intenta generar cambios profundos en los chicos, Malagoli quiere conseguir apoyo de empresas y donantes que le permitan asegurar la continuidad de la fundación. Para comunicarse con ellos: www.fundacionarteyvida.org.ar y 5290-6989.

En el patio, Cinthia, de 16 años, Adriana, de 19, y Matías, de 21, tocaban la guitarra. "Aprendía sola en casa, con libritos pero acá aprendí mucho más. Además, hice buenos amigos", cuenta.

Adentro del salón las guitarras eléctricas sonaban bien fuerte. Christian pidió un minuto de tregua para contar: "Hace un año que vengo y todo lo que sé lo aprendí acá. Nos dan una base completa". Con Iván, formó el grupo "Retórica".

Desde sus objetivos, la fundación se propone promover la inclusión social con el fortalecimiento de la personalidad de los jóvenes a través del desarrollo de las capacidades artísticas y las herramientas que les permitan desempeñarse en la sociedad. "Este es un lugar de referencia para estos chicos. Un lugar sano", dice la presidenta con orgullo.

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