miércoles, 1 de agosto de 2007

Una herramienta de equidad a nuestro alcance.

En todas las facetas de la vida comercial de una organización la responsabilidad es un valor sin e qua non, debido a la permanente exposición con que cuenta una firma, ya que se expone a clientes, proveedores, empleados y comunidad en general.

Respecto de la incorporación de suministros, insumos, materias primas o productos terminados para su recomercialización, es ahí donde la responsabilidad social empresaria se hace presente de una manera muy importante.

En esta faceta somos clientes. Como consumidores tenemos la posibilidad de hacer valer lo que compramos. Cada producto tiene un precio, generalmente dado por la competencia en diferentes mercados. Ese precio es único pero el valor que le asignamos a cada artículo varía según la concepción que tenemos de las cosas.

En un mundo en permanente cambio y evolución, también crece la exigencia de los consumidores. Los mismos se encuentran cada vez más deseosos de encontrar más valor por lo que compran. Y es importante que ese valor tenga incorporado el respeto por las normas.

Y como se pueden respetar las normas y reglamentaciones a través de la comercialización de los productos? No es posible que se vendan productos, cuya elaboración daña el medio ambiente. Tampoco es aceptable que se vendan productos o servicios generados por personas indocumentadas, explotadas, mal pagas o en la informalidad (léase, en negro). Como tampoco es posible que se vendan productos de empresas que no cumplen con normas éticas o de libre competencia.

Como consumidores y como empresas, debemos ser concientes de que los productos y servicios que adquirimos, fabricamos o generamos tienen que respetar las normas. Es allí donde empezamos a "igualar para arriba" y permitimos que se desarrollen equitativamente y competitivamente los mercados donde nos hallamos inmersos.

Está más que comprobado que los clientes son y somos capaces de pagar más dinero si hace falta con tal de comprar productos de empresas con responsabilidad social. No olvidemos que el cliente está cada vez más informado, capacitado y comunicado con otros clientes. Y las malas experiencias de compra se expanden con gran rapidez en esta aldea global.

Como siempre, espero que este tema nos llame a la reflexión.

Lic.Luciano Daniel Ricchetti
FOEMA. Area Resp.Social Empresaria

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