Revista del diario La Nación. Domingo 16 de diciembre de 2007
Creo en ti
Una fundación local entrega préstamos de hasta 7000 pesos, sin garantías ni intereses, a jóvenes emprendedores que no tienen acceso al crédito convencional. Historias de gente que halló cauce a sus sueños
Capacidad y esfuerzo. Entusiasmo por aprender a hacer mejor lo que ya se sabe, o por aprender a hacer lo que aún no se intentó. Ganas. Muchas, muchísimas ganas de superarse y de trabajar para ofrecer una vida mejor a la familia: a los padres, en algunos casos; a los hijos, en otros. Una vida sin las carencias que muchos de ellos sufrieron y que no pueden olvidar.
Esas son las condiciones, el capital que respalda a personas que, gracias a haber recibido una ayuda, pudieron avanzar en el desarrollo de una actividad que les da bastante más que un ingreso económico para sus hogares.
Muchas instituciones trabajan para dar apoyo a emprendedores que no cuentan con los recursos necesarios para poner en marcha sus proyectos: en el caso de aquellos cuyas historias cuenta esta nota, el empujón llegó desde la Fundación Impulsar, que ayuda a jóvenes de entre 18 y 35 años sin acceso a las fuentes tradicionales de crédito a que creen sus propias empresas.
Su modalidad de trabajo es la entrega de préstamos de hasta 7000 pesos, sin garantías ni intereses y con premios por el pago puntual de las cuotas. Cada beneficiario cuenta además con el acompañamiento de un mentor, que lo guiará durante tres años en la planificación y el desarrollo del negocio.
La misión de Impulsar, que se financia con donaciones de empresas e instituciones privadas, comenzó en 1999 en la ciudad de Salta. Hoy también hay sedes en Tartagal, Córdoba, Mendoza, Tucumán, San Luis y en la ciudad de Buenos Aires, donde la instalación es reciente.
¿Cómo se llega a definir a quiénes ayudar y de qué manera hacerlo? Según cuenta Eleonora Ruiz Huidobro, directora ejecutiva de la institución, en cada lugar se realizan convocatorias y se mantienen entrevistas personales con quienes están interesados en dar vuelo a su emprendimiento; luego se dicta un curso de capacitación y finalmente, contra la entrega del proyecto detallado por escrito, se analiza el otorgamiento del crédito. Hasta ahora se concedieron 1,8 millones de pesos, que permitieron encender los motores de 385 emprendimientos.
Por Silvia Stang
Para saber más:
www.fundacionimpulsar.org.ar
www.youth-business.org
Impresiones
De cara a la problemática laboral que afecta a millones de jóvenes en la Argentina, “tenemos la convicción de que existen soluciones que dependen de los ciudadanos, y es éste nuestro aporte a la comunidad”, dicen en la Fundación Impulsar.
El lema de la institución es: “Empresas que ayudan a jóvenes a crear empresas”, y refleja de qué manera se cumple el compromiso asumido, señalan.
Los jóvenes cuyas historias se relatan en esta nota fueron premiados por Impulsar en su cena anual de recaudación de fondos como los mejores emprendedores, cada uno en su ciudad.
El proyecto está inspirado en una organización similar del Reino Unido, The Prince’s Trust, liderada por Carlos, el príncipe de Gales. The Prince’s Trust fue creada en 1983 y ha ayudado a más de 60.000 jóvenes a iniciar sus propios negocios, además de haber contribuido a reducir el desempleo a través de la creación indirecta de más de 150.000 nuevos puestos de trabajo.
En la Argentina, la Fundación Impulsar fue constituida en 1999, con aportes de ocho socios iniciales: la Asociación Argentina de Cultura Inglesa, la compañía gasífera BG Argentina, la minera Borax Argentina, la tabacalera Nobleza-Piccardo, las compañías de seguros Royal & Sun Alliance y Zurich, la firma de productos de consumo masivo Unilever y la vidriería VASA.
A esas empresas se sumaron luego más de 30 entidades como benefactoras, adherentes o donantes. También existe una categoría de donantes individuales.
Una declaración de principios asigna diez derechos a quienes aportan recursos. Entre ellos, tener acceso a los estados financieros, recibir el debido agradecimiento y preguntar con libertad a los miembros del consejo de administración sobre las actividades desarrolladas.
Actualmente, la Fundación está presidida por Alejandro Pineda, un ex directivo del sector asegurador.
El serigrafista tucumano
En San Miguel de Tucumán, Germán Vázquez tiene como clientes a varias empresas e instituciones. Su trabajo es hacer tarjetas, cartelería y productos en general destinados a mostrar la imagen de una compañía. Dueño del Taller Gráfico Ankay, Germán asegura que recibió de Impulsar mucho más que los $ 4800 que le permitieron comprar maquinaria para ampliar la oferta de productos.
Este tucumano, que intenta contagiar su espíritu emprendedor a otros, no duda en afirmar que podrían haberle hecho “un daño” si le prestaban más dinero del que recibió. Y parece ofrecer una lección a quienes piensan que con pocos recursos materiales no se puede comenzar un negocio.
“Si a mí me daban todo servido, yo no iba a vivir la experiencia de la búsqueda de cómo arrancar [a partir de los aportes obtenidos]. No iba a experimentar todo el esfuerzo que se necesita para empezar algo”, afirma.
Consciente de que los fondos deben circular porque son muchos los que necesitan ayuda, este joven de 24 años asegura que decidió adelantar el pago de cuotas para que otros emprendedores puedan tener pronto su oportunidad.
Como les ocurrió a otros beneficiarios de Impulsar, Germán tuvo en un primer momento la sensación de estar frente a una institución que, una vez presentado su proyecto, le diría: “Bueno, lo vemos y te llamamos”... para no contactarse nunca más con él. Pero, a diferencia de otras puertas que había ido a golpear, esta vez su llamado tuvo respuesta.
Y llegaron no sólo los billetes, sino también el servicio de mentoría, que Germán considera “importantísimo”.
Eso lo pudo comprobar en momentos concretos, como cuando su mentor le advirtió que se estaba ocupando demasiado de cada detalle del negocio, pero no estaba saliendo a conseguir más clientes, una tarea indispensable.
La serigrafía es una actividad que apasiona a Germán. El oficio, recuerda, lo aprendió en la comunidad que tiene el movimiento católico de los Focolares en la localidad bonaerense de O’Higgins, donde pasó unos días de descanso hace unos años. Antes, él había trabajado en la actividad de la construcción con su padre, y había intentado tener su panadería.
No es el único que, agradecido con la Fundación Impulsar, dice risueño: “Todavía busco la trampa de todo esto y no hay caso, no la encuentro...”
Para Germán, ésta ha sido una oportunidad impensada, una llave que le abrió la puerta a una vida en la que gana mucho más que el dinero que necesita: el sentir que sí se puede.
“Con esfuerzo, con trabajo y con amor por la familia y por la actividad emprendida”, explica.
Primero fueron escarpines
Otro de los jóvenes que obtuvieron ayuda de la fundación es Néstor Dias, un cordobés de 24 años, papá de tres chicos, que no puede evitar las lágrimas cuando se acuerda de lo mal que llegó a estar: hubo un tiempo en que ni él ni nadie de su familia lograban ingresos estables para vivir sin grandes carencias.
“Te regalo esto para que les hagas ropa a los chicos”, le dijo un día a la hermana de Néstor su suegra, mientras le daba una bolsa llena de retazos de tela polar que había encontrado frente al portón de una fábrica textil.
La anécdota podría quedar ahí, con unos escarpines cubriendo los pies de los sobrinos de Néstor. Pero no. El, que siempre se las había rebuscado, pensó que, cuestión de darse maña, era posible confeccionar y vender prendas para bebés.
El primer stock –unos 15 pares de escarpines– se agotó en menos de una hora en la entrada del Hospital Neonatal de la ciudad de Córdoba.
Lo que siguió no fue fácil: estar a la espera cada tarde, en la puerta de la planta fabril, para rescatar las telas descartadas por la empresa, y cargar las bolsas, de 15 o 20 kilos, 20 o 25 cuadras caminando... Y después, ya en la casa, ver qué servía: seleccionar, probar en qué retazos entraba la medida de un molde, y aguantar hasta la madrugada cortando telas, trabajando...
“Antes de eso habíamos golpeado las mil y una puertas que había para golpear; en ciertos momentos, te decís a vos mismo: ¡Qué es lo que estoy haciendo para ganar por ahí 50 centavos!. No es nada agradable”, recuerda Néstor.
Cuando el joven cordobés se enteró de la existencia de Impulsar, ya había avanzado con su esquema producción: sabía qué telas usar, conocía de costos y tiempos de fabricación. Por eso –cuenta–, lo que aprendía en el curso de capacitación lo aplicaba de inmediato a su negocio.
Aunque al principio no confiaba mucho en poder acceder al préstamo, sí lo obtuvo, y con los $ 4300 recibidos compró una máquina de coser industrial y elementos para agilizar y mejorar los procesos.
Es difícil conocer ahora cuál es el techo de la producción de esta fábrica nacida entre retazos de descarte. En agosto pasado, Néstor y 12 personas más cumplieron con un pedido de 2000 juegos de bufandas y manoplas.
“Fue una buena hazaña”, dice sonriente. Una hazaña cumplida gracias a un esfuerzo intenso que se conjugó con algo de creatividad, como lo demuestra el pacto hecho con las autoridades del hospital: prendas de bebe para familias sin recursos a cambio de ocupar un lugar para vender en la institución sanitaria.
“Cuando llegué a Impulsar le dije a la directora: Para mí, la Fundación no va a ser el dios que me salve; va a ser una mano que me va a ayudar a acortar el camino, porque las cosas las voy a lograr yo mismo”, relata. Pero el dueño de la marca de ropa Caruchas se apura en agregar, agradecido: “Yo no sabía que esto me iba a ayudar tanto”.
El gusto del sueño cumplido
Al amor y al esfuerzo, Manuel Agustín Reynoso sumó algo de harina, ricota y verduras para poner en marcha su fábrica de pastas A Gustito. Agustín vive en la nueva ciudad de La Punta, en San Luis. Casado y con tres hijos, este joven de 28 años conoció a la gente de la Fundación Impulsar tras una experiencia en su vida laboral, como trabajador dependiente, que recuerda como “muy fea”.
Antes de comenzar el curso de capacitación, Agustín estaba convencido de la necesidad de tener un empleo en una empresa para poder darle a su familia lo que le hacía falta. “A medida que fui haciendo el curso me fui dando cuenta de que también está bueno tener lo propio, algo seguro y propio”, relata este puntano, que tuvo en una fábrica de pastas su primer empleo, cuando era un chico de sólo 12 años. Como a sus seis hermanos, a Agustín le tocó poner el hombro desde niño para llevar algunos pesos a casa.
Casi dos décadas después de aquella experiencia, hoy defiende orgulloso la calidad de sus productos, de elaboración totalmente casera. “La gente nos pide más y ya no damos abasto; yo empiezo a las dos de la mañana y a las once ya repartí todo”, asegura.
Con los $ 6648 obtenidos por el préstamo, el joven empresario compró materia prima, una amasadora, una heladera vitrina y otros elementos para acondicionar el local de ventas, que le alquila a bajo precio a la municipalidad.
“Tener un sueño y poder cumplirlo te hace ver las cosas de otra manera”, evalúa Agustín, que ambiciona ver a sus hijos felices, hoy jugando, y mañana tomando las riendas de la fábrica de pastas que él planea legarles. “Esta es una de las primeras empresas que hay en mi ciudad, y mi idea es llegar a tener algo grande; con paciencia y dedicación se convertirá en una gran empresa”, se ilusiona.
Esas dulces metas
Hace algunos años, la mendocina Alina González escribió cuáles eran sus metas en un papel. Ella decidió anotar qué se proponía para su vida, y la creación de una empresa ocupaba un lugar en el listado. “Sólo sabía que quería trabajar para mí y no para alguien más”, relata esta emprendedora de 26 años.
Alina optó por desarrollar por cuenta propia una actividad que le era familiar. En su caso, la apicultura.
Cuando se enteró de que la Fundación Impulsar le aprobaba un crédito, ya había logrado dar arranque al proyecto gracias a una ayuda de la municipalidad de Tunuyán. El nuevo préstamo significó un empuje y la posibilidad de comprarle las cajas y colmenas a un hombre que se estaba retirando del negocio de la apicultura. Ahora sonríe, pero buen susto debe de haberse llevado con todas las picaduras que sufrieron ella y su papá al trasladar de un lugar a otro los equipos para la producción de miel.
Lograr que la gente conozca la empresa y se entusiasme con los productos ofrecidos es un desafío fundamental para que un proyecto funcione. Según define Alina, para cumplir con ese objetivo ella se propone hablar con muchas personas y contarles sobre las propiedades de la miel y el polen. Se trata también, según cuenta, de redactar folletos y, de acuerdo con el interés que cada potencial cliente demuestre, hacerles llegar más información a través de otras vías. “Ya se creó una red en la que cada uno le cuenta a otro sobre los productos, que llevan la marca Alita-Vida Natural”, afirma.
Al mismo tiempo, Alina, que ama la actividad a la que decidió dedicarse, busca ser proveedora de comercios y expandir la distribución de la miel hasta el sur del país.
Mientras tanto, viaja todas las semanas de Tunuyán a la ciudad de Mendoza, donde cursa la carrera de Administración de Empresas. De esta manera, y a fuerza de voluntad, cumple con otra de las metas que había escrito en aquella lista unos años antes.
La chica de las escobas
Varios kilómetros más al Norte, en la ciudad salteña de Tartagal, vive Yamila Azán, que a los 24 años lleva adelante la actividad de una empresa dedicada a fabricar escobas y a comercializar productos de limpieza.
¿Por qué eligió un rubro así esta chica de 20 años que derrocha entusiasmo y ya terminó la carrera de Relaciones Públicas? La fabricación de escobas es la actividad a la que, desde 1952, se había dedicado su padre, hoy de 80 años, con quien Yamila y su hermana se criaron, tras perder de pequeñas a su mamá.
La venta había aflojado mucho cuando, en la década pasada, comenzaron a ingresar en el país productos importados a menor precio. La devaluación de 2002 planteó un escenario favorable para esta pyme norteña. Pero –otra vez un pero– el encarecimiento de la materia prima se interpuso como el nuevo obstáculo.
En ese contexto, y con su padre sufriendo problemas de salud, Yamila veía cómo la fábrica decaía y decaía... Entonces, con la fuerza dada por la mirada paterna, decidió armar su proyecto para reactivar el emprendimiento y recurrió a la Fundación.
Los $ 4979 que le prestaron se transformaron en materia prima. En la misión de rearmar la relación con proveedores y clientes, Yamila comenta que a su oficio de escobera debió sumar el de mecánica. Es que su Ford Taunus “rojito” modelo 84 la obligó a conocer algo de esos misterios que se esconden bajo el capó. Con la expansión del negocio, pudo comprar una camionetita algo más nueva que, según dice, ya le está quedando chica.
“Mi papá es mi copiloto –relata–. El me dice cada día que vayamos a trabajar, sube a la camioneta, va escuchando la radio y espera que le lleven golosinas; ésa es la vida de mi papá, andar en la calle. Si lo dejo en casa se enferma.”
El entusiasmo de Yamila pudo más que reactivar la fábrica de escobas Azán. Reactivó también el ánimo y las sonrisas de alguien que transita los años maduros de su vida sin tener que ver el derrumbe de algo que tanto le costó construir siendo joven. Lo dice esta joven salteña: “Con amor y esfuerzo, se sale a flote...”
lunes, 17 de diciembre de 2007
lunes, 10 de diciembre de 2007
Ladrillos ecológicos con tierras empetroladas
El innovador proyecto, llevado a cabo por una pyme salteña, produce hasta 1.500 productos por hora que se elaboran con el barro que se extrae de un yacimiento, en el departamento San Martín, al norte provincial
"La nuestra es una pyme familiar que trabaja desde hacen siete años con esas nuevas maquinarias, con las que haremos un aporte a la sociedad en materia de saneamiento ambiental", explicó Carlos Padilla, presidente de la empresa Pacaral Construccciones.
El proyecto fue recientemente declarado de interés provincial por el Poder Legislativo salteño en virtud de sus incidencias productivas y ambientales.
El sistema fue desarrollado a través del Programa de Minería Social que lleva adelante la Secretaría provincial del área y financia el organismo minero de la Nación.
La máquina- la primera del país en su tipo- fue construida en Salta, como parte de un proyecto que apunta al aprovechamiento de arcillas y residuos resultantes del tratamiento de hidrocarburos.
De esta manera, la empresa de Tartagal espera generar fuentes genuinas de ocupación y sumar un producto -ladrillos ecológicos- que tendrá como valor agregado la protección del medio ambiente.
Así lo destacó el ex secretario de Minería de la provincia, Ricardo Alonso tras la firma del acuerdo por el cual se hizo entrega de los equipos provistos por el Programa de Minería Social de la citada empresa.
Fuente: Télam
Lunes 10-12-2007
"La nuestra es una pyme familiar que trabaja desde hacen siete años con esas nuevas maquinarias, con las que haremos un aporte a la sociedad en materia de saneamiento ambiental", explicó Carlos Padilla, presidente de la empresa Pacaral Construccciones.
El proyecto fue recientemente declarado de interés provincial por el Poder Legislativo salteño en virtud de sus incidencias productivas y ambientales.
El sistema fue desarrollado a través del Programa de Minería Social que lleva adelante la Secretaría provincial del área y financia el organismo minero de la Nación.
La máquina- la primera del país en su tipo- fue construida en Salta, como parte de un proyecto que apunta al aprovechamiento de arcillas y residuos resultantes del tratamiento de hidrocarburos.
De esta manera, la empresa de Tartagal espera generar fuentes genuinas de ocupación y sumar un producto -ladrillos ecológicos- que tendrá como valor agregado la protección del medio ambiente.
Así lo destacó el ex secretario de Minería de la provincia, Ricardo Alonso tras la firma del acuerdo por el cual se hizo entrega de los equipos provistos por el Programa de Minería Social de la citada empresa.
Fuente: Télam
Lunes 10-12-2007
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Desarrollo Sustentable
martes, 27 de noviembre de 2007
La Misión de los Payamédicos
Se realizó en Buenos Aires un congreso internacional de payamédicos
Hacer reír, una herramienta con valor terapéutico
Refuerza el vínculo médico-paciente
El humor es la llave. Con nariz de payasos atraviesan la solemnidad de las salas de internación y hacen reír. Pero su función va más allá: la risa es apenas el puente que lleva a rincones más oxigenados de la existencia en un momento traumático, cuando la cotidianidad es un despliegue ininterrumpido de médicos distantes, enfermeras desbordadas, dolor y un miedo sin válvulas de escape.
"Nuestras intervenciones constituyen una terapia alternativa", define el psiquiatra, clown, especialista en terapia intensiva y payamédico José Pelluchi, coordinador junto con Cristina Martí del Primer Congreso Internacional de Clowns y Payasos de Hospital, que se realizó en Buenos Aires.
Sobrevuela las presentaciones la sombra de Patch Adams, el "Doctor Risa", que en los setenta instaló la risaterapia en hospitales de los Estados Unidos y se convirtió en figura emblemática a partir de la película que protagonizó Robin Williams.
Su presencia se corporiza en la nariz roja que decora las esculturas de la sede en la que se desarrolla el encuentro: un aula de la Facultad de Medicina en la que circulan clowns, payamédicos, humoristas y estudiantes de medicina que entienden que la solemnidad no es una condición necesaria de su profesión y que una relación más igualitaria refuerza el vínculo terapéutico entre el médico y el paciente.
Aunque admite que no encontró las dificultades de Patch Adams para instalar el humor en distintos hospitales del país -hoy interviene en el de Clínicas, el Udaondo, el Alvarez, Muñiz, el Sor Ludovica de La Plata y el Bouquet Roldán de Neuquén-, Pelluchi dice que hay sectores que se resisten a admitir que la risa es cosa seria: que dispara endorfinas, ayuda a controlar la presión arterial, estimula el sistema inmunológico y permite transitar la enfermedad desde una conexión emocionalmente más saludable con la vida.
Así surge de estudios científicos que incluyen a la risa como una herramienta terapéutica. Entre ellos, el realizado por la División de Hematología y Oncología del Hospital General de Massachussets, que concluyó que el humor y la risa ayudan a reducir el dolor y a mostrar el lado humano del equipo médico, además de facilitar el diagnóstico y el tratamiento oncológico.
La risa es salud
No se trata de representar una obra de teatro ni de despertar el espíritu lúdico en un espectador que observa pasivamente desde su cama de internación. Las intervenciones de payamédicos -mitad médicos, psicólogos o psiquiatras, mitad actores, psicodramatistas o clowns- son terapéuticas; crean estrategias personalizadas a partir de un pedido del equipo médico.
Una vez designado el paciente que requiere apoyo terapéutico, llega la pareja de payamédicos a relevar la situación problemática que intentarán revertir con una o varias sesiones que adquieren un formato teatral.
"No se trata de hacer reír solamente, sino de dar potencia, de conectar a la persona con sus aspectos positivos y sanos, de sacarlo del encierro en lo corporal e instalarlo en un estado optimista sostenido", confía Pelluchi y explica su metodología a través de una historia que todavía lo emociona.
Cuando lo llamaron de una sala de internación pediátrica del hospital Muñiz, partió con su maletín "buenetín" con jeringas gigantes y disfraces, dispuesto a revertir la resistencia de un chiquito de cinco años que se negaba a tomar la medicación antirretroviral.
La primera estrategia fue la negociación. "¿Qué me pedía para aceptar la medicación? Jugar con mi nariz: se la puso, la tiró, la pisoteó, se descargó, pero al final nada, no cumplió con su parte. Nueva negociación: revisar mi maletín. Pero tampoco cumplió. Cuando pensé que había fracasado, se me ocurrió conseguir una jeringa como la que usaban en el hospital para que él tomara su medicación, la llené de leche y le propuse una carrera. Dale, aceptó A sus marcas, listos y ya misión cumplida. Desde entonces dejó de ver a la jeringa con los medicamentos como sus enemigos."
Con los adultos el proceso es menos lúdico, aunque una internación hospitalaria, con la infranqueable sensación de impotencia, empuja a casi todas las personas a una regresión que conduce a un estatus de niños dependientes. Descargar activamente sobre un muñeco lo que sufren como resultado del tratamiento es uno de los secretos del abordaje payamédico con adultos.
"La catarsis es un primer paso en la elaboración de una situación traumática, y nosotros facilitamos al paciente que descargue todo lo que le hicieron a él, pero siempre en tono de parodia y manteniendo el buen humor."
Los payamédicos no se internan en el conflicto. Ese será un trabajo de elaboración posterior que le corresponderá al equipo de salud mental, a partir de una intervención que instaló una nueva mirada sobre la persona, la enfermedad y el proceso terapéutico.
"Nosotros nos proponemos que cada persona se identifique con la mirada del clown, que ve belleza aun en donde no la hay, y rescata las partes sanas de cada uno", dice Wendy Ramos, una discípula peruana de Patch Adams, que llegó al congreso para contar la experiencia de los clowns hospitalarios en el Hospital del Niño de Lima.
"A veces mueves apenas una ficha y cambias todo el juego de dominó", define y ejemplifica: "Cada persona tiene un nombre, no es una cama con una enfermedad, y rescatar ese nombre puede ser terapéutico, como sucedió con una niñita que había perdido su cabello y yo le dije «qué bella eres y qué bonito tu nombre, yo quiero llamarme como tú, préstame tu nombre un ratito». Y así jugamos, y ella reía a pesar de su grave enfermedad. Desde entonces no dejó de verse bella, como había dicho la payasa."
Por Tesy De Biase
Para LA NACION
Sábado, 24 de noviembre de 2007
Hacer reír, una herramienta con valor terapéutico
Refuerza el vínculo médico-paciente
El humor es la llave. Con nariz de payasos atraviesan la solemnidad de las salas de internación y hacen reír. Pero su función va más allá: la risa es apenas el puente que lleva a rincones más oxigenados de la existencia en un momento traumático, cuando la cotidianidad es un despliegue ininterrumpido de médicos distantes, enfermeras desbordadas, dolor y un miedo sin válvulas de escape.
"Nuestras intervenciones constituyen una terapia alternativa", define el psiquiatra, clown, especialista en terapia intensiva y payamédico José Pelluchi, coordinador junto con Cristina Martí del Primer Congreso Internacional de Clowns y Payasos de Hospital, que se realizó en Buenos Aires.
Sobrevuela las presentaciones la sombra de Patch Adams, el "Doctor Risa", que en los setenta instaló la risaterapia en hospitales de los Estados Unidos y se convirtió en figura emblemática a partir de la película que protagonizó Robin Williams.
Su presencia se corporiza en la nariz roja que decora las esculturas de la sede en la que se desarrolla el encuentro: un aula de la Facultad de Medicina en la que circulan clowns, payamédicos, humoristas y estudiantes de medicina que entienden que la solemnidad no es una condición necesaria de su profesión y que una relación más igualitaria refuerza el vínculo terapéutico entre el médico y el paciente.
Aunque admite que no encontró las dificultades de Patch Adams para instalar el humor en distintos hospitales del país -hoy interviene en el de Clínicas, el Udaondo, el Alvarez, Muñiz, el Sor Ludovica de La Plata y el Bouquet Roldán de Neuquén-, Pelluchi dice que hay sectores que se resisten a admitir que la risa es cosa seria: que dispara endorfinas, ayuda a controlar la presión arterial, estimula el sistema inmunológico y permite transitar la enfermedad desde una conexión emocionalmente más saludable con la vida.
Así surge de estudios científicos que incluyen a la risa como una herramienta terapéutica. Entre ellos, el realizado por la División de Hematología y Oncología del Hospital General de Massachussets, que concluyó que el humor y la risa ayudan a reducir el dolor y a mostrar el lado humano del equipo médico, además de facilitar el diagnóstico y el tratamiento oncológico.
La risa es salud
No se trata de representar una obra de teatro ni de despertar el espíritu lúdico en un espectador que observa pasivamente desde su cama de internación. Las intervenciones de payamédicos -mitad médicos, psicólogos o psiquiatras, mitad actores, psicodramatistas o clowns- son terapéuticas; crean estrategias personalizadas a partir de un pedido del equipo médico.
Una vez designado el paciente que requiere apoyo terapéutico, llega la pareja de payamédicos a relevar la situación problemática que intentarán revertir con una o varias sesiones que adquieren un formato teatral.
"No se trata de hacer reír solamente, sino de dar potencia, de conectar a la persona con sus aspectos positivos y sanos, de sacarlo del encierro en lo corporal e instalarlo en un estado optimista sostenido", confía Pelluchi y explica su metodología a través de una historia que todavía lo emociona.
Cuando lo llamaron de una sala de internación pediátrica del hospital Muñiz, partió con su maletín "buenetín" con jeringas gigantes y disfraces, dispuesto a revertir la resistencia de un chiquito de cinco años que se negaba a tomar la medicación antirretroviral.
La primera estrategia fue la negociación. "¿Qué me pedía para aceptar la medicación? Jugar con mi nariz: se la puso, la tiró, la pisoteó, se descargó, pero al final nada, no cumplió con su parte. Nueva negociación: revisar mi maletín. Pero tampoco cumplió. Cuando pensé que había fracasado, se me ocurrió conseguir una jeringa como la que usaban en el hospital para que él tomara su medicación, la llené de leche y le propuse una carrera. Dale, aceptó A sus marcas, listos y ya misión cumplida. Desde entonces dejó de ver a la jeringa con los medicamentos como sus enemigos."
Con los adultos el proceso es menos lúdico, aunque una internación hospitalaria, con la infranqueable sensación de impotencia, empuja a casi todas las personas a una regresión que conduce a un estatus de niños dependientes. Descargar activamente sobre un muñeco lo que sufren como resultado del tratamiento es uno de los secretos del abordaje payamédico con adultos.
"La catarsis es un primer paso en la elaboración de una situación traumática, y nosotros facilitamos al paciente que descargue todo lo que le hicieron a él, pero siempre en tono de parodia y manteniendo el buen humor."
Los payamédicos no se internan en el conflicto. Ese será un trabajo de elaboración posterior que le corresponderá al equipo de salud mental, a partir de una intervención que instaló una nueva mirada sobre la persona, la enfermedad y el proceso terapéutico.
"Nosotros nos proponemos que cada persona se identifique con la mirada del clown, que ve belleza aun en donde no la hay, y rescata las partes sanas de cada uno", dice Wendy Ramos, una discípula peruana de Patch Adams, que llegó al congreso para contar la experiencia de los clowns hospitalarios en el Hospital del Niño de Lima.
"A veces mueves apenas una ficha y cambias todo el juego de dominó", define y ejemplifica: "Cada persona tiene un nombre, no es una cama con una enfermedad, y rescatar ese nombre puede ser terapéutico, como sucedió con una niñita que había perdido su cabello y yo le dije «qué bella eres y qué bonito tu nombre, yo quiero llamarme como tú, préstame tu nombre un ratito». Y así jugamos, y ella reía a pesar de su grave enfermedad. Desde entonces no dejó de verse bella, como había dicho la payasa."
Por Tesy De Biase
Para LA NACION
Sábado, 24 de noviembre de 2007
miércoles, 7 de noviembre de 2007
"Imagine lo que es vivir en una casa de remiendos"
Bernardo Brugnoli; Un Techo para mi País
Diario La Nación, domingo 4 de noviembre de 2007
"Cuando pensamos en pobreza imaginamos una aldea en Etiopía o Burundi, en Africa, donde según las Naciones Unidas hay 300 millones de personas que viven con menos de un dólar por día. Sin embargo, hay pobreza mucho más cerca, por ejemplo, en Villa Hidalgo, al costado del Camino del Buen Ayre, en el partido de San Martín", advierte Bernardo Brugnoli, voluntario de la ONG Un Techo para mi País, dedicada a promover la construcción de casas para los más necesitados.
Brugnoli tiene 23 años y, según explica, para la edad promedio de los voluntarios, de entre 16 y 30 años, es un hombre maduro. Acaba de recibirse de contador e ingresó en la ONG hace un año. "Llegué como tantos otros, me invitó un amigo de Córdoba y al principio no le hice mucho caso, porque estaba dando mis últimas materias. Pero cuando tuve la primera experiencia, cuando construí la primera casa, comprendí todo lo que podía lograr un grupo de jóvenes comprometidos con el bien común, y ya no pude parar", agrega.
Un Techo para mi País nació en Chile, en 1997. Comenzaron con una meta ambiciosa, que muchos creían inalcanzable: construir 2000 casas para el año 2000. "¡Y lo lograron! Al año siguiente participaron en la reconstrucción luego de los terremotos de El Salvador y Perú. A partir de entonces se transformó en un movimiento de voluntariado juvenil para toda América latina. Hoy, la ONG está trabajando en México, El Salvador, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Uruguay y la Argentina.
"Entre nosotros comenzó en la ciudad de Córdoba, en la Semana Santa de 2003, creció rápido, somos 600 voluntarios, en su mayoría universitarios. Es que el proyecto tiene un efecto multiplicador."
-¿Cuál es el fin de la ONG?
-Si se le ayuda a un ser humano a cambiar su situación de pobreza, cambiará también su actitud ante la vida y comenzará a crecer; el techo es un como un clic. Imagine lo que es vivir en una casa de remiendos, que los días de lluvia se transforma en una tortura, las goteras no dejan dormir. Además, los pisos suelen ser de tierra y al rato eso es un barrial. Los chicos se enferman, la lista de calamidades no parece tener fin. Esto crea una actitud, una suerte de fatalismo, y la ONG ayuda a comenzar el cambio. En primer lugar, dándoles la oportunidad de tener una vivienda mínima, un refugio. El esfuerzo es posible gracias a la participación de las propias familias, los jóvenes voluntarios y las empresas que ayudan en la financiación del proyecto.
-¿Cómo es una casa?
-Son módulos de madera de 18 metros cuadrados, formados por dos paneles de piso, seis paneles laterales, una puerta, dos ventanas, vigas de madera y techo de chapa de zinc. Para mantenerlas aisladas de la humedad del suelo, se construyen sobre pilotes de madera. Es una vivienda provisional, pero constituye una solución concreta para las familias que viven en situación de emergencia.
-¿Cómo participa la familia?
-Trabaja a nuestro lado en la construcción de su propia casa. Y abonando una cuota mínima, según sus posibilidades. Es decir, comprometiéndose. El éxito de este programa está basado en un profundo compromiso. No es una dádiva, es algo que ellos consiguen con su esfuerzo. Si a alguien le interesa saber más sobre el tema, nuestro sitio es www.untechoparamipais.org.ar .
-¿Cómo se eligen los lugares y las familias?
-Un equipo de la organización se dedica a la detección de lugares que necesitan ayuda más urgente, a partir de la información que se recibe, y a elegir a las familias según el criterio de máxima necesidad. Otros convocan a los voluntarios, consiguen el apoyo financiero de empresas y organizan la logística de la construcción, entre muchas otras cosas. Los voluntarios trabajan todo un fin de semana, tres días, junto a las familias con el objetivo de terminar las viviendas el lunes por la tarde, para luego poder realizar la inauguración y una celebración. La construcción representa el comienzo de un largo camino por recorrer y el objetivo es proporcionar a las familias herramientas para la superación de la pobreza y, a más largo plazo, desarrollarse como una comunidad solidaria.
-¿Qué siente un voluntario cada vez que termina una construcción?
-Una gran alegría, tal vez comparable a la de la familia que obtiene su casa. Pero, además, hay un cambio en la relación con los nuevos propietarios. A veces me pasa que, de pronto, en medio del ajetreo diario, me pregunto: ¿Cómo les habrá ido a Juan, a María..? Y trato de comunicarme con ellos y a veces recibo respuestas muy conmovedoras: Mirá, decidimos agrandar la casa, estamos construyendo un ambiente más . Pero hay algo que creo bueno recordar: que cuando leamos estadísticas sobre la pobreza, recordemos que detrás de cada número hay un ser humano, como nosotros, que sufre.
Luis Aubele
Diario La Nación, domingo 4 de noviembre de 2007
"Cuando pensamos en pobreza imaginamos una aldea en Etiopía o Burundi, en Africa, donde según las Naciones Unidas hay 300 millones de personas que viven con menos de un dólar por día. Sin embargo, hay pobreza mucho más cerca, por ejemplo, en Villa Hidalgo, al costado del Camino del Buen Ayre, en el partido de San Martín", advierte Bernardo Brugnoli, voluntario de la ONG Un Techo para mi País, dedicada a promover la construcción de casas para los más necesitados.
Brugnoli tiene 23 años y, según explica, para la edad promedio de los voluntarios, de entre 16 y 30 años, es un hombre maduro. Acaba de recibirse de contador e ingresó en la ONG hace un año. "Llegué como tantos otros, me invitó un amigo de Córdoba y al principio no le hice mucho caso, porque estaba dando mis últimas materias. Pero cuando tuve la primera experiencia, cuando construí la primera casa, comprendí todo lo que podía lograr un grupo de jóvenes comprometidos con el bien común, y ya no pude parar", agrega.
Un Techo para mi País nació en Chile, en 1997. Comenzaron con una meta ambiciosa, que muchos creían inalcanzable: construir 2000 casas para el año 2000. "¡Y lo lograron! Al año siguiente participaron en la reconstrucción luego de los terremotos de El Salvador y Perú. A partir de entonces se transformó en un movimiento de voluntariado juvenil para toda América latina. Hoy, la ONG está trabajando en México, El Salvador, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Uruguay y la Argentina.
"Entre nosotros comenzó en la ciudad de Córdoba, en la Semana Santa de 2003, creció rápido, somos 600 voluntarios, en su mayoría universitarios. Es que el proyecto tiene un efecto multiplicador."
-¿Cuál es el fin de la ONG?
-Si se le ayuda a un ser humano a cambiar su situación de pobreza, cambiará también su actitud ante la vida y comenzará a crecer; el techo es un como un clic. Imagine lo que es vivir en una casa de remiendos, que los días de lluvia se transforma en una tortura, las goteras no dejan dormir. Además, los pisos suelen ser de tierra y al rato eso es un barrial. Los chicos se enferman, la lista de calamidades no parece tener fin. Esto crea una actitud, una suerte de fatalismo, y la ONG ayuda a comenzar el cambio. En primer lugar, dándoles la oportunidad de tener una vivienda mínima, un refugio. El esfuerzo es posible gracias a la participación de las propias familias, los jóvenes voluntarios y las empresas que ayudan en la financiación del proyecto.
-¿Cómo es una casa?
-Son módulos de madera de 18 metros cuadrados, formados por dos paneles de piso, seis paneles laterales, una puerta, dos ventanas, vigas de madera y techo de chapa de zinc. Para mantenerlas aisladas de la humedad del suelo, se construyen sobre pilotes de madera. Es una vivienda provisional, pero constituye una solución concreta para las familias que viven en situación de emergencia.
-¿Cómo participa la familia?
-Trabaja a nuestro lado en la construcción de su propia casa. Y abonando una cuota mínima, según sus posibilidades. Es decir, comprometiéndose. El éxito de este programa está basado en un profundo compromiso. No es una dádiva, es algo que ellos consiguen con su esfuerzo. Si a alguien le interesa saber más sobre el tema, nuestro sitio es www.untechoparamipais.org.ar .
-¿Cómo se eligen los lugares y las familias?
-Un equipo de la organización se dedica a la detección de lugares que necesitan ayuda más urgente, a partir de la información que se recibe, y a elegir a las familias según el criterio de máxima necesidad. Otros convocan a los voluntarios, consiguen el apoyo financiero de empresas y organizan la logística de la construcción, entre muchas otras cosas. Los voluntarios trabajan todo un fin de semana, tres días, junto a las familias con el objetivo de terminar las viviendas el lunes por la tarde, para luego poder realizar la inauguración y una celebración. La construcción representa el comienzo de un largo camino por recorrer y el objetivo es proporcionar a las familias herramientas para la superación de la pobreza y, a más largo plazo, desarrollarse como una comunidad solidaria.
-¿Qué siente un voluntario cada vez que termina una construcción?
-Una gran alegría, tal vez comparable a la de la familia que obtiene su casa. Pero, además, hay un cambio en la relación con los nuevos propietarios. A veces me pasa que, de pronto, en medio del ajetreo diario, me pregunto: ¿Cómo les habrá ido a Juan, a María..? Y trato de comunicarme con ellos y a veces recibo respuestas muy conmovedoras: Mirá, decidimos agrandar la casa, estamos construyendo un ambiente más . Pero hay algo que creo bueno recordar: que cuando leamos estadísticas sobre la pobreza, recordemos que detrás de cada número hay un ser humano, como nosotros, que sufre.
Luis Aubele
La hora del comercio Justo
La Nación, domingo 4 de noviembre de 2007
Solidaridad, equidad y cuidado del medio ambiente son algunos de los ideales que alientan la búsqueda de canales alternativos de comercialización, un fenómeno global cuya lógica no consiste en minimizar costos para obtener mayores ganancias sino en garantizar a los artesanos y pequeños productores de países en desarrollo un precio razonable por sus productos. Ya son unos 60 millones los adeptos en todo el mundo y el volumen de ventas alcanza los 1800 millones de dólares
Los países desarrollados se resisten a reducir los subsidios agrícolas que perjudican las exportaciones de los países en vías de desarrollo. Algunas naciones asiáticas invaden el planeta con sus productos de bajo costo elaborados por mano de obra esclava. Una multitud de argentinos se agolpa los fines de semana para comprar prendas de dudoso origen en la feria La Salada.
Mientras se producen estos abusos típicos del sistema económico global, una práctica comercial solidaria, equitativa y ecológica ha ganado terreno hasta transformarse en un verdadero fenómeno alternativo de alcance mundial. Es la modalidad internacionalmente conocida como comercio justo, que ya tiene unos 60 millones de adeptos y que moviliza en la actualidad unos 1800 millones de dólares. Aunque todavía de manera algo tímida, su desarrollo también se advierte en la Argentina.
Según las estadísticas suministradas por Fairtrade Labelling Organizations (FLO), una de las entidades encargadas de certificar los bienes que se comercializan en estas cadenas, ya hay 598 organizaciones que nuclear a productores de 59 países que operan con el sello de comercio justo. "En la última década el número de organizaciones de productores se ha triplicado, y las ventas han aumentado a un promedio de 40 por ciento por año", señala Barbara Fiorito, directora de la Mesa de Directores de FLO.
Hay lugares en los que esta modalidad es un verdadero fenómeno, como en Alemania, en Holanda y en algunas regiones de España. Pero el caso más emblemático es el de Gran Bretaña, en donde a través de comercios como los de Oxfam y Traidcraft se concentra el 25 por ciento de los productos justos, y en donde el volumen de ventas crece un tercio cada año. Sainsbury´s, una de las mayores cadenas de supermercados británicas, comenzó el año pasado a vender bananas sólo si contaban con un certificado de comercio justo, como un modo de responder a una demanda de consumo ético que habían planteado algunos compradores. Marks & Spencer hizo lo mismo con los tés. En tanto Dunkin Donuts y las cadenas de hoteles Scandic y Hilton anunciaron que servirían café de comercio justo a sus clientes.
Tal como ocurre con el cuidado del medio ambiente, la movida a favor del comercio justo sumó a la causa a artistas populares como el infaltable Bono o el cantante de la banda Coldplay, Chris Martin, quien apareció en varios recitales haciendo promoción del sitio www.maketradefair.com . Oxfam también editó un libro en el que 70 celebridades británicas ofrecen sus recetas culinarias elaboradas con productos justos.
La principal particularidad de este esquema comercial es que en vez de seguir la lógica capitalista de minimizar los costos para obtener mayores ganancias, busca garantizarles a los artesanos y productores de países en vías de desarrollo un volumen y un precio de compra razonables para que puedan trabajar en situación digna y mejorar sus métodos de producción. La lógica a la que responde es similar a la que rige para los productos ecológicamente responsables, en la cual los consumidores, en general de países ricos, se toman el trabajo de seleccionar las mercancías identificadas como justas para promover un circuito comercial más equitativo e inclusive, en algunos casos, de pagar un valor ligeramente superior por ellas.
Un bien elaborado bajo la impronta del comercio justo supone haber seguido una serie de consignas básicas, como no recurrir a mano de obra esclava, respetar los derechos de las mujeres y los niños, ser sustentable para el medio ambiente, no incluir costos sobredimensionados de intermediación, y por supuesto, haber sido adquirido por un valor justo y acorde con el trabajo realizado. "Si en el comercio tradicional los compradores tratan de hacer máxima la relación precio-calidad, los consumidores responsables están dispuestos a pagar un precio superior, entre un 10 y un 20 por ciento, por el mismo nivel de calidad si tienen garantías de las repercusiones sociales de su acto de compra", indica en un informe la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA). Para algunos se trata de conciencia global, para otros, de licuar culpas por las injusticias en el sistema comercial mundial.
Los académicos españoles Inmaculada Buendía, Jorge Coque Martínez y José Vidal sostienen que "la incorporación de los aspectos éticos como criterios de decisión de compra ha puesto de manifiesto que estos consumidores no sólo toman en consideración la calidad de los bienes, sino también dónde y cómo han sido fabricados, además de quién se beneficia con su compra". Y aportan como dato adicional que el perfil más representativo del consumidor justo son las mujeres de clase media y media-alta, por debajo de los treinta y cinco años.
Claro que a medida que se expande el fenómeno del comercio justo, también comienzan a emerger los cuestionamientos. Uno de los más severos se produjo cuando algunas multinacionales, como por ejemplo Starbucks, Nestlé, McDonald´s y Donkin Donuts, lanzaron sus propias líneas de productos Fairtrade. Muchas de las organizaciones que pugnan por difundir una modalidad comercial alternativa se sintieron burladas por esta decisión y algunas de ellas iniciaron campañas en contra de los procesos de certificación.
El término comercio justo empezó a utilizarse a partir de 1964, durante la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de la ONU (UNCTAD) realizada en Ginebra. Como parte del auge de las ideas sobre el Tercer Mundo y del Movimiento No Alineados, se planteó allí un fuerte debate sobre la necesidad de generar un flujo comercial más equilibrado entre el desarrollado hemisferio norte y el sur subdesarrollado. "Trade, No Aid", fue el lema con el que se buscó reflejar los esfuerzos por reemplazar la ayuda a los países más pobres por facilidades para comerciar.
En las góndolas
Desde entonces, el crecimiento a nivel mundial de esta práctica ha sido constante, tanto en Africa, Asia y América latina, que conforman las áreas productoras, como en Europa, Estados Unidos, Japón, Canadá y Australia, donde está la mayoría de los consumidores. Además, el sistema ganó en sofisticación, ya que surgieron redes de ONG dedicadas al tema y organizaciones internacionales encargadas de realizar la certificación. Hoy los productos justos se comercializan a través de unas 3000 tiendas especiales, pero también se los puede encontrar en 60.000 comercios europeos y 20.000 norteamericanos de ramos generales que han decidido incluir este tipo de mercancías en sus góndolas con etiquetas que identifican su pertenencia al movimiento "Fair Trade".
Según la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA), el 69 por ciento de la mercancía vendida por esta vía corresponde a alimentos, el 26 por ciento a artesanías, y el cinco por ciento restante a rubros como libros, videos y música. América latina se incorporó tempranamente a este movimiento a través del café, que ha sido siempre el producto emblemático del comercio justo porque los europeos lo identifican con el trabajo esclavo. De hecho, el primer café producido bajo la noción de comercio justo era elaborado en 1973 por cooperativas guatemaltecas bajo la marca "Indio Solidarity Coffee". Posteriormente Ecuador ingresó con fuerza al movimiento con la venta de café y de bananas, y más tarde lo hicieron países como Perú y Bolivia a través de artesanías y productos indígenas.
Mercedes Marzal, directora de Arte y Esperanza, apunta que "a nivel latinoamericano hay una trayectoria más vasta que en la Argentina, en donde el comercio justo llegó un poco tarde. Por eso, mientras en países de la región hay grandes cooperativas, acá la mayoría de las organizaciones integran pequeños grupos dedicados a los alimentos o las artesanías que están tratando de armarse".Pese a ello, el comercio justo se ha expandido fuertemente en la Argentina a partir de la crisis de 2001-2002, cuando confluyeron movimientos relacionados con el trueque, la recuperación de fábricas y la renovada actividad cooperativista. Por un lado, la debacle promovió la expansión de canales comerciales informales y, por el otro, la devaluación les otorgó mayor atractivo a las exportaciones.
Estos procesos tuvieron su corolario en 2004 con la creación de la Red Argentina de Comercio Justo (Racj), una entidad que aglutina a veinticinco organizaciones nacionales y que se transformó en el primer intento para darle organicidad a un movimiento hasta entonces disperso.
Según los datos que aporta Rubén Ravera, presidente de la cooperativa Autosuficiencia y uno de los fundadores de la Racj, en la Argentina actualmente hay cerca de un centenar de grupos que forman parte de estas cadenas alternativas. "La crisis de 2001 tuvo mucha importancia porque la gente se hizo más consciente del valor de la solidaridad. Hasta entonces, la Argentina no se pensaba a sí misma como un país de pobres. El consumo responsable y la justicia comercial se volvieron valores más conocidos", coincide Dolores Bulit, vocera de la Racj y referente de la organización Silataj. Pero también admite que los progresos realizados en los últimos tiempos pueden verse frustrados porque "la inflación está transformando el factor precio en un elemento determinante para definir una compra".
Sin embargo, hay sectores productivos nacionales a los que en los últimos años se les han abierto oportunidades excepcionales para incorporarse a los flujos mundiales de mercancías justas, al punto de que algunos de ellos inclusive se encuentran en proceso de certificación internacional.
Uno de ellos es la producción apícola, muy desarrollada tecnológicamente y floreciente económicamente. En 2006 la Argentina vendió al mercado externo 104.000 toneladas de miel, lo que la transformó en la segunda exportadora mundial. Parte de este crecimiento responde al trabajo de apicultores y cooperativas del noroeste del país que integran un conglomerado productivo y adhieren a los principios del comercio justo. "Para los pequeños productores, formar parte del cluster constituye la única posibilidad de insertarse en una cadena competitiva sostenible en el tiempo. Además, tienen la posibilidad de hacer compras conjuntas de insumos, y en vez de vender la miel a un acopiador sin saber qué pasa después, pueden insertarse en un flujo transparente, donde saben cómo va a ser el negocio, los costos, y los márgenes, evitando así las posiciones dominantes", señala Enrique Bedascarrasbure, uno de los principales impulsores del conglomerado que está próximo a obtener una certificación internacional.
Otro núcleo productivo que visualizó el comercio justo como una alternativa es el té. En Misiones este sector se nutre del aporte de cientos de pequeños productores, pero está regido por las condiciones que fijan cuatro o cinco grandes empresas. "¿Cómo nos íbamos a mantener si el brote de té a nosotros nos sale 0,50 centavos de peso, y los exportadores nos pagan 0,15 centavos? Nos dimos cuenta de que si no instrumentábamos cambios profundos íbamos a quedar fuera del mercado en pocos años", admite Hugo Sand, miembro de la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones, una de las entidades que se sumó al cluster para tratar de elaborar un té de mayor calidad a mejor costo.
El potencial de sectores como el de la miel o el té en las cadenas de comercio justo abre importantes posibilidades de exportación y de financiación para cooperativas y microemprendedores que fueron desplazados de los circuitos centrales, y que han encontrado en este movimiento una alternativa para desarrollar un trabajo digno con remuneración equitativa. Algo así como una reedición de las viejas utopías pero con sentido práctico.
Por Jorge Liotti
Solidaridad, equidad y cuidado del medio ambiente son algunos de los ideales que alientan la búsqueda de canales alternativos de comercialización, un fenómeno global cuya lógica no consiste en minimizar costos para obtener mayores ganancias sino en garantizar a los artesanos y pequeños productores de países en desarrollo un precio razonable por sus productos. Ya son unos 60 millones los adeptos en todo el mundo y el volumen de ventas alcanza los 1800 millones de dólares
Los países desarrollados se resisten a reducir los subsidios agrícolas que perjudican las exportaciones de los países en vías de desarrollo. Algunas naciones asiáticas invaden el planeta con sus productos de bajo costo elaborados por mano de obra esclava. Una multitud de argentinos se agolpa los fines de semana para comprar prendas de dudoso origen en la feria La Salada.
Mientras se producen estos abusos típicos del sistema económico global, una práctica comercial solidaria, equitativa y ecológica ha ganado terreno hasta transformarse en un verdadero fenómeno alternativo de alcance mundial. Es la modalidad internacionalmente conocida como comercio justo, que ya tiene unos 60 millones de adeptos y que moviliza en la actualidad unos 1800 millones de dólares. Aunque todavía de manera algo tímida, su desarrollo también se advierte en la Argentina.
Según las estadísticas suministradas por Fairtrade Labelling Organizations (FLO), una de las entidades encargadas de certificar los bienes que se comercializan en estas cadenas, ya hay 598 organizaciones que nuclear a productores de 59 países que operan con el sello de comercio justo. "En la última década el número de organizaciones de productores se ha triplicado, y las ventas han aumentado a un promedio de 40 por ciento por año", señala Barbara Fiorito, directora de la Mesa de Directores de FLO.
Hay lugares en los que esta modalidad es un verdadero fenómeno, como en Alemania, en Holanda y en algunas regiones de España. Pero el caso más emblemático es el de Gran Bretaña, en donde a través de comercios como los de Oxfam y Traidcraft se concentra el 25 por ciento de los productos justos, y en donde el volumen de ventas crece un tercio cada año. Sainsbury´s, una de las mayores cadenas de supermercados británicas, comenzó el año pasado a vender bananas sólo si contaban con un certificado de comercio justo, como un modo de responder a una demanda de consumo ético que habían planteado algunos compradores. Marks & Spencer hizo lo mismo con los tés. En tanto Dunkin Donuts y las cadenas de hoteles Scandic y Hilton anunciaron que servirían café de comercio justo a sus clientes.
Tal como ocurre con el cuidado del medio ambiente, la movida a favor del comercio justo sumó a la causa a artistas populares como el infaltable Bono o el cantante de la banda Coldplay, Chris Martin, quien apareció en varios recitales haciendo promoción del sitio www.maketradefair.com . Oxfam también editó un libro en el que 70 celebridades británicas ofrecen sus recetas culinarias elaboradas con productos justos.
La principal particularidad de este esquema comercial es que en vez de seguir la lógica capitalista de minimizar los costos para obtener mayores ganancias, busca garantizarles a los artesanos y productores de países en vías de desarrollo un volumen y un precio de compra razonables para que puedan trabajar en situación digna y mejorar sus métodos de producción. La lógica a la que responde es similar a la que rige para los productos ecológicamente responsables, en la cual los consumidores, en general de países ricos, se toman el trabajo de seleccionar las mercancías identificadas como justas para promover un circuito comercial más equitativo e inclusive, en algunos casos, de pagar un valor ligeramente superior por ellas.
Un bien elaborado bajo la impronta del comercio justo supone haber seguido una serie de consignas básicas, como no recurrir a mano de obra esclava, respetar los derechos de las mujeres y los niños, ser sustentable para el medio ambiente, no incluir costos sobredimensionados de intermediación, y por supuesto, haber sido adquirido por un valor justo y acorde con el trabajo realizado. "Si en el comercio tradicional los compradores tratan de hacer máxima la relación precio-calidad, los consumidores responsables están dispuestos a pagar un precio superior, entre un 10 y un 20 por ciento, por el mismo nivel de calidad si tienen garantías de las repercusiones sociales de su acto de compra", indica en un informe la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA). Para algunos se trata de conciencia global, para otros, de licuar culpas por las injusticias en el sistema comercial mundial.
Los académicos españoles Inmaculada Buendía, Jorge Coque Martínez y José Vidal sostienen que "la incorporación de los aspectos éticos como criterios de decisión de compra ha puesto de manifiesto que estos consumidores no sólo toman en consideración la calidad de los bienes, sino también dónde y cómo han sido fabricados, además de quién se beneficia con su compra". Y aportan como dato adicional que el perfil más representativo del consumidor justo son las mujeres de clase media y media-alta, por debajo de los treinta y cinco años.
Claro que a medida que se expande el fenómeno del comercio justo, también comienzan a emerger los cuestionamientos. Uno de los más severos se produjo cuando algunas multinacionales, como por ejemplo Starbucks, Nestlé, McDonald´s y Donkin Donuts, lanzaron sus propias líneas de productos Fairtrade. Muchas de las organizaciones que pugnan por difundir una modalidad comercial alternativa se sintieron burladas por esta decisión y algunas de ellas iniciaron campañas en contra de los procesos de certificación.
El término comercio justo empezó a utilizarse a partir de 1964, durante la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de la ONU (UNCTAD) realizada en Ginebra. Como parte del auge de las ideas sobre el Tercer Mundo y del Movimiento No Alineados, se planteó allí un fuerte debate sobre la necesidad de generar un flujo comercial más equilibrado entre el desarrollado hemisferio norte y el sur subdesarrollado. "Trade, No Aid", fue el lema con el que se buscó reflejar los esfuerzos por reemplazar la ayuda a los países más pobres por facilidades para comerciar.
En las góndolas
Desde entonces, el crecimiento a nivel mundial de esta práctica ha sido constante, tanto en Africa, Asia y América latina, que conforman las áreas productoras, como en Europa, Estados Unidos, Japón, Canadá y Australia, donde está la mayoría de los consumidores. Además, el sistema ganó en sofisticación, ya que surgieron redes de ONG dedicadas al tema y organizaciones internacionales encargadas de realizar la certificación. Hoy los productos justos se comercializan a través de unas 3000 tiendas especiales, pero también se los puede encontrar en 60.000 comercios europeos y 20.000 norteamericanos de ramos generales que han decidido incluir este tipo de mercancías en sus góndolas con etiquetas que identifican su pertenencia al movimiento "Fair Trade".
Según la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA), el 69 por ciento de la mercancía vendida por esta vía corresponde a alimentos, el 26 por ciento a artesanías, y el cinco por ciento restante a rubros como libros, videos y música. América latina se incorporó tempranamente a este movimiento a través del café, que ha sido siempre el producto emblemático del comercio justo porque los europeos lo identifican con el trabajo esclavo. De hecho, el primer café producido bajo la noción de comercio justo era elaborado en 1973 por cooperativas guatemaltecas bajo la marca "Indio Solidarity Coffee". Posteriormente Ecuador ingresó con fuerza al movimiento con la venta de café y de bananas, y más tarde lo hicieron países como Perú y Bolivia a través de artesanías y productos indígenas.
Mercedes Marzal, directora de Arte y Esperanza, apunta que "a nivel latinoamericano hay una trayectoria más vasta que en la Argentina, en donde el comercio justo llegó un poco tarde. Por eso, mientras en países de la región hay grandes cooperativas, acá la mayoría de las organizaciones integran pequeños grupos dedicados a los alimentos o las artesanías que están tratando de armarse".Pese a ello, el comercio justo se ha expandido fuertemente en la Argentina a partir de la crisis de 2001-2002, cuando confluyeron movimientos relacionados con el trueque, la recuperación de fábricas y la renovada actividad cooperativista. Por un lado, la debacle promovió la expansión de canales comerciales informales y, por el otro, la devaluación les otorgó mayor atractivo a las exportaciones.
Estos procesos tuvieron su corolario en 2004 con la creación de la Red Argentina de Comercio Justo (Racj), una entidad que aglutina a veinticinco organizaciones nacionales y que se transformó en el primer intento para darle organicidad a un movimiento hasta entonces disperso.
Según los datos que aporta Rubén Ravera, presidente de la cooperativa Autosuficiencia y uno de los fundadores de la Racj, en la Argentina actualmente hay cerca de un centenar de grupos que forman parte de estas cadenas alternativas. "La crisis de 2001 tuvo mucha importancia porque la gente se hizo más consciente del valor de la solidaridad. Hasta entonces, la Argentina no se pensaba a sí misma como un país de pobres. El consumo responsable y la justicia comercial se volvieron valores más conocidos", coincide Dolores Bulit, vocera de la Racj y referente de la organización Silataj. Pero también admite que los progresos realizados en los últimos tiempos pueden verse frustrados porque "la inflación está transformando el factor precio en un elemento determinante para definir una compra".
Sin embargo, hay sectores productivos nacionales a los que en los últimos años se les han abierto oportunidades excepcionales para incorporarse a los flujos mundiales de mercancías justas, al punto de que algunos de ellos inclusive se encuentran en proceso de certificación internacional.
Uno de ellos es la producción apícola, muy desarrollada tecnológicamente y floreciente económicamente. En 2006 la Argentina vendió al mercado externo 104.000 toneladas de miel, lo que la transformó en la segunda exportadora mundial. Parte de este crecimiento responde al trabajo de apicultores y cooperativas del noroeste del país que integran un conglomerado productivo y adhieren a los principios del comercio justo. "Para los pequeños productores, formar parte del cluster constituye la única posibilidad de insertarse en una cadena competitiva sostenible en el tiempo. Además, tienen la posibilidad de hacer compras conjuntas de insumos, y en vez de vender la miel a un acopiador sin saber qué pasa después, pueden insertarse en un flujo transparente, donde saben cómo va a ser el negocio, los costos, y los márgenes, evitando así las posiciones dominantes", señala Enrique Bedascarrasbure, uno de los principales impulsores del conglomerado que está próximo a obtener una certificación internacional.
Otro núcleo productivo que visualizó el comercio justo como una alternativa es el té. En Misiones este sector se nutre del aporte de cientos de pequeños productores, pero está regido por las condiciones que fijan cuatro o cinco grandes empresas. "¿Cómo nos íbamos a mantener si el brote de té a nosotros nos sale 0,50 centavos de peso, y los exportadores nos pagan 0,15 centavos? Nos dimos cuenta de que si no instrumentábamos cambios profundos íbamos a quedar fuera del mercado en pocos años", admite Hugo Sand, miembro de la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones, una de las entidades que se sumó al cluster para tratar de elaborar un té de mayor calidad a mejor costo.
El potencial de sectores como el de la miel o el té en las cadenas de comercio justo abre importantes posibilidades de exportación y de financiación para cooperativas y microemprendedores que fueron desplazados de los circuitos centrales, y que han encontrado en este movimiento una alternativa para desarrollar un trabajo digno con remuneración equitativa. Algo así como una reedición de las viejas utopías pero con sentido práctico.
Por Jorge Liotti
martes, 6 de noviembre de 2007
El papel del líder. Reacción ante una crisis
Con lo que se ha escrito sobre el manejo de crisis en el quehacer cotidiano de las empresas podrían llenarse varias piscinas con tinta. Pero los ejercicios téoricos son una cosa y las dificultades que plantea imprevistamente la realidad son otra bien distinta. Todo gerente que se ha visto inmerso en un proceso de este tipo, sabe muy bien lo que significa la irrupción de una crisis.
Por Miguel Angel Diez
Más allá del plan especial que se desempolva de apuro, y de las instrucciones escritas que se distribuyen, importa la percepción, la actitud y la decisión del líder de la empresa. Sea él o no, el principal comunicador, el vocero de la compañía.
Abundan los casos para demostrarlo. En la década de los 70, primera crisis petrolera mundial, una empresa refinadora fue acusada de demorar los barcos que llegaban a Estados Unidos con el crudo, para esperar que con la demora aumentara más el precio. De nada sirvió que los guardacostas declararan que no había tanqueros anclados fuera de los puertos. El rumor revivía cada día de manera distinta. Al final, el vicepresidente de Relaciones Públicas de la firma –nunca se supo si con pleno apoyo de la cúpula de la empresa– convocó a una conferencia de prensa para “revelar toda la verdad” sobre el tema. Docenas de periodistas llegaron a la cita y fueron embarcados en helicópteros que se dedicaron a sobrevolar todos los puertos atlánticos, necesario destino de los supuestos tanqueros. Ningún periodista vio nada, y ese día el rumor fue enterrado definitivamente.
En los 80, en Inglaterra, el agua mineral Perrier debió admitir que en algunas botellas se habían detectado vestigios del detergente con que se las lavaba. El agua, como la leche, son sinónimos de pureza y nada debe contaminarlas. La empresa tuvo reflejos fulminantes: ordenó –en un operativo logístico memorable– el retiro de todas las existencias en las góndolas de los supermercados (con amplia cobertura televisiva). Todas esas botellas fueron colocadas en una explanada, y a la vista de los periodistas –y en especial de sus cámaras– fueron trituradas por motoniveladoras que no pararon hasta obtener puré de vidrio. Es decir, no retiraron las botellas para vaciarlas, limpiarlas bien y cargarlas otra vez. Por varias semanas –mientras se fabricaban nuevas botellas– no se consiguió agua de la marca, lo que provocó pérdidas por ausencia de ventas. Pero cuando las nuevas partidas volvieron a los supermercados, nadie hablaba ya de la inoportuna contaminación.
Hace pocos días, hubo un caso reciente –aunque de menores proporciones– en nuestro país. Una partida de leche en sachet de La Serenísima tenía vestigios del agua oxigenada con que se esterilizan los envases. Normalmente, esa presencia se evapora con la aplicación de calor. Unos segundos que falló el secador de la línea de carga, produjo un lote con algunas anomalías. Sus efectos podrían haber pasado desapercibidos, ya que salvo algún levísimo cambio de color y sabor, nada era demasiado perceptible. Pero el fuerte liderazgo de Pascual Mastellone tomó el timón y ordenó el retiro de toda esa partida y la publicación de lo sucedido en medios de comunicación.
Pocos días antes, había ocurrido en el mundo y aquí también, el caso de Mattel, el fabricante de juguetes que debió retirar 21 millones de unidades por riesgo para los niños que jugaran con esos productos. Un poco después se supo que tres millones de juguetes tenían pintura con exceso de plomo, y nociva por tanto, aplicada en fábricas chinas. La estrategia inicial de Mattel fue adjudicar total responsabilidad a las factorías chinas (en principio, un buen chivo expiatorio). Pero cuando quedó en claro que los otros 18 millones de juguetes recogidos lo fueron por problemas de diseño imputables a la marca, las cosas cambiaron. Mattel debió pedir una humillante disculpa ante el Gobierno chino, quien se ocupó de que el acto tuviera tanta cobertura global como las primeras declaraciones de Mattel. Ahora se verá el próximo paso de la firma juguetera ya que su capacidad para superar la crisis está todavía pendiente de ulteriores desarrollos.
Las crisis, por lo general, suelen ser imprevistas (aunque a veces no se leyeron a tiempo las señales). Nunca la gestión empresarial es puesta a prueba con más crudeza que en una situación de crisis, porque –ante objetivos inmediatos– lo que se decida hacer y dejar de hacer tendrá resultados también inmediatos pero con consecuencias de largo alcance. Pero además, la crisis debe morir, debe desaparecer en forma perentoria. Cuanto más se arrastra, más erosiona una marca.
Por Miguel Angel Diez
Más allá del plan especial que se desempolva de apuro, y de las instrucciones escritas que se distribuyen, importa la percepción, la actitud y la decisión del líder de la empresa. Sea él o no, el principal comunicador, el vocero de la compañía.
Abundan los casos para demostrarlo. En la década de los 70, primera crisis petrolera mundial, una empresa refinadora fue acusada de demorar los barcos que llegaban a Estados Unidos con el crudo, para esperar que con la demora aumentara más el precio. De nada sirvió que los guardacostas declararan que no había tanqueros anclados fuera de los puertos. El rumor revivía cada día de manera distinta. Al final, el vicepresidente de Relaciones Públicas de la firma –nunca se supo si con pleno apoyo de la cúpula de la empresa– convocó a una conferencia de prensa para “revelar toda la verdad” sobre el tema. Docenas de periodistas llegaron a la cita y fueron embarcados en helicópteros que se dedicaron a sobrevolar todos los puertos atlánticos, necesario destino de los supuestos tanqueros. Ningún periodista vio nada, y ese día el rumor fue enterrado definitivamente.
En los 80, en Inglaterra, el agua mineral Perrier debió admitir que en algunas botellas se habían detectado vestigios del detergente con que se las lavaba. El agua, como la leche, son sinónimos de pureza y nada debe contaminarlas. La empresa tuvo reflejos fulminantes: ordenó –en un operativo logístico memorable– el retiro de todas las existencias en las góndolas de los supermercados (con amplia cobertura televisiva). Todas esas botellas fueron colocadas en una explanada, y a la vista de los periodistas –y en especial de sus cámaras– fueron trituradas por motoniveladoras que no pararon hasta obtener puré de vidrio. Es decir, no retiraron las botellas para vaciarlas, limpiarlas bien y cargarlas otra vez. Por varias semanas –mientras se fabricaban nuevas botellas– no se consiguió agua de la marca, lo que provocó pérdidas por ausencia de ventas. Pero cuando las nuevas partidas volvieron a los supermercados, nadie hablaba ya de la inoportuna contaminación.
Hace pocos días, hubo un caso reciente –aunque de menores proporciones– en nuestro país. Una partida de leche en sachet de La Serenísima tenía vestigios del agua oxigenada con que se esterilizan los envases. Normalmente, esa presencia se evapora con la aplicación de calor. Unos segundos que falló el secador de la línea de carga, produjo un lote con algunas anomalías. Sus efectos podrían haber pasado desapercibidos, ya que salvo algún levísimo cambio de color y sabor, nada era demasiado perceptible. Pero el fuerte liderazgo de Pascual Mastellone tomó el timón y ordenó el retiro de toda esa partida y la publicación de lo sucedido en medios de comunicación.
Pocos días antes, había ocurrido en el mundo y aquí también, el caso de Mattel, el fabricante de juguetes que debió retirar 21 millones de unidades por riesgo para los niños que jugaran con esos productos. Un poco después se supo que tres millones de juguetes tenían pintura con exceso de plomo, y nociva por tanto, aplicada en fábricas chinas. La estrategia inicial de Mattel fue adjudicar total responsabilidad a las factorías chinas (en principio, un buen chivo expiatorio). Pero cuando quedó en claro que los otros 18 millones de juguetes recogidos lo fueron por problemas de diseño imputables a la marca, las cosas cambiaron. Mattel debió pedir una humillante disculpa ante el Gobierno chino, quien se ocupó de que el acto tuviera tanta cobertura global como las primeras declaraciones de Mattel. Ahora se verá el próximo paso de la firma juguetera ya que su capacidad para superar la crisis está todavía pendiente de ulteriores desarrollos.
Las crisis, por lo general, suelen ser imprevistas (aunque a veces no se leyeron a tiempo las señales). Nunca la gestión empresarial es puesta a prueba con más crudeza que en una situación de crisis, porque –ante objetivos inmediatos– lo que se decida hacer y dejar de hacer tendrá resultados también inmediatos pero con consecuencias de largo alcance. Pero además, la crisis debe morir, debe desaparecer en forma perentoria. Cuanto más se arrastra, más erosiona una marca.
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Responsabilidad Social Empresaria
lunes, 29 de octubre de 2007
Jornada de Liderazgo organizada por SRA, Celafor y Aacrea
Segunda Jornada de Liderazgo Local, organizada por la Asociación de
Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), la Sociedad
Rural Argentina (S.R.A.) y el Centro Latinoamericano de Formación
(Celafor)
Impulsan la formación de líderes sociales y comunitarios
"En nuestro país, los problemas políticos, económicos y sociales tienen
un espacio de deliberación y análisis centrado en el diagnóstico. Pero
nos abstenemos de pasar a la acción en el espacio de contribución a lo
público." Así comenzó el rabino Sergio Bergman su disertación en la
segunda jornada de Liderazgo Local organizada por la Asociación
Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea),
la Sociedad Rural Argentina (SRA) y el Centro Latinoamericano de
Formación (Celafor) con el título ´El desafío de transformar la
realidad .
La frase de Bergman representó el punto de partida de este encuentro,
cuyo objetivo fue demostrar que la realidad se puede cambiar a partir de
la integración de todos los actores sociales en pos de un país mejor.
Unos 350 líderes del ámbito social, empresarial y político estuvieron
presentes en el encuentro para compartir experiencias
comunes. "Revisemos lo que somos capaces de hacer en lo privado -instó-
y realicemos una transferencia a lo público, pero no caigamos en la
fascinación de pensar que la sociedad civil va a arreglar el país. El
hambre no se arregla con comedores, sino con políticas de Estado."
Tras el discurso de Bergman fue el momento de conocer diferentes
testimonios de emprendedores del interior que, desde distintos ámbitos,
participan en sus comunidades con proyectos concretos de desarrollo
local.
La primera en hablar fue la coreógrafa y bailarina Inés Sanguinetti,
directora de la ONG Crear Vale la Pena, que promueve la integración
social a partir del arte y cuenta con tres Centros Culturales
Comunitarios ubicados en barrios pobres de Buenos Aires, donde desde su
creación en 1993 vio pasar a más de 5900 alumnos. "El desafío es pasar
de la sobrevivencia a la trascendencia", aseguró.
Luego, Sebastián Deym presentó La Chocleada, un proyecto solidario que
involucró a instituciones públicas y privadas de la localidad cordobesa
de Alejandro Roca con el fin de llevar un plato de comida a más de
30.000 personas. Así, los alumnos del colegio secundario de esa
localidad cosecharon a mano una hectárea de maíz donada por un productor
de la zona, dando como resultado 100.000 choclos que fueron destinados
al banco de alimentos, para luego ser distribuidos en distintos
comedores.
Benjamín Buteler, por su parte, se refirió a su experiencia de
participación cívica y construcción de poder político en Villa Allende,
donde en un contexto de altos índices de corrupción y delincuencia
Buteler llegó a ser concejal a partir de la formación de una asociación
civil llamada Viva (Vecinos Independientes de Villa Allende), cuya
plataforma no comulgaba con ningún partido político en particular.
Lazos de confianza
Otro caso paradigmático presentado en la jornada fue el del partido de
Rivadavia, ubicado en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, que
gracias a la articulación entre la municipalidad y los empresarios
agropecuarios se convirtió en una comunidad para imitar. El ejemplo más
claro de esta construcción de confianza fue la fundación del Centro de
Formación de Emprendedores de Rivadavia, una asociación civil que brinda
capacitación a cientos de jóvenes que en un futuro cercano serán pilares
del desarrollo comunitario.
El empresario Alan Clutterbuck también estuvo presente para contar su
experiencia en la Fundación Red de Acción Política (RAP), una
organización apartidaria que promueve la construcción de capital social
dentro de la clase política, brindando contención y apoyo a nuevos
dirigentes y propiciando espacios de articulación entre ellos. "La
Fundación RAP se propuso meterse dentro del sistema, cambiar y mejorar
las cosas desde adentro a partir de una serie de valores compartidos,"
expresó Clutterbuck.
El cierre de la Jornada estuvo a cargo del ex ministro de Educación Juan
Llach, que subrayó la importancia de contar con un buen sistema
educativo en el que converjan el mundo empresario y el mundo docente.
Pero consideró que "las leyes sobre educación son sólo el plano del
edificio, los pisos los va a construir la sociedad civil".
Más información: www.aacrea.org.ar y www.celafor.org.ar
Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), la Sociedad
Rural Argentina (S.R.A.) y el Centro Latinoamericano de Formación
(Celafor)
Impulsan la formación de líderes sociales y comunitarios
"En nuestro país, los problemas políticos, económicos y sociales tienen
un espacio de deliberación y análisis centrado en el diagnóstico. Pero
nos abstenemos de pasar a la acción en el espacio de contribución a lo
público." Así comenzó el rabino Sergio Bergman su disertación en la
segunda jornada de Liderazgo Local organizada por la Asociación
Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea),
la Sociedad Rural Argentina (SRA) y el Centro Latinoamericano de
Formación (Celafor) con el título ´El desafío de transformar la
realidad .
La frase de Bergman representó el punto de partida de este encuentro,
cuyo objetivo fue demostrar que la realidad se puede cambiar a partir de
la integración de todos los actores sociales en pos de un país mejor.
Unos 350 líderes del ámbito social, empresarial y político estuvieron
presentes en el encuentro para compartir experiencias
comunes. "Revisemos lo que somos capaces de hacer en lo privado -instó-
y realicemos una transferencia a lo público, pero no caigamos en la
fascinación de pensar que la sociedad civil va a arreglar el país. El
hambre no se arregla con comedores, sino con políticas de Estado."
Tras el discurso de Bergman fue el momento de conocer diferentes
testimonios de emprendedores del interior que, desde distintos ámbitos,
participan en sus comunidades con proyectos concretos de desarrollo
local.
La primera en hablar fue la coreógrafa y bailarina Inés Sanguinetti,
directora de la ONG Crear Vale la Pena, que promueve la integración
social a partir del arte y cuenta con tres Centros Culturales
Comunitarios ubicados en barrios pobres de Buenos Aires, donde desde su
creación en 1993 vio pasar a más de 5900 alumnos. "El desafío es pasar
de la sobrevivencia a la trascendencia", aseguró.
Luego, Sebastián Deym presentó La Chocleada, un proyecto solidario que
involucró a instituciones públicas y privadas de la localidad cordobesa
de Alejandro Roca con el fin de llevar un plato de comida a más de
30.000 personas. Así, los alumnos del colegio secundario de esa
localidad cosecharon a mano una hectárea de maíz donada por un productor
de la zona, dando como resultado 100.000 choclos que fueron destinados
al banco de alimentos, para luego ser distribuidos en distintos
comedores.
Benjamín Buteler, por su parte, se refirió a su experiencia de
participación cívica y construcción de poder político en Villa Allende,
donde en un contexto de altos índices de corrupción y delincuencia
Buteler llegó a ser concejal a partir de la formación de una asociación
civil llamada Viva (Vecinos Independientes de Villa Allende), cuya
plataforma no comulgaba con ningún partido político en particular.
Lazos de confianza
Otro caso paradigmático presentado en la jornada fue el del partido de
Rivadavia, ubicado en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, que
gracias a la articulación entre la municipalidad y los empresarios
agropecuarios se convirtió en una comunidad para imitar. El ejemplo más
claro de esta construcción de confianza fue la fundación del Centro de
Formación de Emprendedores de Rivadavia, una asociación civil que brinda
capacitación a cientos de jóvenes que en un futuro cercano serán pilares
del desarrollo comunitario.
El empresario Alan Clutterbuck también estuvo presente para contar su
experiencia en la Fundación Red de Acción Política (RAP), una
organización apartidaria que promueve la construcción de capital social
dentro de la clase política, brindando contención y apoyo a nuevos
dirigentes y propiciando espacios de articulación entre ellos. "La
Fundación RAP se propuso meterse dentro del sistema, cambiar y mejorar
las cosas desde adentro a partir de una serie de valores compartidos,"
expresó Clutterbuck.
El cierre de la Jornada estuvo a cargo del ex ministro de Educación Juan
Llach, que subrayó la importancia de contar con un buen sistema
educativo en el que converjan el mundo empresario y el mundo docente.
Pero consideró que "las leyes sobre educación son sólo el plano del
edificio, los pisos los va a construir la sociedad civil".
Más información: www.aacrea.org.ar y www.celafor.org.ar
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Liderazgo Comunitario
viernes, 26 de octubre de 2007
Consumidores y productores se unen por la causa del comercio equitativo
Apoyo de España a campesinos y artesanos
Por Analía H. Testa
De la Redacción de LA NACION
Ya no son sólo las organizaciones no gubernamentales las que promueven la reflexión acerca del impacto de la producción agroindustrial en los recursos naturales y en las comunidades de origen. Los mismos consumidores generan presión en una tendencia que parece no tener vuelta atrás: la conciencia crítica acerca de sus necesidades y de las consecuencias de sus decisiones de compra.
Nadie puede, por sí solo, torcer el rumbo de las políticas macroeconómicas que parecen tornar cada vez más vulnerables a los pequeños campesinos o a los artesanos de minorías étnicas, sin embargo, está al alcance de los consumidores elegir productos que favorezcan el desarrollo de sus comunidades.
Esta manera directa de promover una mejor inserción en el mercado de los que se esfuerzan por superar la economía de subsistencia, ha ganado fuerza a través del movimiento del comercio justo. En rigor, la estrategia consiste en limitar el número de intermediarios "especulativos" en la cadena comercial, de manera que el máximo beneficio sea para el primer eslabón. Los principios básicos en los que se sostiene la iniciativa son salarios y condiciones de trabajo dignos, igualdad entre hombres y mujeres, ausencia de explotación infantil y respeto por el medio ambiente.
Se estima que sobre el precio final de un artículo, el productor recibe entre el 20 y 50 por ciento. Además, obtiene la prefinanciación de una parte de los pedidos de los importadores y recibe la totalidad del pago al entregar su mercadería, explica María Herranz Gete, de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ), de España, quien visitó recientemente la Argentina para ofrecer capacitación y conocer grupos de artesanos indígenas de Formosa, por iniciativa de la Comisión de Cooperativas y ONG de la Cámara de Diputados y de la Agencia Española de Cooperación Internacional en la Argentina.
Según la especialista, en este movimiento la firma importadora suele obtener un beneficio neto del 5 al 10%, que se reinvertiría en proyectos de fortalecimiento del comercio justo. A su vez, las tiendas de venta minorista lograrían un beneficio neto de entre un 5 y un 20 % del precio final, según su facturación, que también se volcaría a la promoción. Con la compra de productos de comercio justo se contribuye a cambiar las actuales pautas de producción y de consumo.
Este movimiento ha logrado gran adhesión en los últimos años, especialmente entre consumidores de alto poder adquisitivo. Así lo constatan en Intermón Oxfam, una ONG española, que cuenta con más de 250.000 socios y cuyo objetivo es organizar campañas para sensibilizar a la población respecto de los problemas que afectan a los campesinos de países pobres y ofrecer ayuda a organizaciones de productores del Hemisferio Sur mediante el "partenariado comercial".
Proyectos de largo alcance
La relación que se establece supera la de un proveedor con su cliente; apunta a mantener la sostenibilidad de los proyectos y su integración al mercado convencional, según explica José García Ruiz, directivo de Intermón Oxfam, quien también estuvo de paso por el país.
El objetivo es que, con el tiempo, las organizaciones de productores ganen independencia y tengan mayor impacto en la lucha contra la pobreza. Para lograrlo, "es fundamental mantener los volúmenes de compra, los precios pagados, la prefinanciación y los plazos de entrega", opina García Ruiz.
La gama de productos que ofrece esta ONG, en unas 40 tiendas distribuidas por toda España, comprende artesanías textiles, marroquinería, juguetes, alimentos (café, chocolate, infusiones, especies, pastas, cereales), prendas de vestir y cosméticos. Distribuyen productos de unas 46 organizaciones de comercio justo de 18 países de América latina, Africa y Asia.
Cada año, distribuyen el presupuesto de compra según criterios previamente establecidos: el índice de pobreza del país al que pertenece el grupo de productores, el grado de participación de las mujeres en las organizaciones rurales y el nivel de desarrollo del grupo (dando prioridad a los que más necesitan apoyo). También se evalúa la capacidad de crecimiento, el desarrollo de novedades y el potencial comercial de sus productos para acercar una propuesta de compra.
Uno de los indicadores de la creciente importancia del consumo responsable en Europa es la creación de la CECJ, ya en 1996, en España, cuyo propósito es promover este movimiento como herramienta eficaz de cooperación y "generar conciencia acerca del poder de compra a la hora de cambiar estas injustas estructuras", explica Herranz Gete.
La CECJ no sólo organiza campañas sino que encara investigaciones para mejorar el impacto y favorecer la expansión del Comercio Justo y participa en organizaciones internacionales con las que comparte objetivos.
Tendencia en aumento
La Organización Internacional de Comercio Justo cuenta con 300 miembros de más de 60 países. Aproximadamente el 65% de ellos pertenece al hemisferio sur (distribuidos en Asia, Africa y América latina); el resto se encuentra en Europa, América del Norte, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
Según la Fairtrade Labelling Organization, "las ventas de productos certificados de Comercio Justo aumentaron un 37% en 2005 respecto del año anterior, con negocios por 1141 millones de euros. En Europa, las participaciones más altas en ventas de Comercio Justo son Alemania, Suiza y el Reino Unido, seguidos por Francia y Holanda.
En el Viejo Continente hay más de 2800 "tiendas solidarias" y más de 55.000 supermercados e hipermercados venden productos de Comercio Justo.
Publicado en diario La Nación de Buenos Aires, sábado 6 de octubre de 2007. Suplemento Campo
Por Analía H. Testa
De la Redacción de LA NACION
Ya no son sólo las organizaciones no gubernamentales las que promueven la reflexión acerca del impacto de la producción agroindustrial en los recursos naturales y en las comunidades de origen. Los mismos consumidores generan presión en una tendencia que parece no tener vuelta atrás: la conciencia crítica acerca de sus necesidades y de las consecuencias de sus decisiones de compra.
Nadie puede, por sí solo, torcer el rumbo de las políticas macroeconómicas que parecen tornar cada vez más vulnerables a los pequeños campesinos o a los artesanos de minorías étnicas, sin embargo, está al alcance de los consumidores elegir productos que favorezcan el desarrollo de sus comunidades.
Esta manera directa de promover una mejor inserción en el mercado de los que se esfuerzan por superar la economía de subsistencia, ha ganado fuerza a través del movimiento del comercio justo. En rigor, la estrategia consiste en limitar el número de intermediarios "especulativos" en la cadena comercial, de manera que el máximo beneficio sea para el primer eslabón. Los principios básicos en los que se sostiene la iniciativa son salarios y condiciones de trabajo dignos, igualdad entre hombres y mujeres, ausencia de explotación infantil y respeto por el medio ambiente.
Se estima que sobre el precio final de un artículo, el productor recibe entre el 20 y 50 por ciento. Además, obtiene la prefinanciación de una parte de los pedidos de los importadores y recibe la totalidad del pago al entregar su mercadería, explica María Herranz Gete, de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ), de España, quien visitó recientemente la Argentina para ofrecer capacitación y conocer grupos de artesanos indígenas de Formosa, por iniciativa de la Comisión de Cooperativas y ONG de la Cámara de Diputados y de la Agencia Española de Cooperación Internacional en la Argentina.
Según la especialista, en este movimiento la firma importadora suele obtener un beneficio neto del 5 al 10%, que se reinvertiría en proyectos de fortalecimiento del comercio justo. A su vez, las tiendas de venta minorista lograrían un beneficio neto de entre un 5 y un 20 % del precio final, según su facturación, que también se volcaría a la promoción. Con la compra de productos de comercio justo se contribuye a cambiar las actuales pautas de producción y de consumo.
Este movimiento ha logrado gran adhesión en los últimos años, especialmente entre consumidores de alto poder adquisitivo. Así lo constatan en Intermón Oxfam, una ONG española, que cuenta con más de 250.000 socios y cuyo objetivo es organizar campañas para sensibilizar a la población respecto de los problemas que afectan a los campesinos de países pobres y ofrecer ayuda a organizaciones de productores del Hemisferio Sur mediante el "partenariado comercial".
Proyectos de largo alcance
La relación que se establece supera la de un proveedor con su cliente; apunta a mantener la sostenibilidad de los proyectos y su integración al mercado convencional, según explica José García Ruiz, directivo de Intermón Oxfam, quien también estuvo de paso por el país.
El objetivo es que, con el tiempo, las organizaciones de productores ganen independencia y tengan mayor impacto en la lucha contra la pobreza. Para lograrlo, "es fundamental mantener los volúmenes de compra, los precios pagados, la prefinanciación y los plazos de entrega", opina García Ruiz.
La gama de productos que ofrece esta ONG, en unas 40 tiendas distribuidas por toda España, comprende artesanías textiles, marroquinería, juguetes, alimentos (café, chocolate, infusiones, especies, pastas, cereales), prendas de vestir y cosméticos. Distribuyen productos de unas 46 organizaciones de comercio justo de 18 países de América latina, Africa y Asia.
Cada año, distribuyen el presupuesto de compra según criterios previamente establecidos: el índice de pobreza del país al que pertenece el grupo de productores, el grado de participación de las mujeres en las organizaciones rurales y el nivel de desarrollo del grupo (dando prioridad a los que más necesitan apoyo). También se evalúa la capacidad de crecimiento, el desarrollo de novedades y el potencial comercial de sus productos para acercar una propuesta de compra.
Uno de los indicadores de la creciente importancia del consumo responsable en Europa es la creación de la CECJ, ya en 1996, en España, cuyo propósito es promover este movimiento como herramienta eficaz de cooperación y "generar conciencia acerca del poder de compra a la hora de cambiar estas injustas estructuras", explica Herranz Gete.
La CECJ no sólo organiza campañas sino que encara investigaciones para mejorar el impacto y favorecer la expansión del Comercio Justo y participa en organizaciones internacionales con las que comparte objetivos.
Tendencia en aumento
La Organización Internacional de Comercio Justo cuenta con 300 miembros de más de 60 países. Aproximadamente el 65% de ellos pertenece al hemisferio sur (distribuidos en Asia, Africa y América latina); el resto se encuentra en Europa, América del Norte, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
Según la Fairtrade Labelling Organization, "las ventas de productos certificados de Comercio Justo aumentaron un 37% en 2005 respecto del año anterior, con negocios por 1141 millones de euros. En Europa, las participaciones más altas en ventas de Comercio Justo son Alemania, Suiza y el Reino Unido, seguidos por Francia y Holanda.
En el Viejo Continente hay más de 2800 "tiendas solidarias" y más de 55.000 supermercados e hipermercados venden productos de Comercio Justo.
Publicado en diario La Nación de Buenos Aires, sábado 6 de octubre de 2007. Suplemento Campo
martes, 23 de octubre de 2007
R.S.E. Un auge que busca crecer
Cada vez más directivos de compañías se comprometen con lo social y esto los impulsa a generar estrategias de RSE más profundas e integrales en sus respectivas empresas
El auge de la responsabilidad social empresaria (RSE) que se está viviendo en nuestro país, y que muchos tildan de moda pasajera, enfrenta un desafío: involucrar a los dirigentes de las empresas para que las estrategias que se ponen en práctica sean integrales y de largo plazo.
Datos esperanzadores muestran que el 37% de los líderes de compañías se compromete en forma personal con alguna entidad no gubernamental, el 34% contribuye con tiempo o dinero en alguna iniciativa y el 23% toma conciencia de problemáticas sociales. Esta tendencia refleja un camino hacia la inclusión de una estrategia de RSE a nivel compañía, donde se multiplique la participación de todos los ciudadanos en temáticas de necesidad básica.
Los números mencionados se conocieron durante el X Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) Bases para el progreso argentino. ¿Cuál es nuestra responsabilidad como dirigentes?, como resultados de la encuesta sobre Visión País realizada entre 426 socios y empresarios vinculados con la ACDE.
Muestra de esta tendencia es Alan Gegenschatz, presidente y gerente general de TNT Express Argentina, que hace cinco años apoya junto a su esposa a la parroquia de San Francisco Solano, en Bella Vista. También, desde 2000, se desempeña como líder-empresario en la Fundación Avina.
"Siento una gran responsabilidad por llevar adelante la estrategia de RSE de TNT. Tengo también la oportunidad de demostrar que nuestras políticas apuntan a ser responsables en cada uno de los aspectos de nuestra compañía y de nuestro negocio. Todo en TNT apunta a una actitud responsable hacia las personas, el medio ambiente y la sociedad", dice Gegenschatz.
En cuanto a la opinión sobre cuál sería la organización más viable para canalizar una activa participación en aras de lograr acuerdos fundamentales para el progreso, la opinión de los encuestados se inclina por las de la sociedad civil y las entidades empresariales.
Otro ejemplo es el de Federico Seineldin, directivo de Openware: "Presido MoveRSE, movimiento local para la promoción de RSE en Rosario, que es centro de una red de alcance nacional, e integro los comités consultivos de organizaciones como Fundación SES; Nodo Tau, Compañía Social Equidad y Revista Sinergia. Acompaño, además, al proyecto Radio La Colifata desde sus comienzos, por el cual siento un cariño especial, y colaboro con las fundaciones Endeavor, Ashoka y Avina".
Nota publicada en el diario La Nación de la ciudad de Buenos Aires el sábado 20 de octubre de 2007
El auge de la responsabilidad social empresaria (RSE) que se está viviendo en nuestro país, y que muchos tildan de moda pasajera, enfrenta un desafío: involucrar a los dirigentes de las empresas para que las estrategias que se ponen en práctica sean integrales y de largo plazo.
Datos esperanzadores muestran que el 37% de los líderes de compañías se compromete en forma personal con alguna entidad no gubernamental, el 34% contribuye con tiempo o dinero en alguna iniciativa y el 23% toma conciencia de problemáticas sociales. Esta tendencia refleja un camino hacia la inclusión de una estrategia de RSE a nivel compañía, donde se multiplique la participación de todos los ciudadanos en temáticas de necesidad básica.
Los números mencionados se conocieron durante el X Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) Bases para el progreso argentino. ¿Cuál es nuestra responsabilidad como dirigentes?, como resultados de la encuesta sobre Visión País realizada entre 426 socios y empresarios vinculados con la ACDE.
Muestra de esta tendencia es Alan Gegenschatz, presidente y gerente general de TNT Express Argentina, que hace cinco años apoya junto a su esposa a la parroquia de San Francisco Solano, en Bella Vista. También, desde 2000, se desempeña como líder-empresario en la Fundación Avina.
"Siento una gran responsabilidad por llevar adelante la estrategia de RSE de TNT. Tengo también la oportunidad de demostrar que nuestras políticas apuntan a ser responsables en cada uno de los aspectos de nuestra compañía y de nuestro negocio. Todo en TNT apunta a una actitud responsable hacia las personas, el medio ambiente y la sociedad", dice Gegenschatz.
En cuanto a la opinión sobre cuál sería la organización más viable para canalizar una activa participación en aras de lograr acuerdos fundamentales para el progreso, la opinión de los encuestados se inclina por las de la sociedad civil y las entidades empresariales.
Otro ejemplo es el de Federico Seineldin, directivo de Openware: "Presido MoveRSE, movimiento local para la promoción de RSE en Rosario, que es centro de una red de alcance nacional, e integro los comités consultivos de organizaciones como Fundación SES; Nodo Tau, Compañía Social Equidad y Revista Sinergia. Acompaño, además, al proyecto Radio La Colifata desde sus comienzos, por el cual siento un cariño especial, y colaboro con las fundaciones Endeavor, Ashoka y Avina".
Nota publicada en el diario La Nación de la ciudad de Buenos Aires el sábado 20 de octubre de 2007
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Responsabilidad Social Empresaria
miércoles, 29 de agosto de 2007
"Para terminar con la inequidad social hay que reciclar las ganancias"
Reproducción de artículo de ieco.com.ar (Suplemento Económico de Clarín)
Lo dice Howard Richards, profesor de la Universidad de Earlham, Indiana y experto en economía solidaria. Se necesita un pacto social para redistribuir las ganancias de una manera más justa y terminar con las desigualdades, le dijo a iEco.com.ar. "El Estado no puede solo", asegura.
Por María Arce | marce@clarin.com
Howard Richards pasa sus meses entre Estados Unidos y Chile. Habla un español pausado y seguro que supo conseguir tras años de vida y recorridas por Latinoamérica. En el norte dio clases en el Business and Nonprofit Management Program de la Universidad de Earlham, Indiana, con la que está vinculado hace más de 35 años. Ahora, en el sur, se dedica a descansar y escribir libros. Acaba de presentar en Rosario Solidaridad Participación Transparencia, un trabajo que tiene aportes del ex intendente de esa ciudad, Hermes Binner; de Alicia Cabezudo, prestigiosa profesora de la Universidad de Naciones Unidas y de la Universidad Transcend, entre otros 23 autores. A eso vino al país, y a dar una serie de conferencias sobre la economía solidaria, un tema en el que es un experto a nivel mundial.
"Es una filosofía, una manera de definir la economía como un conjunto de instituciones que en la sociedad se da para atender a sus necesidades. Es una definición más social, más constructiva, y con más valores que lo que suele aparecer en los libros de ciencias económicas. Toda economía debe ser solidaria, el propósito debe ser que con la sumatoria de distintas instituciones que se desarrollan entre sí se llegue a al equidad, a la inclusión de todos", aclara Richards de entrada.
"La economía solidaria suele identificarse en primer término con los micro-emprendimientos, promovidos en general por las agencias públicas y privadas, pero también con la industria recuperada, las cooperativas de trabajo y con lo que se llama comercio justo: la concientización de los consumidores para que compren a precios justos para que los trabajadores tengan buenos sueldos. También es economía popular, es decir, el taxista que es dueño de su taxi, la pareja que tiene su cybercafe, su lavandería o su propio bar. Es toda economía en la que los trabajadores y los dueños son la misma persona. Es la economía de aquellas personas que tienen que trabajar para vivir y su recurso principal es el trabajo", continúa explicando.
Para Richards, uno de los principales problemas que enfrenta la economía actual es la de dar trabajo a todas las personas para achicar las brechas entre ricos y pobres y -lo más importante- acabar con la inequidad. "Alguien le tiene que dar empleo a todos. De alguna manera toda la gente debe tener su dignidad y lo necesario para vivir. Pero esto va más allá de que la gente tenga pan para comer y para vestirse. Necesitan dignidad y en nuestra cultura esto significa empleo. En otra cultura una persona sin empleo puede llegar a tener dignidad, pero en la nuestra no. La dignidad es una necesidad. Yo siempre digo que donde hay una necesidad hay un derecho y donde hay un derecho hay un deber", señala.
¿Quién tiene el deber de que la gente tenga vida digna y trabajo? "Estamos aprendiendo que es un deber que tenemos que asumir entre todos. Ya nos dimos cuenta que el Estado solo no puede ser la garantía. Hubo un tiempo en el que el Estado como última autoridad, tenía la responsabilidad de organizar la sociedad de modo que todo el mundo tuviese empleo. Incluso hay leyes en casi todos los países industrializados en las que dicen que el Estado se compromete a la política de empleo pleno. Pero la verdad es que en la época de la globalización el Estado no puede solo", resume.
¿La solución? "Tiene que haber un pacto social entre empresarios, Estado, activistas, tiene que ser una sumatoria de esfuerzos. La misma empresa tiene que verse como un buen ciudadano que aporta a la sociedad y no sólo busca el máximo de utilidades para sus accionistas. Y eso no es desconocer el papel social de la ganancia. Porque nadie sabe hacer funcionar una empresa sin contabilidad y nadie sabe hacer contabilidad si no hay un excedente –una ganancia- que la empresa produzca. Pero una vez que ese excedente existe, yo tengo, como accionista, que dedicarme a servir al prójimo y eso no estorba a los objetivos de la empresa. Hay que reciclar las ganancias, distribuirlas de una manera mejor. Esa es la gran solución al problema de Keynes para quien la sociedad de mercado es muy inestable y muy injusta porque hay una falla en la circulación del dinero que se para en algún punto y no permite llegar a la equidad", explica Richards.
Este profesor, especializado también en estudios para la paz, subraya que estamos en una época de consensos y que hay que aprovecharla. "En el siglo pasado el capital ganó y los trabajadores perdieron. Ese fue el saldo del siglo XX, pero hoy en día la gente que ganó se da cuenta que no le conviene esa ecuación porque las diferencias sociales llevan a la delincuencia (sin ser inocente, porque muchos se dedican a la delincuencia porque les gusta, dice). Entonces, no le conviene la pobreza, la violencia ni la contaminación. Hoy todos sabemos que hay que solucionar los grandes problemas sociales y cualquier intento serio por superar estos problemas tiene que ser desde la economía solidaria, desde una alternativa positiva", destaca.
Con este panorama, cada día más desolador, "el gran desafío es lograr una economía de mercado que no genere desigualdad y que incluya a todos". La economía de mercado actual genera desigualdad y excluye a mucha gente: a todos cuya fuente de trabajo nadie quiere comprar. "Como dice (el profesor argentino) José Luis Coraggio, hay que resignificar el mercado, para que el mercado se vuelva una institución útil que adoptamos porque nos sirve y en la medida en que no nos sirva la podamos modificar".
Howard Richards es en sí mismo un ejemplo viviente de lo que predica: "recibo una jubilación que viene de ganancias de empresas norteamericanas y como individuo hago mi presupuesto, para ver cómo puedo reciclar mis ingresos todo lo que pueda, al servicio del prójimo. Hay muchas teorías sobre la ética, pero siempre llegan a dos puntos en común: qué haces con tu dinero y qué haces con tu tiempo. Y yo con mi tiempo y mi dinero estoy tratando de -como recomendaría Ghandi- reciclar las ganancias que me tocan para que sirvan para crear trabajo y dignidad para mis vecinos".
Lo dice Howard Richards, profesor de la Universidad de Earlham, Indiana y experto en economía solidaria. Se necesita un pacto social para redistribuir las ganancias de una manera más justa y terminar con las desigualdades, le dijo a iEco.com.ar. "El Estado no puede solo", asegura.
Por María Arce | marce@clarin.com
Howard Richards pasa sus meses entre Estados Unidos y Chile. Habla un español pausado y seguro que supo conseguir tras años de vida y recorridas por Latinoamérica. En el norte dio clases en el Business and Nonprofit Management Program de la Universidad de Earlham, Indiana, con la que está vinculado hace más de 35 años. Ahora, en el sur, se dedica a descansar y escribir libros. Acaba de presentar en Rosario Solidaridad Participación Transparencia, un trabajo que tiene aportes del ex intendente de esa ciudad, Hermes Binner; de Alicia Cabezudo, prestigiosa profesora de la Universidad de Naciones Unidas y de la Universidad Transcend, entre otros 23 autores. A eso vino al país, y a dar una serie de conferencias sobre la economía solidaria, un tema en el que es un experto a nivel mundial.
"Es una filosofía, una manera de definir la economía como un conjunto de instituciones que en la sociedad se da para atender a sus necesidades. Es una definición más social, más constructiva, y con más valores que lo que suele aparecer en los libros de ciencias económicas. Toda economía debe ser solidaria, el propósito debe ser que con la sumatoria de distintas instituciones que se desarrollan entre sí se llegue a al equidad, a la inclusión de todos", aclara Richards de entrada.
"La economía solidaria suele identificarse en primer término con los micro-emprendimientos, promovidos en general por las agencias públicas y privadas, pero también con la industria recuperada, las cooperativas de trabajo y con lo que se llama comercio justo: la concientización de los consumidores para que compren a precios justos para que los trabajadores tengan buenos sueldos. También es economía popular, es decir, el taxista que es dueño de su taxi, la pareja que tiene su cybercafe, su lavandería o su propio bar. Es toda economía en la que los trabajadores y los dueños son la misma persona. Es la economía de aquellas personas que tienen que trabajar para vivir y su recurso principal es el trabajo", continúa explicando.
Para Richards, uno de los principales problemas que enfrenta la economía actual es la de dar trabajo a todas las personas para achicar las brechas entre ricos y pobres y -lo más importante- acabar con la inequidad. "Alguien le tiene que dar empleo a todos. De alguna manera toda la gente debe tener su dignidad y lo necesario para vivir. Pero esto va más allá de que la gente tenga pan para comer y para vestirse. Necesitan dignidad y en nuestra cultura esto significa empleo. En otra cultura una persona sin empleo puede llegar a tener dignidad, pero en la nuestra no. La dignidad es una necesidad. Yo siempre digo que donde hay una necesidad hay un derecho y donde hay un derecho hay un deber", señala.
¿Quién tiene el deber de que la gente tenga vida digna y trabajo? "Estamos aprendiendo que es un deber que tenemos que asumir entre todos. Ya nos dimos cuenta que el Estado solo no puede ser la garantía. Hubo un tiempo en el que el Estado como última autoridad, tenía la responsabilidad de organizar la sociedad de modo que todo el mundo tuviese empleo. Incluso hay leyes en casi todos los países industrializados en las que dicen que el Estado se compromete a la política de empleo pleno. Pero la verdad es que en la época de la globalización el Estado no puede solo", resume.
¿La solución? "Tiene que haber un pacto social entre empresarios, Estado, activistas, tiene que ser una sumatoria de esfuerzos. La misma empresa tiene que verse como un buen ciudadano que aporta a la sociedad y no sólo busca el máximo de utilidades para sus accionistas. Y eso no es desconocer el papel social de la ganancia. Porque nadie sabe hacer funcionar una empresa sin contabilidad y nadie sabe hacer contabilidad si no hay un excedente –una ganancia- que la empresa produzca. Pero una vez que ese excedente existe, yo tengo, como accionista, que dedicarme a servir al prójimo y eso no estorba a los objetivos de la empresa. Hay que reciclar las ganancias, distribuirlas de una manera mejor. Esa es la gran solución al problema de Keynes para quien la sociedad de mercado es muy inestable y muy injusta porque hay una falla en la circulación del dinero que se para en algún punto y no permite llegar a la equidad", explica Richards.
Este profesor, especializado también en estudios para la paz, subraya que estamos en una época de consensos y que hay que aprovecharla. "En el siglo pasado el capital ganó y los trabajadores perdieron. Ese fue el saldo del siglo XX, pero hoy en día la gente que ganó se da cuenta que no le conviene esa ecuación porque las diferencias sociales llevan a la delincuencia (sin ser inocente, porque muchos se dedican a la delincuencia porque les gusta, dice). Entonces, no le conviene la pobreza, la violencia ni la contaminación. Hoy todos sabemos que hay que solucionar los grandes problemas sociales y cualquier intento serio por superar estos problemas tiene que ser desde la economía solidaria, desde una alternativa positiva", destaca.
Con este panorama, cada día más desolador, "el gran desafío es lograr una economía de mercado que no genere desigualdad y que incluya a todos". La economía de mercado actual genera desigualdad y excluye a mucha gente: a todos cuya fuente de trabajo nadie quiere comprar. "Como dice (el profesor argentino) José Luis Coraggio, hay que resignificar el mercado, para que el mercado se vuelva una institución útil que adoptamos porque nos sirve y en la medida en que no nos sirva la podamos modificar".
Howard Richards es en sí mismo un ejemplo viviente de lo que predica: "recibo una jubilación que viene de ganancias de empresas norteamericanas y como individuo hago mi presupuesto, para ver cómo puedo reciclar mis ingresos todo lo que pueda, al servicio del prójimo. Hay muchas teorías sobre la ética, pero siempre llegan a dos puntos en común: qué haces con tu dinero y qué haces con tu tiempo. Y yo con mi tiempo y mi dinero estoy tratando de -como recomendaría Ghandi- reciclar las ganancias que me tocan para que sirvan para crear trabajo y dignidad para mis vecinos".
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Responsabilidad Social Empresaria
Brasil respira sustentabilidad
Se reproduce un artículo del diario La Nación, del sábado 18 de agosto de 2007 que trata sobre una conferencia internacional en Brasil respecto de R.S.E.
Más de 2000 personas participaron de la Conferencia Internacional 2007 del Instituto Ethos, en San Pablo
La palabra sustentable fue la más mencionada durante la Conferencia Internacional 2007 de la organización social Ethos Empresas y Responsabilidad Social, realizado en la ciudad de San Pablo, Brasil. Empresa sustentable, ciudad sustentable, economía sustentable...
Pero, ¿qué implica exactamente este concepto? La sustentabilidad se construye con una sociedad civil educada, consciente de su papel y organizada, donde la empresa se piense como parte de la solución, donde el ciudadano adquiere un papel de conducción social. Donde las economías son sólidas si la sociedad es exitosa.
Para predicar con el ejemplo, la organización de la conferencia fue sustentable, ya que contó con un equipo de apoyo formado por personas con discapacidad, jóvenes, adultos mayores; espacios accesibles para personas con movilidad reducida; intérpretes de lengua de señas en las mesas redondas y plenarias; material en braille para personas ciegas; material de papel artesanal reciclado, entre otros.
La RSE no es opcional
El Instituto Ethos tiene nueve años de vida, un camino recorrido y de impacto en acciones e investigación de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) en su país. Los Indicadores Ethos para empresas, la Red Ethos de Periodistas, el Programa Tear para empresas, son herramientas que pisan fuerte en muchas compañías.
Más de 2000 personas y referentes mundiales disfrutaron de la conferencia, un espacio de responsabilidad socioambiental.
Uno de los directivos de Ethos, Ricardo Young, enfatizó: "Los desafíos por conseguir en las empresas y sociedades sustentables son: promover la profundización del conocimiento, mediante el desarrollo de herramientas de gestión como los indicadores, el banco de prácticas, los balances sociales; mejorar la capacidad de articulación y profundizar alianzas globales".
Durante la sesión plenaria Agenda Económica para la Sustentabilidad", Simon Zadek, ejecutivo de la ONG AccountAbility, anticipó algunos resultados de un estudio internacional, con 108 países, sobre la relación entre la práctica de la RSE y la competitividad en el mercado internacional. Entre las nuevas reglas planteó que "hay que planear lo inesperado; trabajar con emprendedores y buscar el verdadero Sur sin subestimar economías emergentes". Además, agregó que "lo importante es la capacidad de crear valor, pensar en oportunidades e innovaciones, y reconsiderar las cuestiones ambientales y sociales no como riesgos, sino como grandes oportunidades". Desde su óptica, los líderes deben salir de su zona de confort para encontrar nuevos aliados, nuevas soluciones y también involucrarse en política.
El rol de los medios
En una de las plenarias de la conferencia, editores de O Globo, Folha, Abril y Grupo Estado debatieron frente al público sobre la RSE de los medios de comunicación.
Argumentaron que por lo general las empresas periodísticas no tienen una política de RSE, aunque sí periodistas comprometidos con el tema. En relación con el contenido editorial, consideraron que es importante transformar el hecho social en noticia, ver qué tiene relevancia y merece divulgación.
Pero la principal conclusión fue que los medios no sólo deben difundir la RSE, sino apropiarse de ella en su propia gestión y en el tratamiento ético de la información.
Todo acto de consumo tiene impacto. Y desde el Instituto Akatu, una ONG brasileña, están convencidos de que un consumidor consciente tiene un enorme poder de transformar el mundo. Este poder es ejercido por cada persona en gestos cotidianos de compra de productos y servicios. Cuando estas acciones se tornan colectivas, generan el camino hacia una sociedad económicamente próspera, socialmente justa y ambientalmente sustentable.
El Instituto Akatu afirma que el actual mercado de producción y consumo es insostenible. Para satisfacer las necesidades de agua, materia y energía de más de 6 billones de personas que hoy viven en la Tierra, el hombre consume 20% más de lo que el planeta puede ofrecer.
Para frenar este impacto en Akatu promueven acciones cotidianas para que cualquier persona pueda contribuir a preservar el medio ambiente y mejorar la calidad de vida de todos. Proponen optimizar el uso del agua, evitar la utilización innecesaria de bolsas plásticas, usar racionalmente el papel, reducir el tiempo de baño, planificar las compras.
Por Florencia Saguier
De la Fundación Diario LA NACION
Contactos
www.ethos.org.br
www.akatu.org.br
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/935180
Más de 2000 personas participaron de la Conferencia Internacional 2007 del Instituto Ethos, en San Pablo
La palabra sustentable fue la más mencionada durante la Conferencia Internacional 2007 de la organización social Ethos Empresas y Responsabilidad Social, realizado en la ciudad de San Pablo, Brasil. Empresa sustentable, ciudad sustentable, economía sustentable...
Pero, ¿qué implica exactamente este concepto? La sustentabilidad se construye con una sociedad civil educada, consciente de su papel y organizada, donde la empresa se piense como parte de la solución, donde el ciudadano adquiere un papel de conducción social. Donde las economías son sólidas si la sociedad es exitosa.
Para predicar con el ejemplo, la organización de la conferencia fue sustentable, ya que contó con un equipo de apoyo formado por personas con discapacidad, jóvenes, adultos mayores; espacios accesibles para personas con movilidad reducida; intérpretes de lengua de señas en las mesas redondas y plenarias; material en braille para personas ciegas; material de papel artesanal reciclado, entre otros.
La RSE no es opcional
El Instituto Ethos tiene nueve años de vida, un camino recorrido y de impacto en acciones e investigación de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) en su país. Los Indicadores Ethos para empresas, la Red Ethos de Periodistas, el Programa Tear para empresas, son herramientas que pisan fuerte en muchas compañías.
Más de 2000 personas y referentes mundiales disfrutaron de la conferencia, un espacio de responsabilidad socioambiental.
Uno de los directivos de Ethos, Ricardo Young, enfatizó: "Los desafíos por conseguir en las empresas y sociedades sustentables son: promover la profundización del conocimiento, mediante el desarrollo de herramientas de gestión como los indicadores, el banco de prácticas, los balances sociales; mejorar la capacidad de articulación y profundizar alianzas globales".
Durante la sesión plenaria Agenda Económica para la Sustentabilidad", Simon Zadek, ejecutivo de la ONG AccountAbility, anticipó algunos resultados de un estudio internacional, con 108 países, sobre la relación entre la práctica de la RSE y la competitividad en el mercado internacional. Entre las nuevas reglas planteó que "hay que planear lo inesperado; trabajar con emprendedores y buscar el verdadero Sur sin subestimar economías emergentes". Además, agregó que "lo importante es la capacidad de crear valor, pensar en oportunidades e innovaciones, y reconsiderar las cuestiones ambientales y sociales no como riesgos, sino como grandes oportunidades". Desde su óptica, los líderes deben salir de su zona de confort para encontrar nuevos aliados, nuevas soluciones y también involucrarse en política.
El rol de los medios
En una de las plenarias de la conferencia, editores de O Globo, Folha, Abril y Grupo Estado debatieron frente al público sobre la RSE de los medios de comunicación.
Argumentaron que por lo general las empresas periodísticas no tienen una política de RSE, aunque sí periodistas comprometidos con el tema. En relación con el contenido editorial, consideraron que es importante transformar el hecho social en noticia, ver qué tiene relevancia y merece divulgación.
Pero la principal conclusión fue que los medios no sólo deben difundir la RSE, sino apropiarse de ella en su propia gestión y en el tratamiento ético de la información.
Todo acto de consumo tiene impacto. Y desde el Instituto Akatu, una ONG brasileña, están convencidos de que un consumidor consciente tiene un enorme poder de transformar el mundo. Este poder es ejercido por cada persona en gestos cotidianos de compra de productos y servicios. Cuando estas acciones se tornan colectivas, generan el camino hacia una sociedad económicamente próspera, socialmente justa y ambientalmente sustentable.
El Instituto Akatu afirma que el actual mercado de producción y consumo es insostenible. Para satisfacer las necesidades de agua, materia y energía de más de 6 billones de personas que hoy viven en la Tierra, el hombre consume 20% más de lo que el planeta puede ofrecer.
Para frenar este impacto en Akatu promueven acciones cotidianas para que cualquier persona pueda contribuir a preservar el medio ambiente y mejorar la calidad de vida de todos. Proponen optimizar el uso del agua, evitar la utilización innecesaria de bolsas plásticas, usar racionalmente el papel, reducir el tiempo de baño, planificar las compras.
Por Florencia Saguier
De la Fundación Diario LA NACION
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Responsabilidad Social Empresaria
martes, 28 de agosto de 2007
Crecer con valores. Una empresa con principios no tiene fin
(se reproduce aquí un artículo del diario La Nación que trata sobre un encuentro reciente de hombres de negocio en la Ciudad de Mendoza y que invitamos a compartirlo con Ustedes. Que lo disfruten)
Para crecer con valores
Doscientos hombres de negocios se comprometieron, en Mendoza, a impulsar transparencia y buenas prácticas sociales
MENDOZA.- La ciudad de Mendoza sirvió como plataforma de despegue de un movimiento nacional creado para irradiar a todo el país prácticas comerciales inspiradas en la responsabilidad social empresaria.
Con ese fin, casi 200 hombres de negocios de Rosario, Córdoba, San Juan, Entre Ríos y Mendoza comprometieron su apoyo fundacional a la corriente Empresas en Movimiento hacia la Responsabilidad Social. Sin ser una organización civil, promoverá oportunidades de intercambio de experiencias en buenas prácticas, como la lucha contra el trabajo infantil, la defensa del medio ambiente y los negocios transparentes.
"El objetivo de este movimiento es trabajar para que, entre todos, cambiemos el clima de responsabilidad de la comunidad empresaria argentina", dijo a Comunidad, el coordinador del grupo y dirigente de Valos, Emiliano Fazio.
Una de las novedades es la redacción de un modelo de acuerdo voluntario de ética que pueden suscribir las empresas adherentes al movimiento con sus proveedores y clientes. Entre otros puntos, el pacto propicia que las partes asuman los siguientes compromisos:
Prohibir expresamente pagos o cobros irregulares que tengan como objeto facilitar negocios e influir decisiones en beneficio personal y de la empresa.
Respetar la legislación que prohíbe el trabajo no registrado.
Prohibir el trabajo infantil dentro de las empresas.
Promover el entrenamiento, capacitación y desarrollo del personal.
Cumplir las normas medioambientales de manera de no contaminar con los procesos industriales propios.
Hacer un uso racional de la energía y el agua.
Fomentar el consumo responsable del alcohol y la educación vial.
El presidente de la ONG Moverse de Rosario, Federico Seineldín, sostuvo: "La propuesta busca generar un lugar de reflexión entre los empresarios que piensan que hay otra forma de producir y de consumir. Debemos transmitir que si hacemos las cosas bien construimos capital social y si eso pasa estarán bien nuestros empleados, proveedores, accionistas, el barrio y el gobierno. Nos conviene a todos como sociedad".
Añadió: "Hay que tratar de cambiar algunas cosas del ADN de las modalidades de gestión actuales".
Con el lema Una empresa con principios no tiene final, el grupo lanzó además una campaña de difusión para promover los negocios con valores y el ejercicio de la responsabilidad con la comunidad.
Los organizadores crearon un logotipo semejante al símbolo del infinito, que podrá ser exhibido en los negocios, cartelería, folletos y envoltorios de cada firma que se adhiera. Tiene por objeto "generar una explosión de ética en la comunidad empresarial", para lo que fueron invitadas todas las empresas que "entienden la necesidad de recuperar los valores universales en su forma de hacer negocios".
Entre otros mensajes, con la campaña se exhorta a "negociar con valores porque no existen las empresas exitosas en sociedades deterioradas".
Silvia D´Agostino, presidenta del Consejo Empresario de Entre Ríos, es otra de las fervientes impulsoras del movimiento, porque considera que los hombres de negocios del país "deben involucrarse y ejercer su ciudadanía". En ese orden sostuvo: "Si la gente quiere una provincia, un país o un municipio distinto tiene que trabajar con todas las fuerzas políticas, sociales y económicas, buscando consensos".
Para el titular de Cáritas Mendoza, padre Carlos García, la iniciativa de dar impulso a la responsabilidad social empresaria merece ser apoyada y sostuvo: "La posibilidad de crecer en valores enriquece a todos".
La creación de la red se anunció durante la realización de el Foro Valos 2007, que tuvo como lema El desafío de crecer con valores, y que congregó a 400 hombres de empresa, dirigentes políticos, ONG y profesionales que participaron en mesas de intercambio sobre experiencias de responsabilidad social empresaria.
Por Sergio Dimaría
De la Redacción de LA NACION
Contactos
www.empresasconvalores.org
Para crecer con valores
Doscientos hombres de negocios se comprometieron, en Mendoza, a impulsar transparencia y buenas prácticas sociales
MENDOZA.- La ciudad de Mendoza sirvió como plataforma de despegue de un movimiento nacional creado para irradiar a todo el país prácticas comerciales inspiradas en la responsabilidad social empresaria.
Con ese fin, casi 200 hombres de negocios de Rosario, Córdoba, San Juan, Entre Ríos y Mendoza comprometieron su apoyo fundacional a la corriente Empresas en Movimiento hacia la Responsabilidad Social. Sin ser una organización civil, promoverá oportunidades de intercambio de experiencias en buenas prácticas, como la lucha contra el trabajo infantil, la defensa del medio ambiente y los negocios transparentes.
"El objetivo de este movimiento es trabajar para que, entre todos, cambiemos el clima de responsabilidad de la comunidad empresaria argentina", dijo a Comunidad, el coordinador del grupo y dirigente de Valos, Emiliano Fazio.
Una de las novedades es la redacción de un modelo de acuerdo voluntario de ética que pueden suscribir las empresas adherentes al movimiento con sus proveedores y clientes. Entre otros puntos, el pacto propicia que las partes asuman los siguientes compromisos:
Prohibir expresamente pagos o cobros irregulares que tengan como objeto facilitar negocios e influir decisiones en beneficio personal y de la empresa.
Respetar la legislación que prohíbe el trabajo no registrado.
Prohibir el trabajo infantil dentro de las empresas.
Promover el entrenamiento, capacitación y desarrollo del personal.
Cumplir las normas medioambientales de manera de no contaminar con los procesos industriales propios.
Hacer un uso racional de la energía y el agua.
Fomentar el consumo responsable del alcohol y la educación vial.
El presidente de la ONG Moverse de Rosario, Federico Seineldín, sostuvo: "La propuesta busca generar un lugar de reflexión entre los empresarios que piensan que hay otra forma de producir y de consumir. Debemos transmitir que si hacemos las cosas bien construimos capital social y si eso pasa estarán bien nuestros empleados, proveedores, accionistas, el barrio y el gobierno. Nos conviene a todos como sociedad".
Añadió: "Hay que tratar de cambiar algunas cosas del ADN de las modalidades de gestión actuales".
Con el lema Una empresa con principios no tiene final, el grupo lanzó además una campaña de difusión para promover los negocios con valores y el ejercicio de la responsabilidad con la comunidad.
Los organizadores crearon un logotipo semejante al símbolo del infinito, que podrá ser exhibido en los negocios, cartelería, folletos y envoltorios de cada firma que se adhiera. Tiene por objeto "generar una explosión de ética en la comunidad empresarial", para lo que fueron invitadas todas las empresas que "entienden la necesidad de recuperar los valores universales en su forma de hacer negocios".
Entre otros mensajes, con la campaña se exhorta a "negociar con valores porque no existen las empresas exitosas en sociedades deterioradas".
Silvia D´Agostino, presidenta del Consejo Empresario de Entre Ríos, es otra de las fervientes impulsoras del movimiento, porque considera que los hombres de negocios del país "deben involucrarse y ejercer su ciudadanía". En ese orden sostuvo: "Si la gente quiere una provincia, un país o un municipio distinto tiene que trabajar con todas las fuerzas políticas, sociales y económicas, buscando consensos".
Para el titular de Cáritas Mendoza, padre Carlos García, la iniciativa de dar impulso a la responsabilidad social empresaria merece ser apoyada y sostuvo: "La posibilidad de crecer en valores enriquece a todos".
La creación de la red se anunció durante la realización de el Foro Valos 2007, que tuvo como lema El desafío de crecer con valores, y que congregó a 400 hombres de empresa, dirigentes políticos, ONG y profesionales que participaron en mesas de intercambio sobre experiencias de responsabilidad social empresaria.
Por Sergio Dimaría
De la Redacción de LA NACION
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Responsabilidad Social Empresaria
miércoles, 22 de agosto de 2007
Basura tecnológica
El inevitable y necesario reciclado responsable de los equipos
Se escucha mucho en el mundo de los negocios la frase que dice “lo único permanente es el cambio” o “adaptarse o morir”. El cambio permanente y de la velocidad del mismo hace que las organizaciones tengan que buscar adaptarse y ser flexibles para no quedar relegadas en mercados cada vez más competitivos.
Y la tecnología es parte integrante, sustancial y hasta originaria de los cambios en las empresas. Respecto de esto, las computadoras, los servidores, impresoras, etc entran en obsolescencia en forma constante y esto genera una “basura tecnológica” o “scrap” que tiene diferentes destinos según la conducta de la empresa que genere ese “residuo”.
Es muy importante tener en cuenta que todos esos equipos no se pueden ni se deben “tirar” a la basura, más allá que su uso sea prácticamente descartado por cualquier organización. Habrá que tener en cuenta que antes que arrojar en cualquier lugar estos equipos, existirán organizaciones del tercer sector o sin fines de lucro que podrán reciclar y utilizarlos para su cotidiano desenvolvimiento.
Es importante tener en cuenta que en promedio cada equipo que se utiliza en una oficina o dependencia de una organización cuenta con la siguiente composición
Materiales ferrosos 27 %
Materiales no ferrosos 25,5 %
Plásticos 24,5 %
Vidrio 12 %
Metales preciosos 7%
Otros 4 %
Componentes peligrosos 3 %
Fuente: CAMOCA (Cámara Arg. de Máq. de Oficina, Comerciales y Afines)
Dada esta composición es dable comentar que se hace indispensable un destino claro, posible y serio para los equipos sin el desperdicio de los mismos, ya que son de difícil y hasta muy prologanda descomposición, provocando serios daños al medio ambiente.
Quedará para una autoridad de contralor verificar que ninguna organización deseche irresponsablemente los equipos que utiliza.
Y como siempre, espero que este tema nos llame a la reflexión
Lic. Luciano Daniel Ricchetti
Foro Empresario Argentino
Area Resp. Social Empresaria
Para más información ingresar a los sitios
www.escrap.com.ar
www.camoca.com.ar
www.ecoportal.net/content/view/full/59839
www.planetapolitica.com.ar/2007/05/07/que-hacer-con-la-basura-tecnologica/
Se escucha mucho en el mundo de los negocios la frase que dice “lo único permanente es el cambio” o “adaptarse o morir”. El cambio permanente y de la velocidad del mismo hace que las organizaciones tengan que buscar adaptarse y ser flexibles para no quedar relegadas en mercados cada vez más competitivos.
Y la tecnología es parte integrante, sustancial y hasta originaria de los cambios en las empresas. Respecto de esto, las computadoras, los servidores, impresoras, etc entran en obsolescencia en forma constante y esto genera una “basura tecnológica” o “scrap” que tiene diferentes destinos según la conducta de la empresa que genere ese “residuo”.
Es muy importante tener en cuenta que todos esos equipos no se pueden ni se deben “tirar” a la basura, más allá que su uso sea prácticamente descartado por cualquier organización. Habrá que tener en cuenta que antes que arrojar en cualquier lugar estos equipos, existirán organizaciones del tercer sector o sin fines de lucro que podrán reciclar y utilizarlos para su cotidiano desenvolvimiento.
Es importante tener en cuenta que en promedio cada equipo que se utiliza en una oficina o dependencia de una organización cuenta con la siguiente composición
Materiales ferrosos 27 %
Materiales no ferrosos 25,5 %
Plásticos 24,5 %
Vidrio 12 %
Metales preciosos 7%
Otros 4 %
Componentes peligrosos 3 %
Fuente: CAMOCA (Cámara Arg. de Máq. de Oficina, Comerciales y Afines)
Dada esta composición es dable comentar que se hace indispensable un destino claro, posible y serio para los equipos sin el desperdicio de los mismos, ya que son de difícil y hasta muy prologanda descomposición, provocando serios daños al medio ambiente.
Quedará para una autoridad de contralor verificar que ninguna organización deseche irresponsablemente los equipos que utiliza.
Y como siempre, espero que este tema nos llame a la reflexión
Lic. Luciano Daniel Ricchetti
Foro Empresario Argentino
Area Resp. Social Empresaria
Para más información ingresar a los sitios
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Desarrollo Sustentable
martes, 21 de agosto de 2007
Sumar materiales para multiplicar los sueños de miles de familias
Dar materiales para que todos puedan tener una casa digna. Un programa vincula a quienes tienen sobrantes de obra y quienes los necesitan (artículo periodístico del diario La Nación, de agosto de 2007)
Gladis Gómez siente que su casa ahora es una casa. Hace dos años se mudó a una casilla de chapa en el bajo Boulogne. Después, su casita tuvo paredes de material, y ahora, recién ahora, pudo mejorarla puertas adentro.
Arregló la cocina; puso aberturas; compró camas y placares. Nada de todo esto hubiera sido posible si no existiera el corralón del programa Sume Materiales de la Fundación Sagrada Familia.
El proyecto facilita a las familias más necesitadas el acceso a los materiales para la construcción y/o refacción de sus viviendas, a un valor diferencialmente menor. El sistema es simple: quienes tienen materiales que no utilizan o les sobraron de sus construcciones los donan para que otros puedan comprarlo a un precio muy inferior al del mercado.
"Hay una gran cantidad de recursos disponibles desaprovechados, como sobrantes de refacción, artículos de producción discontinuados, remanentes de obras nuevas. En el taller, se reparan para ponerlos en condiciones para su uso, y en el depósito se acopian y se clasifican. Luego se venden a un precio especial", explica Alejandro Besuschio, coordinador del programa Sume Materiales, de la Fundación Sagrada Familia.
"En muchas oportunidades, la fundación recibía donaciones y nos faltaba espacio", cuenta Besuschio. La crisis y la falta de pequeños créditos para familias que deseaban mejorar sus viviendas empujaron a la fundación a darle impulso a este proyecto. En un predio de Boulogne, que pertenecía al ferrocarril y les cedió la municipalidad de San Isidro, abrieron el corralón en marzo de 2004.
En el último año, unas 800 familias compraron materiales con descuento en el corralón de Guayaquil y Bogado. Pero también van a comprar quienes trabajan en organizaciones sociales que cuentan con poco presupuesto. "El 70% de quienes nos compran son familias humildes que reciben un precio especial, y el 30% son particulares", agrega el coordinador.
Todos los productos llevan un código que permite a quien los donó conocer el destino de su donación. Además, el programa está en plena certificación de las normas ISO 9001, para seguir creciendo y brindar un mejor servicio. "Llama la atención porque somos una organización no gubernamental, pero nos manejamos como una empresa. Nuestra idea es tener los materiales el menor tiempo posible. Cobramos barato, pero queremos que rote mucho", destaca Besuschio.
Gladis Gómez y Beatriz López son vecinas y se conocen desde hace años. Saben que las cosas no están mucho tiempo en el corralón y se pasan el dato de los materiales que están esperando. "Vengo seguido porque sé que somos muchos los que queremos mejorar nuestras casas... Me pasé años esperando cambiar la mesada y hace poco compré una", dice Beatriz, que vive con su esposo y sus dos hijos, Daiana y Carlos.
De a poquito
"Como vimos que era posible mejorar la casa de a poquito, empezamos a venir más seguido. ¡Acá las cosas vuelan!", afirma Gladis, que vive con su hija, su yerno y Fiorella, su nieta de seis años. "Nuestra casa no daba para más. Era de chapa y madera; llovía; era helada. Gracias a ellos, podemos estar tranquilos", dice emocionada.
"Este es un programa con un costo operativo elevado. No hacemos asistencialismo, pero a veces entregamos materiales a quienes vemos que no pueden pagarlos ni a un precio social. La idea es que ninguna familia se quede sin mejorar su casa por una cuestión de dinero", asegura Besuschio. Ellos retiran los materiales por los lugares donde son donados.
Los precios son considerablemente inferiores a los que se manejan en el mercado. Por ejemplo, un tubo fluorescente que se paga cerca de ocho pesos, en el corralón se puede comprar a 50 centavos. Pero más allá de las diferencias monetarias, quienes compran en el corralón encuentran una contención y un asesoramiento que no conseguirían en otros lugares.
Las necesidades principales son las chapas y los ladrillos. Quienes quieran hacer donaciones o comunicarse con el programa, pueden llamar al 4508-4705/06 o entrar en la página www.sagradafamilia.org.ar.
Desde hace 25 años, la Fundación Sagrada Familia trabaja en barrios en los que a partir de tareas de promoción y con la participación de las familias de escasos recursos económicos, desarrolla sus programas de vivienda. Brinda asistencia técnica, administrativa, financiera y de trabajo social, para que las familias puedan tener una casa digna.
La fundación trabaja en red con otras organizaciones sociales, empresas y organismos oficiales dedicados a la promoción social y personal de familias de bajos ingresos. Mientras la fundación aporta sus conocimientos y experiencia, las demás instituciones colaboran con tierras, fondos o conocimiento de comunidades que tienen la firme decisión de mejorar o cambiar su situación de vivienda, a partir del trabajo organizado y comunitario. Este año, por primera vez, participarán de Casa FOA.
El programa cuenta con un equipo de profesionales voluntarios que desarrollan prototipos e "inventan" soluciones constructivas para las necesidades de las familias.
Por Cynthia Palacios
De la Redacción de LA NACION
Para más información: www.sagradafamilia.org.ar
Gladis Gómez siente que su casa ahora es una casa. Hace dos años se mudó a una casilla de chapa en el bajo Boulogne. Después, su casita tuvo paredes de material, y ahora, recién ahora, pudo mejorarla puertas adentro.
Arregló la cocina; puso aberturas; compró camas y placares. Nada de todo esto hubiera sido posible si no existiera el corralón del programa Sume Materiales de la Fundación Sagrada Familia.
El proyecto facilita a las familias más necesitadas el acceso a los materiales para la construcción y/o refacción de sus viviendas, a un valor diferencialmente menor. El sistema es simple: quienes tienen materiales que no utilizan o les sobraron de sus construcciones los donan para que otros puedan comprarlo a un precio muy inferior al del mercado.
"Hay una gran cantidad de recursos disponibles desaprovechados, como sobrantes de refacción, artículos de producción discontinuados, remanentes de obras nuevas. En el taller, se reparan para ponerlos en condiciones para su uso, y en el depósito se acopian y se clasifican. Luego se venden a un precio especial", explica Alejandro Besuschio, coordinador del programa Sume Materiales, de la Fundación Sagrada Familia.
"En muchas oportunidades, la fundación recibía donaciones y nos faltaba espacio", cuenta Besuschio. La crisis y la falta de pequeños créditos para familias que deseaban mejorar sus viviendas empujaron a la fundación a darle impulso a este proyecto. En un predio de Boulogne, que pertenecía al ferrocarril y les cedió la municipalidad de San Isidro, abrieron el corralón en marzo de 2004.
En el último año, unas 800 familias compraron materiales con descuento en el corralón de Guayaquil y Bogado. Pero también van a comprar quienes trabajan en organizaciones sociales que cuentan con poco presupuesto. "El 70% de quienes nos compran son familias humildes que reciben un precio especial, y el 30% son particulares", agrega el coordinador.
Todos los productos llevan un código que permite a quien los donó conocer el destino de su donación. Además, el programa está en plena certificación de las normas ISO 9001, para seguir creciendo y brindar un mejor servicio. "Llama la atención porque somos una organización no gubernamental, pero nos manejamos como una empresa. Nuestra idea es tener los materiales el menor tiempo posible. Cobramos barato, pero queremos que rote mucho", destaca Besuschio.
Gladis Gómez y Beatriz López son vecinas y se conocen desde hace años. Saben que las cosas no están mucho tiempo en el corralón y se pasan el dato de los materiales que están esperando. "Vengo seguido porque sé que somos muchos los que queremos mejorar nuestras casas... Me pasé años esperando cambiar la mesada y hace poco compré una", dice Beatriz, que vive con su esposo y sus dos hijos, Daiana y Carlos.
De a poquito
"Como vimos que era posible mejorar la casa de a poquito, empezamos a venir más seguido. ¡Acá las cosas vuelan!", afirma Gladis, que vive con su hija, su yerno y Fiorella, su nieta de seis años. "Nuestra casa no daba para más. Era de chapa y madera; llovía; era helada. Gracias a ellos, podemos estar tranquilos", dice emocionada.
"Este es un programa con un costo operativo elevado. No hacemos asistencialismo, pero a veces entregamos materiales a quienes vemos que no pueden pagarlos ni a un precio social. La idea es que ninguna familia se quede sin mejorar su casa por una cuestión de dinero", asegura Besuschio. Ellos retiran los materiales por los lugares donde son donados.
Los precios son considerablemente inferiores a los que se manejan en el mercado. Por ejemplo, un tubo fluorescente que se paga cerca de ocho pesos, en el corralón se puede comprar a 50 centavos. Pero más allá de las diferencias monetarias, quienes compran en el corralón encuentran una contención y un asesoramiento que no conseguirían en otros lugares.
Las necesidades principales son las chapas y los ladrillos. Quienes quieran hacer donaciones o comunicarse con el programa, pueden llamar al 4508-4705/06 o entrar en la página www.sagradafamilia.org.ar.
Desde hace 25 años, la Fundación Sagrada Familia trabaja en barrios en los que a partir de tareas de promoción y con la participación de las familias de escasos recursos económicos, desarrolla sus programas de vivienda. Brinda asistencia técnica, administrativa, financiera y de trabajo social, para que las familias puedan tener una casa digna.
La fundación trabaja en red con otras organizaciones sociales, empresas y organismos oficiales dedicados a la promoción social y personal de familias de bajos ingresos. Mientras la fundación aporta sus conocimientos y experiencia, las demás instituciones colaboran con tierras, fondos o conocimiento de comunidades que tienen la firme decisión de mejorar o cambiar su situación de vivienda, a partir del trabajo organizado y comunitario. Este año, por primera vez, participarán de Casa FOA.
El programa cuenta con un equipo de profesionales voluntarios que desarrollan prototipos e "inventan" soluciones constructivas para las necesidades de las familias.
Por Cynthia Palacios
De la Redacción de LA NACION
Para más información: www.sagradafamilia.org.ar
jueves, 9 de agosto de 2007
Super sopa. Una solución para la pobreza extrema
El Programa Super Sopa se desarrolla en la Universidad Nacional de Quilmes, involucrando diferentes sectores de la entidad educativa.
Directivos, egresados y estudiantes de la carrera Ing. en Alimentos de esta Universidad trabajan para elaborar un alimento de calidad, sabroso, natural, de composición balanceada y bájisimo costo ($ 0.17 la porción).
La misión de nuestro programa es producir, gestionar y coordinar la entrega de este alimento a comedores comunitarios , a través de la venta al costo o a través de particulares, instituciones o empresas que apadrinen o asistan comedores carenciados.
También se brinda el asesoramiento para la Transferencia Tecnológica de la planta a aquellos interesados en replicar el programa en diversos puntos del país.
Para más información tipeá el link
http://www.supersopa.unq.edu.ar/
Directivos, egresados y estudiantes de la carrera Ing. en Alimentos de esta Universidad trabajan para elaborar un alimento de calidad, sabroso, natural, de composición balanceada y bájisimo costo ($ 0.17 la porción).
La misión de nuestro programa es producir, gestionar y coordinar la entrega de este alimento a comedores comunitarios , a través de la venta al costo o a través de particulares, instituciones o empresas que apadrinen o asistan comedores carenciados.
También se brinda el asesoramiento para la Transferencia Tecnológica de la planta a aquellos interesados en replicar el programa en diversos puntos del país.
Para más información tipeá el link
http://www.supersopa.unq.edu.ar/
miércoles, 8 de agosto de 2007
Nuevos sistemas constructivos. Más baratos y de mayor alcance social
Vivienda social. Barrio Los Piletones. Ciudad de Buenos Aires.
Construyen 36 edificios con un sistema prefabricado que emplea placas de poliestireno en paredes, pisos y techos; cuesta US$ 230 el m2
Miércoles 8 de agosto de 2007 | Publicado en la Edición impresa Noticias de Arquitectura. Diario La Nación.
La Corporación Buenos Aires Sur desarrolla en el barrio Los Piletones, en Villa Soldati, un complejo para que 432 familias puedan acceder a viviendas de buena calidad y con un costo muy inferior al de la construcción tradicional.
La obra, que comenzó en febrero y estaría terminada en noviembre, está a cargo de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, que ganó la licitación pública, en la que se presentaron también otros cuatro proyectos privados.
El ministro de Producción del GCBA, Enrique Rodríguez, considera que "esta iniciativa dispone de un presupuesto total de 24 millones de pesos", y destaca que las dimensiones se ajustan a lo establecido en el Código de Planeamiento Urbano; además, habrá equipamiento completo de las unidades (incluso losa radiante) e infraestructura de servicios. Por otra parte, destaca: "El costo total por m2 será de 230 dólares, y 310 si se incluye la infraestructura, un costo menor frente a los 500 o 600 dólares por m2 de la construcción tradicional".
La obra, 36 edificios de tres plantas con 12 departamentos en cada uno, tendrá otra ventaja urbanística, porque se desarrolla en Avda. Castañares y Lacarra, frente al parque Indoamericano, uno de los espacios verdes más extensos de la ciudad. A esto se suma que la urbanización dispondrá de espacios internos abiertos, con consorcios de baja densidad demográfica.
Sistema constructivo
Una novedad es que se utiliza un sistema de construcción en seco originario de Italia y poco difundido en nuestro país, aunque tiene una antigüedad de 20 años y hay 27 plantas en todo el mundo. Con el método de construcción M-2, fabricado en nuestro país por La Barraca (ver recuadro), no se usan columnas ni vigas, las paredes no llevan ladrillos ni necesitan cimientos: se levantan sobre plateas de hormigón armado, a partir de paneles de poliestireno expandido F (telgopor de alta resistencia al fuego) envueltos en una doble malla de acero a los que se les proyecta concreto con un compresor y una pistola especial. "Se logra una resistencia estructural similar a la construcción tradicional, no se producen fisuras, son ignífugos, producen aislamiento térmico y acústico", explica el jefe de planta de La Barraca.
En esta obra se utilizan espesores de 8 cm en las paredes y 6 cm en las losas, pero que alcanzan hasta 15 y 20 cm de espesor si se tienen en cuenta las mallas y el concreto. Las viviendas proyectadas son departamentos de 60 m2, con un living-cocina, tres habitaciones y dos baños. También está prevista la construcción de una escuela, comercios, jardín maternal, parquización, iluminación y apertura de calles. El Estado estará presente mediante un Centro de Gestión y Participación.
Fernando G. Caniza
Fábrica de casas
Con la refuncionalización de un viejo depósito de lanas, exponente de la arquitectura industrial ladrillera de 1921, se localizó la fábrica del sistema constructivo M-2, empleado en el barrio Los Piletones, con proyecto del estudio Arquitectónika (López / Leyt / López / Yablon arquitectos), Asociado arquitecto Daniel de la Rosa.
El conjunto denominado La Barraca, en Avda. Pedro de Mendoza 3825 (esquina Montes de Oca), consta de tres cuerpos alrededor de un patio central, que actúa como calle interna de acceso. La fábrica de poliestireno expandido (aún en proceso de habilitación) se ubicó al fondo; el depósito, sobre una medianera, y la fábrica de paneles, en la nave con frente a ambas avenidas. En el área administrativa, a la izquierda del ingreso, se incorporó un acceso vertical que cose los niveles: "Se recuperaron 5200 m2 de galpones y oficinas con nuevas instalaciones eléctricas, sanitarias y de gas, con énfasis en la instalación contra incendio", detalla el arquitecto Darío López. Se cambiaron los pavimentos por pisos de hormigón armado, y se ejecutaron rampas para vincular la calle central con los galpones. También se realizó la remodelación de baños y cocina, y de un sector de planta baja y entrepiso para uso de oficinas y aulas.
En la fábrica, que dirigen en conjunto el GCBA y la Fundación Madres de Plaza de Mayo, trabajan 12 personas por turno produciendo 4500 m2 de paneles por día, y se dispone espacio suficiente en la planta alta para ampliar la capacidad de producción al doble. Con este sistema también construyen en la villa 15, Ciudad Oculta, otras 70 casas.
En Los Piletones se crearon 400 empleos; el 90% de los puestos de trabajo se cubrió con hombres y mujeres desocupados que reciben capacitación en obras y un jornal.
Para opinar
¿Conocía este sistema constructivo?
¿Qué otros materiales o productos industrializados pueden ayudar a abaratar la construcción?
Comparta otras experiencias exitosas en vivienda social
Link de la nota:
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/arquitectura/nota.asp?nota_id=932571
Construyen 36 edificios con un sistema prefabricado que emplea placas de poliestireno en paredes, pisos y techos; cuesta US$ 230 el m2
Miércoles 8 de agosto de 2007 | Publicado en la Edición impresa Noticias de Arquitectura. Diario La Nación.
La Corporación Buenos Aires Sur desarrolla en el barrio Los Piletones, en Villa Soldati, un complejo para que 432 familias puedan acceder a viviendas de buena calidad y con un costo muy inferior al de la construcción tradicional.
La obra, que comenzó en febrero y estaría terminada en noviembre, está a cargo de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, que ganó la licitación pública, en la que se presentaron también otros cuatro proyectos privados.
El ministro de Producción del GCBA, Enrique Rodríguez, considera que "esta iniciativa dispone de un presupuesto total de 24 millones de pesos", y destaca que las dimensiones se ajustan a lo establecido en el Código de Planeamiento Urbano; además, habrá equipamiento completo de las unidades (incluso losa radiante) e infraestructura de servicios. Por otra parte, destaca: "El costo total por m2 será de 230 dólares, y 310 si se incluye la infraestructura, un costo menor frente a los 500 o 600 dólares por m2 de la construcción tradicional".
La obra, 36 edificios de tres plantas con 12 departamentos en cada uno, tendrá otra ventaja urbanística, porque se desarrolla en Avda. Castañares y Lacarra, frente al parque Indoamericano, uno de los espacios verdes más extensos de la ciudad. A esto se suma que la urbanización dispondrá de espacios internos abiertos, con consorcios de baja densidad demográfica.
Sistema constructivo
Una novedad es que se utiliza un sistema de construcción en seco originario de Italia y poco difundido en nuestro país, aunque tiene una antigüedad de 20 años y hay 27 plantas en todo el mundo. Con el método de construcción M-2, fabricado en nuestro país por La Barraca (ver recuadro), no se usan columnas ni vigas, las paredes no llevan ladrillos ni necesitan cimientos: se levantan sobre plateas de hormigón armado, a partir de paneles de poliestireno expandido F (telgopor de alta resistencia al fuego) envueltos en una doble malla de acero a los que se les proyecta concreto con un compresor y una pistola especial. "Se logra una resistencia estructural similar a la construcción tradicional, no se producen fisuras, son ignífugos, producen aislamiento térmico y acústico", explica el jefe de planta de La Barraca.
En esta obra se utilizan espesores de 8 cm en las paredes y 6 cm en las losas, pero que alcanzan hasta 15 y 20 cm de espesor si se tienen en cuenta las mallas y el concreto. Las viviendas proyectadas son departamentos de 60 m2, con un living-cocina, tres habitaciones y dos baños. También está prevista la construcción de una escuela, comercios, jardín maternal, parquización, iluminación y apertura de calles. El Estado estará presente mediante un Centro de Gestión y Participación.
Fernando G. Caniza
Fábrica de casas
Con la refuncionalización de un viejo depósito de lanas, exponente de la arquitectura industrial ladrillera de 1921, se localizó la fábrica del sistema constructivo M-2, empleado en el barrio Los Piletones, con proyecto del estudio Arquitectónika (López / Leyt / López / Yablon arquitectos), Asociado arquitecto Daniel de la Rosa.
El conjunto denominado La Barraca, en Avda. Pedro de Mendoza 3825 (esquina Montes de Oca), consta de tres cuerpos alrededor de un patio central, que actúa como calle interna de acceso. La fábrica de poliestireno expandido (aún en proceso de habilitación) se ubicó al fondo; el depósito, sobre una medianera, y la fábrica de paneles, en la nave con frente a ambas avenidas. En el área administrativa, a la izquierda del ingreso, se incorporó un acceso vertical que cose los niveles: "Se recuperaron 5200 m2 de galpones y oficinas con nuevas instalaciones eléctricas, sanitarias y de gas, con énfasis en la instalación contra incendio", detalla el arquitecto Darío López. Se cambiaron los pavimentos por pisos de hormigón armado, y se ejecutaron rampas para vincular la calle central con los galpones. También se realizó la remodelación de baños y cocina, y de un sector de planta baja y entrepiso para uso de oficinas y aulas.
En la fábrica, que dirigen en conjunto el GCBA y la Fundación Madres de Plaza de Mayo, trabajan 12 personas por turno produciendo 4500 m2 de paneles por día, y se dispone espacio suficiente en la planta alta para ampliar la capacidad de producción al doble. Con este sistema también construyen en la villa 15, Ciudad Oculta, otras 70 casas.
En Los Piletones se crearon 400 empleos; el 90% de los puestos de trabajo se cubrió con hombres y mujeres desocupados que reciben capacitación en obras y un jornal.
Para opinar
¿Conocía este sistema constructivo?
¿Qué otros materiales o productos industrializados pueden ayudar a abaratar la construcción?
Comparta otras experiencias exitosas en vivienda social
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miércoles, 1 de agosto de 2007
Una herramienta de equidad a nuestro alcance.
En todas las facetas de la vida comercial de una organización la responsabilidad es un valor sin e qua non, debido a la permanente exposición con que cuenta una firma, ya que se expone a clientes, proveedores, empleados y comunidad en general.
Respecto de la incorporación de suministros, insumos, materias primas o productos terminados para su recomercialización, es ahí donde la responsabilidad social empresaria se hace presente de una manera muy importante.
En esta faceta somos clientes. Como consumidores tenemos la posibilidad de hacer valer lo que compramos. Cada producto tiene un precio, generalmente dado por la competencia en diferentes mercados. Ese precio es único pero el valor que le asignamos a cada artículo varía según la concepción que tenemos de las cosas.
En un mundo en permanente cambio y evolución, también crece la exigencia de los consumidores. Los mismos se encuentran cada vez más deseosos de encontrar más valor por lo que compran. Y es importante que ese valor tenga incorporado el respeto por las normas.
Y como se pueden respetar las normas y reglamentaciones a través de la comercialización de los productos? No es posible que se vendan productos, cuya elaboración daña el medio ambiente. Tampoco es aceptable que se vendan productos o servicios generados por personas indocumentadas, explotadas, mal pagas o en la informalidad (léase, en negro). Como tampoco es posible que se vendan productos de empresas que no cumplen con normas éticas o de libre competencia.
Como consumidores y como empresas, debemos ser concientes de que los productos y servicios que adquirimos, fabricamos o generamos tienen que respetar las normas. Es allí donde empezamos a "igualar para arriba" y permitimos que se desarrollen equitativamente y competitivamente los mercados donde nos hallamos inmersos.
Está más que comprobado que los clientes son y somos capaces de pagar más dinero si hace falta con tal de comprar productos de empresas con responsabilidad social. No olvidemos que el cliente está cada vez más informado, capacitado y comunicado con otros clientes. Y las malas experiencias de compra se expanden con gran rapidez en esta aldea global.
Como siempre, espero que este tema nos llame a la reflexión.
Lic.Luciano Daniel Ricchetti
FOEMA. Area Resp.Social Empresaria
Respecto de la incorporación de suministros, insumos, materias primas o productos terminados para su recomercialización, es ahí donde la responsabilidad social empresaria se hace presente de una manera muy importante.
En esta faceta somos clientes. Como consumidores tenemos la posibilidad de hacer valer lo que compramos. Cada producto tiene un precio, generalmente dado por la competencia en diferentes mercados. Ese precio es único pero el valor que le asignamos a cada artículo varía según la concepción que tenemos de las cosas.
En un mundo en permanente cambio y evolución, también crece la exigencia de los consumidores. Los mismos se encuentran cada vez más deseosos de encontrar más valor por lo que compran. Y es importante que ese valor tenga incorporado el respeto por las normas.
Y como se pueden respetar las normas y reglamentaciones a través de la comercialización de los productos? No es posible que se vendan productos, cuya elaboración daña el medio ambiente. Tampoco es aceptable que se vendan productos o servicios generados por personas indocumentadas, explotadas, mal pagas o en la informalidad (léase, en negro). Como tampoco es posible que se vendan productos de empresas que no cumplen con normas éticas o de libre competencia.
Como consumidores y como empresas, debemos ser concientes de que los productos y servicios que adquirimos, fabricamos o generamos tienen que respetar las normas. Es allí donde empezamos a "igualar para arriba" y permitimos que se desarrollen equitativamente y competitivamente los mercados donde nos hallamos inmersos.
Está más que comprobado que los clientes son y somos capaces de pagar más dinero si hace falta con tal de comprar productos de empresas con responsabilidad social. No olvidemos que el cliente está cada vez más informado, capacitado y comunicado con otros clientes. Y las malas experiencias de compra se expanden con gran rapidez en esta aldea global.
Como siempre, espero que este tema nos llame a la reflexión.
Lic.Luciano Daniel Ricchetti
FOEMA. Area Resp.Social Empresaria
sábado, 28 de julio de 2007
Energía solidaria
Un auténtico programa de Responsabilidad Social Corporativa
En nuestro tiempo y en cualquier situación, en cada actividad que realicemos debemos imprimirle compromiso, tiempo, inspiración y transpiración. Nada se logra sin ello. Ahora bien para que un programa de Responsabilidad Social Empresaria tenga un desarrollo más pleno es dable sugerir que venga acompañado de la colaboración de los empleados de la Compañía involucrada.
En esta oportunidad abordaremos el programa Energía Solidaria de Repsol YPF. El mismo persigue una triple misión: la responsabilidad frente a la Comunidad, la colaboración de los empleados y el desarrollo del espíritu emprendedor en la sociedad, promoviendo a las ONG (Org. No Gubernamentales) como instrumentadoras de la ejecución de los programas.
En un primer plano, lo que tiene que ver con la responsabilidad frente a la comunidad, Repsol elije cada año una temática en particular a abordar, en particular el año 2006 fue dedicado a la discapacidad, en todas sus facetas. En cada caso la empresa busca que los proyectos sean autosustentables y que sólo cuenten con un gran “empujón” inicial para darles origen, con capacitación, colaboración y fondos, para luego ser perdurables en el tiempo y promuevan el desarrollo integral de la comunidad asistida.
Quien suscribe le tocó participar como colaborador de un Hogar de chicos de Ramos Mejía, encargada de proteger la niñez abandonada y con capacidades especiales. La Fundación YPF donó fondos, empleados de una estación de servicio de la zona de Nuñez aportaron su tiempo y el hogar de chicos propuso el proyecto. Se trató de la conformación de una panadería en la cual trabajaran los mismos chicos y personal del hogar y que ese pan y facturas fabricado sea comercializado en el barrio, permitiendo generar fondos para hacer crecer la panadería, pero sobre todo al hogar, promoviendo el desarrollo integral de las personas con discapacidad que viven en él.
Concluyendo podemos decir que Energía Solidaria es un verdadero programa de Responsabilidad Social Empresaria porque tiene un esquema integral de colaboración corporativa en su conjunto (empresa y empleados), integrando a las organizaciones de la sociedad intermedia (ONG) y generando y recreando un auténtico espíritu emprendedor autosustentable y carente de toda dádiva de corto plazo.
Para más información sugerimos ingresar al siguiente link directo del programa que es: http://www.fundacionypf.org.ar/interno/energiasolidaria.html. En el link enunciado podrán encontrar más detalles sobre este comprometido programa.
Espero este texto nos llame a la reflexión.
Lic. Luciano Daniel Ricchetti
Foro Empresario Argentino
Dir. Area Resp.Social Empresaria
En nuestro tiempo y en cualquier situación, en cada actividad que realicemos debemos imprimirle compromiso, tiempo, inspiración y transpiración. Nada se logra sin ello. Ahora bien para que un programa de Responsabilidad Social Empresaria tenga un desarrollo más pleno es dable sugerir que venga acompañado de la colaboración de los empleados de la Compañía involucrada.
En esta oportunidad abordaremos el programa Energía Solidaria de Repsol YPF. El mismo persigue una triple misión: la responsabilidad frente a la Comunidad, la colaboración de los empleados y el desarrollo del espíritu emprendedor en la sociedad, promoviendo a las ONG (Org. No Gubernamentales) como instrumentadoras de la ejecución de los programas.
En un primer plano, lo que tiene que ver con la responsabilidad frente a la comunidad, Repsol elije cada año una temática en particular a abordar, en particular el año 2006 fue dedicado a la discapacidad, en todas sus facetas. En cada caso la empresa busca que los proyectos sean autosustentables y que sólo cuenten con un gran “empujón” inicial para darles origen, con capacitación, colaboración y fondos, para luego ser perdurables en el tiempo y promuevan el desarrollo integral de la comunidad asistida.
Quien suscribe le tocó participar como colaborador de un Hogar de chicos de Ramos Mejía, encargada de proteger la niñez abandonada y con capacidades especiales. La Fundación YPF donó fondos, empleados de una estación de servicio de la zona de Nuñez aportaron su tiempo y el hogar de chicos propuso el proyecto. Se trató de la conformación de una panadería en la cual trabajaran los mismos chicos y personal del hogar y que ese pan y facturas fabricado sea comercializado en el barrio, permitiendo generar fondos para hacer crecer la panadería, pero sobre todo al hogar, promoviendo el desarrollo integral de las personas con discapacidad que viven en él.
Concluyendo podemos decir que Energía Solidaria es un verdadero programa de Responsabilidad Social Empresaria porque tiene un esquema integral de colaboración corporativa en su conjunto (empresa y empleados), integrando a las organizaciones de la sociedad intermedia (ONG) y generando y recreando un auténtico espíritu emprendedor autosustentable y carente de toda dádiva de corto plazo.
Para más información sugerimos ingresar al siguiente link directo del programa que es: http://www.fundacionypf.org.ar/interno/energiasolidaria.html. En el link enunciado podrán encontrar más detalles sobre este comprometido programa.
Espero este texto nos llame a la reflexión.
Lic. Luciano Daniel Ricchetti
Foro Empresario Argentino
Dir. Area Resp.Social Empresaria
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Responsabilidad Social Empresaria
Introducción al concepto de Responsabilidad Social Empresaria
En nuestro contexto actual de permanentes oscilaciones y cambios es cada vez más importante estar actualizados e informados sobre lo que le pasa a nuestros clientes, proveedores, empleados y por qué no, la comunidad en general.
Es esta comunidad la que día a día reclama más responsabilidad a los diferentes actores que la componen: el Estado, las organizaciones de la sociedad intermedia y a las empresas.
Las compañías tienen como fin primordial generar riqueza para sus accionistas y valor para sus clientes. Pero también en la actualidad deben crear valor para la comunidad y es por este motivo que nace el término Responsabilidad Social Empresaria o Responsabilidad Social Corporativa. Conceptos que son similares. Nos estamos refiriendo a los deberes que tenemos como empresarios en la sociedad actual.
Qué se entiende por esto? Que como empresarios no sólo debemos pagar nuestros impuestos, sino que también tenemos responsablidad en
- Contratar mano de obra en forma legal, capacitarla y pagarla correctamente.
- No dañar el medio ambiente
- Tener una conducta ética frente a la competencia
- Realizar una política coherente con los proveedores
- Vender productos de calidad
- Etc
Luciano Ricchetti
Es esta comunidad la que día a día reclama más responsabilidad a los diferentes actores que la componen: el Estado, las organizaciones de la sociedad intermedia y a las empresas.
Las compañías tienen como fin primordial generar riqueza para sus accionistas y valor para sus clientes. Pero también en la actualidad deben crear valor para la comunidad y es por este motivo que nace el término Responsabilidad Social Empresaria o Responsabilidad Social Corporativa. Conceptos que son similares. Nos estamos refiriendo a los deberes que tenemos como empresarios en la sociedad actual.
Qué se entiende por esto? Que como empresarios no sólo debemos pagar nuestros impuestos, sino que también tenemos responsablidad en
- Contratar mano de obra en forma legal, capacitarla y pagarla correctamente.
- No dañar el medio ambiente
- Tener una conducta ética frente a la competencia
- Realizar una política coherente con los proveedores
- Vender productos de calidad
- Etc
Luciano Ricchetti
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