martes, 9 de septiembre de 2008

Un edificio construído con un perfil claramente ecológico

En Mar del Plata
Un edificio que se alimenta del viento
Los molinos de la terraza transforman la brisa en energía para su funcionamiento

Lunes 8 de setiembre de 2008

Cefira, la torre que se alimenta con energía eólica

El secreto hay que buscarlo varios pisos arriba, sobre el techo del salón de usos múltiples, situado en la terraza. Allí, a 200 metros de los balnearios de Playa Grande, las delgadas aspas se dejan llevar por el viento, que sopla intenso desde el océano y permite acumular energía para abastecer instalaciones y espacios comunes de la torre Cefira, presentada como la primera torre sustentable de América latina. El edificio, desarrollado por dos jóvenes profesionales de 29 años, comenzó a ser construido el año pasado y, desde marzo del actual, tiene los departamentos de dos y tres ambientes listos para ser habitados. "Es una propuesta que apunta a una mejor calidad de vida con impacto positivo para el ambiente y sin generar mayores costos para el cliente", explicó a LA NACION el administrador de empresas Franco Tocagni, desarrollador inmobiliario de torre Cefira junto a su socio, el economista Francisco Moreno Ocampo. La incorporación de un generador de energía eólica para abastecer las necesidades del edificio es apenas una pieza dentro del concepto de sustentabilidad de este proyecto. El diseño del edificio, a cargo del reconocido estudio marplatense Mariani-Pérez Maraviglia, acompaña la propuesta con iluminación inteligente en pasillos y un excepcional acceso a la luz natural a partir de amplios ventanales que ocupan el 80 por ciento de la fachada y permiten una vista al exterior desde todos ambientes en los 14 departamentos. Las mejores ubicaciones ofrecen una excelente imagen de Playa Grande y del puerto. En la inversión, que superó los cuatro millones de pesos, el aerogenerador Invap SE, con capacidad para generar 4,5 kilovatios/hora, tuvo un costo mínimo. Pero sus beneficios son importantes, ya que la energía que almacena en las baterías -capaces de atender la demanda eléctrica del edificio durante diez días- abastece el suministro necesario para el funcionamiento de los dos ascensores y de toda la iluminación en espacios comunes. Esta propia provisión de electricidad para equipos e instalaciones, según se estima, podría significar un ahorro del orden del 15% en los valores habituales de las expensas. "En realidad, el aerogenerador nos provee de más energía de la que necesitamos", reconoce Tocagni, y se lamenta porque, mientras el país transita épocas de crisis energética, debe desperdiciar un importante caudal de lo que se genera en el edificio. Esa energía, cuenta, se podría utilizar para el abastecimiento de uno o dos departamentos. Pero esta opción fue descartada porque podía ocasionar algunas complicaciones al consorcio a la hora de distribuir los costos. La torre tiene siete pisos y está emplazada en la calle Matheu al 100. La mayoría de los departamentos, que salieron a la venta a mediados del año pasado, ya tienen dueño, pero hasta el momento son muy pocos los que están ocupados. "La excelente ubicación, la calidad de construcción y el valor agregado de ser un edificio sustentable lo han hecho muy atractivo", dice Guillermo Barrera, al frente de una de las inmobiliarias que comercializa estas unidades de dos y tres ambientes. La calidad de torre sustentable no lleva a este edificio a tener valores muy diferentes de los de otros de similares características construidos en la misma zona. Un departamento de tres ambientes, de los que sólo quedan tres en venta, cuesta entre 160.000 y 180.000 dólares. Tocagni contó a LA NACION que esta experiencia inicial con la torre Cefira les permitió trascender las fronteras, ya que han sido consultados para emprendimientos similares que se proyectan en Punta del Este y en Turquía. Y seguros de ir por el buen camino en la relación entre desarrollo inmobiliario y medio ambiente, desde el estudio Moreno Ocampo & Tocagni avanzan en Mar del Plata con otro edificio abastecido con energía eólica, y uno más en Capital, en el que incorporarán paredes solares y reciclado de agua de lluvias para riego y servicios sanitarios. "Tenemos el compromiso de incorporar nuevas tecnologías -dice Tocagni-, y ojalá conseguir este espíritu se convierta en una tendencia que sigan otros emprendedores."

jueves, 4 de septiembre de 2008

Un techo para mí país. Solución habitacional para la pobreza extrema. Primera semilla

La historia es ésta… En 1997 un grupo de jóvenes universitarios quisieron construir 350 viviendas de emergencia en el sur de Chile con gente de distintas universidades, buscando diversidad. Después de terminarlas, con un completo éxito, notaron que esas construcciones eran un punto de partida para un proyecto que con los años fuera gestando, además de construcciones, planes de intervención permanente en los asentamientos marginales.

Con este norte siempre presente y gracias a la masificación de un proyecto que llegaba a todas las regiones del país, el 2001 nace Un Techo Para Chile con la intención de tener un bicentenario (2010) sin asentamientos marginales. Los voluntarios no se dedicaban sólo a construir, sino que se quedaron en los asentamientos entregando capacitación en oficios básicos, alfabetización, nivelación escolar, planes de salud, fomento productivo y programas de micro crédito.

La máquina en Chile estaba andando, ahora había que soñar realmente en grande, había que compartir el método de trabajo y la experiencia en otros países de la región, con las familias en situación de pobreza de todo Latinoamérica.
Así nace Un Techo Para mi País. Tras los terremotos en El Salvador y en el sur de Perú, surge la primera "excusa" para cruzar las fronteras. Hoy estamos presente en Uruguay, Argentina, México, Perú, El Salvador, Colombia, Costa Rica y Brasil.

Hasta la fecha, hemos construido más de 30 mil viviendas de emergencia y hemos logrado involucrar a actores de los distintos sectores de la sociedad, especialmente a un grupo de más de cinco mil jóvenes voluntarios latinoamericanos que no van a permitir que los pobres sigan esperando.
En "Un Techo para Mí País" trabajamos con las familias más "pobres entre los pobres". Nuestro primer paso es la construcción de viviendas de emergencia, con la que comenzamos a denunciar la realidad de los asentamientos marginales, para poder desarrollar después programas integrales de intervención social, principalmente en áreas como la educación, micro créditos, capacitación en oficios básicos y desarrollo comunitario.

Integramos a cada uno de los actores de la sociedad, centrándonos en una lucha constante contra la pobreza, la injusticia y la falta de oportunidades. Queremos generar un cambio real en las conciencias de América latina, lograr que los jóvenes se hagan parte de una filosofía común, que se integren a los demás grupos de la sociedad y luchemos juntos contra la corrupción, el populismo y la demagogia. Para lograrlo buscamos a todo aquel que crea que la pobreza es un problema de todos, a todo aquel que no quiere permitir que los pobres sigan esperando.