viernes, 4 de enero de 2008

Los estragos de la desnutrición

Los estragos que provoca la desnutrición que se padece en la primera infancia son los más lamentados por una sociedad, ya que en esta etapa el cerebro sufre el mayor impacto. Este es el órgano que más rápidamente crece; pesa 35 gramos al nacer (seis monedas de un peso), a los 14 meses 900 g (150 monedas de un peso), y en el adulto, 1200 g (200 monedas de un peso); durante los dos primeros meses de vida crece a un ritmo de 2 mg por minuto. En la desnutrición, no sólo se detiene el crecimiento cerebral, sino que además se presenta una atrofia del cerebro. La suerte del sistema nervioso central está determinada en los primeros 14/18 meses de vida. Si durante este tiempo el niño no recibe una adecuada ingesta de nutrientes y estimulación adecuada, se transformará en un débil mental.

El 1er. año de vida es la primavera del sistema nervioso central, después viene el verano y luego el otoño. Si perdimos la primavera, hemos perdido la posibilidad de preservar ese cerebro precioso.

Si preservamos el cerebro, luego podremos educarlo.

La educación es una semilla maravillosa, pero toda semilla para fructificar necesita un sustrato. El sustrato que necesita la educación es un cerebro intacto.

Lamentablemente, la mortalidad infantil es un indicador indirecto de desnutrición. Si tenemos en nuestro país una mortalidad infantil del 17 por mil o 20 por mil, según el destacado especialista chileno Mönckeberg, la desnutrición es la misma. La cifra no es tan mala si la comparamos con Bolivia o Gambia, pero es tremenda si la comparamos con Chile, donde la mortalidad infantil es del 7,5 por mil.

Abel Albino

Presidente de la Fundación Conin, www.conin.org.ar
Diario La Nación, 17 de noviembre de 2007